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El Alavés nada hasta la orilla de Balaídos ante el Celta

Un gol de Radoja en los minutos finales da la victoria al Celta ante un esforzado rival que logró desactivar su fútbol pese a jugar tres cuartos de hora con un hombre menos

Cabral, del Celta, disputa la pelota con Camarasa, centrocampista del Alavés.
Cabral, del Celta, disputa la pelota con Camarasa, centrocampista del Alavés.Salvador Sas (EFE)

Nadó hasta la orilla el Alavés, que se ahogó casi en la playa para demostrar que en Galicia hasta la última ola lleva peligro. Lo tuvo el Celta, que pasó un calvario ante un equipo inabordable, un dolor de cabeza al que es complicado aplicarle medicamento. El Alavés llegó a Vigo tras encajar dos goles en los últimos siete partidos de liga, después de que en los tres últimas lizas nadie le pudiese marcar, tras festejar su pase a los cuartos de final de la Copa del Rey al aguantar tres cuartos de hora con un hombre menos contra el Deportivo. Ante el Celta casi replica semejante hazaña. Una vez más se vio en inferioridad numérica al salir expulsado Feddal en el inicio de la segunda parte y pocas cosquillas permitió a los celestes hasta que en los segundos finales les derrotó un gol de Radoja, Aún así, el Alavés, duro como el pedernal, murió en el área rival.

La victoria dispara al Celta hacia la pelea por los puestos europeos. Los tres puntos fueron lo mejor que rescató el equipo de Berizzo de un partido en el que estuvo desactivado, neutralizado por un rival que poco le permitió, que le quitó el balón de inicio y ni siquiera se lo devolvió cuando estuvo con un hombre menos. No es sencillo dejar un partido atrás ante el Celta y que en el recuento apenas haya opciones de gol para los celestes, siempre prolíficos en la producción ofensiva. El Alavés lo consiguió porque supo reducir espacios y hacerse incómodo, controló el habitual brujuleo de Iago Aspas, borró a Guidetti, se aplicó en las ayudas para detener la velocidad de Bongonda y lanzó alguna alerta para que el rival se replegase. Cuando se vio por diez al irse expulsado Feddal y con medio partido por delante apenas pareció que sintiese esa ausencia como un problema.

Cabe darle valor al Alavés, un equipo conformado casi de arriba abajo tras su ascenso la campaña pasada. Le cuesta marcar, pero apenas Villarreal, Atlético, Real Madrid y Barcelona conceden menos goles. No parece una mala vía para transitar hacia la permanencia entre los grandes. “Son incomodísimos”, valoró al final Toto Berizzo, que buscó la vía de la combinación y el balón al piso para encontrar espacios. En ese plan optó por Rossi para reemplazar en los minutos finales a Guidetti y en ese plan todo se le aclaró al Celta porque encontró profundidad en la banda derecha. Por allí generó Hugo Mallo una opción de gol en una colada que acabó con eso que se llama centro-chut y que en realidad casi siempre es un mal centro que acaba en dirección a la portería. Ante propios y extraños el lateral envió la pelota al palo y desató un final abrupto. Se desató el Celta y su capitán, que supo resolver la siguiente llegada como los buenos, con un centro raso atrás para que rematase la segunda línea. Ahí apareció Radoja, un futbolista que crece, que inicio su camino en el Celta como un mediocentro defensivo y ahora se revela con capacidad para ofrecer más registros. “Tal vez fuera injusto para el Alavés, pero premió nuestra insistencia”, rescató Berizzo, que ya mira hacia la Copa del Rey y el reto de eliminar al Real Madrid para mantener con vida el sueño, el anhelo del club de ganar un título.

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