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Un buen Real Madrid remonta a un buen Nápoles

Los blancos dan la vuelta al tanto de Insigne gracias al acierto de Benzema, Kroos y Casemiro

Kroos marca el segundo gol del Madrid. Vídeo: Zidane en rueda de prensa.Vídeo: LUIS SEVILLANO ARRIBAS / EFE
José Sámano

Un Real Madrid coral y aplicado se ganó un respiro para la vuelta en Nápoles tras remontar a un adversario con estilo. Frente a un equipo de buen ver, el conjunto madridista encontró las respuestas adecuadas. No se impacientó, manejó con ojo los tiempos y dio con una excelente versión de Benzema y un crecido Cristiano de nuevo como extremo. Nadie, salvo la pérdida de sitio de Keylor en el tanto visitante, desentonó. Ni siquiera James, al que no se esperaba en el once titular.

El Nápoles es un equipo entusiasta, de buen gusto con la pelota y desitalianizado por completo: no racanea porque su mayor tacha es el andamiaje defensivo. En Chamartín no se achicó, pese al intimidante escenario y la heráldica europea del Madrid. Ni siquiera cuando a los 21 segundos ya le hizo tiritar Benzema, cuyo remate sacó Reina. No hubo demoras, con mecha el Madrid desde el inicio, con CR más extremo que en mucho tiempo, percute que percute sobre el albanés Hysaj.

Tampoco se retrasó el cuadro italiano en mostrar su atractivo catálogo. Le gusta dar cháchara a la pelota, subordinar todos los pases posibles y atacar los espacios con intercambios constantes de posición y un repertorio de diagonales. Es un equipo tan poco convencional que amenaza al adversario con los más bajitos del plantel y suele cerrar cada ofensiva por el lado opuesto al origen de la jugada. No así en el tanto de Insigne, el único italiano titular, un lazarillo. Recibió el balón de Hamsik por el embudo del medio campo y antes ya había echado un vistazo a Keylor Navas, que había dejado media puerta abierta. Con un toque sutil y pícaro, Insigne, a unas cuantas cuadras del meta costarricense, le hizo ver que estaba a la intemperie, fuera de lugar, mal ubicado en su madriguera.

El gol no amedrentó al campeón. Bien aplicado en la presión, el Madrid encontró la ruta de Cristiano y el dictado de Benzema. Esta vez, Zidane le dio más cuartel a su compatriota, devolvió a Cristiano al costado izquierdo y el galo tuvo más aire a su alrededor. Al Real Madrid le funcionó la sociedad, como antaño. El luso, fresco y punzante, descorchaba con facilidad a Hysaj, con Benzema como diana. Como al francés se le mira con microscopio, no tardaron los murmullos de la grada cuando no acertó con un cabezazo asistido por CR. Hasta que Carvajal, con un toque estupendo con el empeine derecho, le enroscó la pelota y Benzema le sacó un palmo a Albiol. De nuevo, un Benzema goleador y arquitecto, un Benzema para todo y todos los rincones. Tuvo el segundo, otra vez servido por el siete, pero Reina se le echó encima y su delicado toquecito, al alcance de pocos, pero el único remedio posible, se fue al poste izquierdo de la meta visitante.

Casemiro celebra su gol, el tercero del Madrid
Casemiro celebra su gol, el tercero del MadridJuan Medina (REUTERS)

El Madrid no solo le puso ritmo a su vanguardia, sino que supo amortiguar al Nápoles, que no es un rival fácil de aplacar, sobre todo cuando gravita con Hamsik, un reloj con botas que pone en hora a todos los suyos. Gregarios los tres volantes blancos, poco a poco la escuadra italiana tuvo mejor empeño que fuego real. Lo aumentó el Madrid cuando, con el curso del partido se activó Modric, el mejor socio posible de Benzema para articular el juego en las zonas más calientes. Fue el croata el que citó a CR con el gol, en su mejor oportunidad de la noche, pero su zurdazo se fue a la grada. Por supuesto, por medio de la jugada también estuvo Benzema, ubicuo toda la jornada.

De vuelta del intermedio aún subió el volumen el Madrid, vigoroso y ordenado. En su resurgir como extremo, CR también se probó por la derecha, donde sacó de rueda a Ghoulam y tiró de periscopio para adivinar la llegada de Kroos al balcón del área. Un descuelgue muy propio del alemán, que tiene tomada la huella a esa zona, donde tiene muy medido el disparo con el interior del pie derecho. Un toque de autor con el que batió a Reina. Poco después, otro centrocampista, Casemiro, enganchó un voleón de aúpa. Un golazo.

Con los asaltos de Kroos y Casemiro, síntoma de la crecida del Madrid, el conjunto de Zidane no reculó. En esta ocasión, nada de abrocharse para contragolpear. El duelo, con Marcelo lanzado, mantuvo sus constantes, con sacudidas blancas y un par de fogonazos italianos. Mertens desperdió una diagonal de Callejón, y al español se le anuló un gol por un fuera de juego tan real como ajustado. Un tanto que hubiera hecho más peliaguda la vuelta del Madrid al volcánico San Paolo. No se prevé un paseíllo, pero llegará con cierto desahogo frente a un buen equipo.

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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