_
_
_
_
_

Leo, un caza indetectable

Messi se subraya con el juego de entrelíneas y pases imposibles para desconchar a un entusiasta y combativo Eibar

Jordi Quixano
Suárez celebra junto a Messi y Arda el tercer gol del Barcelona.
Suárez celebra junto a Messi y Arda el tercer gol del Barcelona. ANDER GILLENEA (AFP)

Una hora antes de que comenzara el encuentro, atronó por Ipurua y por un buen rato una estridente bocina que, como si en tiempos de guerra se tratase, parecía alertar de un inminente ataque aéreo. “Desde siempre. Esto se hace aquí desde que se empezó a jugar para avisar que hay partido”, explicaba con orgullo un guardia de seguridad, a pie de cambio. Ocurrió, sin embargo, que sí, que por Eibar sobrevoló un caza F-18, uno pequeño y silencioso, uno que se colaba por las líneas enemigas con una facilidad pasmosa hasta el punto de ser indetectable para el radar rival: fue Messi.

Busquets sufre un esguince en un tobillo

Sergi Busquets tuvo que abandonar el campo en camilla cuando ni siquiera habían transcurrido diez minutos de juego. El medio centro del Barcelona sufrió un esguince en el ligamento lateral externo del tobillo derecho tras una entrada de Escalante. Busquets fue relevado por Denis Suárez.

Las pruebas médicas a las que será sometido hoy Busquets determinarán el alcance de su lesión y los días que deberá estar de baja. Los próximos compromisos del Barcelona son, el jueves en el Camp Nou, contra la Real Sociedad, en partido de Copa, y el domingo, en partido de Liga, en el campo del Betis.

Luis Enrique ya tiene claro que en la fase defensiva su equipo forma en un 4-4-2, donde Neymar repliega como si fuera un interior más y el volante derecho se encarga de la correspondiente banda. La estratagema libera a Messi, que ya no corre hacia atrás sino que baja siempre al paso, por más que sí escoja de vez en cuando esprintar hacia delante en la fase inicial de la presión. Unas carreras cortas en Ipurua porque Leo jugó de mediapunta al entender que el juego le reclamaba ser mediapunta para repartir pases y caramelos, sobre todo porque Busquets no estaba –lesionado por una escalofriante entrada de Escalante— y no se juntaba el equipo a su alrededor. Por lo que con el Barça un tanto estirado y con el duelo de ida y vuelta que reclamaba el Eibar con su acoso avanzado, Messi encontró los agujeros, los huecos de entrelíneas. Una mina que pudo ser jauja de enfocar la mirilla sus compañeros; un filón que resultó suficiente.

De inicio, el Barça se inclinó hacia la izquierda porque Neymar exigía balón y protagonismo. Pero la voluntad no regatea contrarios y el equipo cambió de terció para focalizarse en Messi. Funcionó de rechupete porque el 10 se puso el frac, cómodo al jugar en espacios reducidos porque no hay un jugador en la historia que iguale su regate en corto, su arrancada inicial, su baile con la pelota en una baldosa. Así, con ese segundo de más que le daba recibir en la zona caliente de las entrelíneas, se puso las botas de quarterback. Primero lanzó un pase picadito por encima de dos defensas que Luis Suárez no acertó a resolver. Después, se entendió con Arda, pero su cabezazo salió demasiado flojo. Y también le regaló una asistencia a Neymar tras una pared con Luis Suárez, pero el brasileño no atinó en el remate cuando ya se daba el gol por descontado. Messi estaba en todos lados, palanca del fútbol ofensivo azulgrana, por lo que también pidió el esférico en las jugadas de estrategia. Chutó una –esa que dejó KO a Busquets— demasiado alta; y probó otra con rosca ajustada al palo, demasiado floja porque Yoel llegó a tiempo para desbaratarla.

‘Pichichi’ junto a Suárez

Incluso cuando no la pidió, el balón llegó a pies del 10. Como en esa jugada en la que Alba y Luis Suárez se entendieron para que Neymar la perdiera en la frontal y la rescatara Messi, que probó el chut y se estrelló en la espalda de Dos Santos. Para su fortuna, el rebote le cayó a Denis Suárez, que al fin se estrenó como goleador azulgrana. El testigo, claro, lo recogió el mismo Messi, que por una vez se adentró en el área y Luis Suárez leyó el movimiento para ponerle un centro que embocó a la red con sencillez —el quinto que le marca al Eibar. Un nuevo tanto de La Pulga, que se remarca como pichichi junto a Luis Suárez (15 goles) y que estira a cinco las jornadas ligueras seguidas en las que ha marcado. El tanto, además, sirvió para firmar el récord goleador del equipo en la primera vuelta del campeonato en la era Luis Enrique: 48 redes (50 a la conclusión del choque) por las 47 del primer curso. Otra gesta del caza, en este caso del M-10.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_