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Un reto de doble filo para un Barça de los nervios

El equipo de Bartzokas, plagado de bajas y problemas, afronta el duelo ante Unicaja y el torneo en una delicada situación

Robert Álvarez
Bartzokas y Berrocal hablan con Doellman y Rice.
Bartzokas y Berrocal hablan con Doellman y Rice.José Ramón Gómez (EFE)

El espectro de Basile, que acaba de anunciar su retirada con 42 años, se ha deslizado hasta las entrañas del Palau Blaugrana. A alguien se le ha ocurrido que invocar el espíritu que caracterizó en la cancha al tirador italiano, ganador de una Euroliga (2010) y dos Ligas (2009 y 2011) de azulgrana, le vendría de perlas a este equipo de Bartzokas que no levanta cabeza. Hoy, ante Unicaja y todavía en un febrero habitualmente de transición, afronta el partido de cuartos de la Copa ya desde una situación crítica. Transita en un agonizante 12º puesto en la Euroliga, es cuarto en la Liga Endesa, fue derrotado por el Gran Canaria en la final de la Supercopa y carga con un balance de 20 derrotas en 43 partidos, algunas bochornosas como ante el Gran Canaria (79-59), el Real Madrid (63-102), el Bamberg (85-65), el Baskonia (79-93) o la última ante el colista de la Euroliga, el Galatasaray (62-69).

Desde que el finlandés Koponen sufrió un accidente de tráfico en la madrugada del 19 de septiembre, el Barcelona se ha visto sacudido por tal serie de desgracias que hay quien recurre a la metáfora de las diez plagas de Egipto y quienes protestan, las peñas más fieles del Palau, colgando al revés sus pancartas de su incondicional, que no ciego, apoyo al equipo. El Palau, cada vez con más asientos vacíos, ha vivido ya un par de pañoladas y algunos aficionados llegaron a abuchear a Navarro tras la derrota ante el Baskonia en el Palau.

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Si no plagas, sí hasta diez inconveniencias se enumeran tranquilamente. Unas más fortuitas, otras menos, aunque el cúmulo de lesiones traslada una mirada inquisitiva hacia los médicos y preparadores físicos. Está claro que nada tuvieron que ver con ese accidente de taxi de Koponen y probablemente tampoco con varias lesiones. Desde la de Lawal, que se rompió con la selección nigeriana en los Juegos, hasta la apendicitis que ha dejado fuera de la Copa a Navarro, pasando por la rotura del tendón de Aquiles de Pau Ribas en una acción del partido ante el Estrella Roja en octubre, en la que estaba totalmente solo. Y hay que añadir las de Oleson, Doellman, que tampoco podrá jugar ante el Unicaja, Renfroe, que sí parece ya recuperado, o las que sufrieron anteriormente Claver, Navarro, Perperoglou… casi todos.

Las plagas son de todo tipo y condición. El club despidió a Dorsey en enero por culpar públicamente a los médicos de su mal estado físico, aunque su rendimiento ya había sido puesto en entredicho. Las dudas se hicieron extensivas al resto de la plantilla y derivaron en la multa de 5.000 euros que le impuso el club la semana pasada, tras las derrotas ante el Zalgiris y el Bilbao. Esa multa ha creado malestar entre los jugadores, y así lo han dejado ver. Otra cosa es que hayan salido a desmentir una información según la cual se habían reunido y habían puesto en entredicho a Bartzokas. El club ha hecho explicito que respalda a su entrenador.

Sabido es que la Copa es un torneo de doble filo, y más para un equipo grande en la situación del Barça. Hay quien se aferra al precedente de 2007. El Barça lo dirigía Dusko Ivanovic y era sexto en la Liga con nueve derrotas, a las que se añadían cinco en la Euroliga. Pero ganó la final al Real Madrid, dirigido por Joan Plaza. En aquel equipo azulgrana jugaba Basile.

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“Todo lo que sea ganar en la Copa duplicará nuestra confianza. Tenemos que ser los que demos el paso adelante para salir de esta situación”. Víctor Claver asegura que al igual que se trabaja el aspecto físico y técnico, se debería profundizar en el psicológico. “Yo lo he trabajado en otras ocasiones y me ha venido bien, pero es algo que debemos hacer individualmente porque cada persona es distinta y piensa distinto”, explica el ala-pívot del Barcelona. “No sé lo que hace falta para mejorar, no lo puedo adivinar, pero tenemos claro que si jugamos blando nos convertimos en un equipo cualquiera”, sentencia. “Tenemos que disfrutar, que es lo que nos está faltando. No estamos haciendo nuestro mejor baloncesto y esto nos hace dudar, pero tenemos que sobreponernos a la presión que supone jugar en el Barcelona y usar la Copa para cambiar la dinámica”.

Unicaja venció al Barcelona en el trepidante duelo que dirimieron en la décima jornada de Liga, 95-89 tras una prórroga. El equipo andaluz, el gran ausente en la Copa el año pasado, regresa a la cita con la esperanza de repetir el título que obtuvo en 2005 o, cuando menos, llegar a la final como en 2009.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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