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Bale vuelve a lo Bale y el Real Madrid derrota al Espanyol

El equipo de Zidane despacha con solvencia y firmeza a un rival arrugado con goles de Morata y el reaparecido jugador galés

José Sámano
Bale celebra su gol, el segundo del Madrid.
Bale celebra su gol, el segundo del Madrid.JAVIER BARBANCHO (REUTERS)

Sin alardes, pero con solvencia, el Madrid despachó a un Espanyol sin chicha y arrugado, de puntillas por Chamartín. Como si jugara al solitario, el segundo equipo de Zidane se bastó para pasar una tarde plácida, con un gobierno absoluto, sin otro desvelo que el resultado. Nada hizo por angustiarle su rival, pero el fútbol tiene sus imprevistos... Hasta que reapareció Bale e hizo de auténtico Bale: carrerón y fuego cruzado a la red de Diego López. Antes, en el primer tiempo, había marcado Morata, que suma y suma como muchos otros de los suplentes. Zidane tiene cesto y lo sabe manejar.

Con un proceder que ya parecía de la Liga de Altamira, el Espanyol quiso jugar a que no se jugara. Y quien quedó en la nadería fue el propio equipo de Quique Sánchez Flores. Tan chato resultó el Espanyol que en el primer acto no tuvo una mísera pisada al área de Casilla, ni un córner, una falta volcada, alguna ráfaga, un corto romance con la pelota. Nada de nada. Y casi nada tras el descanso: un tirito.

Solo dispuesto a bloquear al Madrid, hasta con Gerard Moreno, su goleador, con la escoba por la banda derecha, los pericos apenas lograron su objetivo en el arranque del duelo. Lo que tardó el equipo de Zidane en dar carrete a sus volantes y no a los centrales, empeñados de inicio en ser el centro de gravedad. Un espejismo de un cuarto de hora, suficiente para que el Espanyol, vaciado en ataque y con un pelotón de reclutas en el medio campo, resultara permeable. Apareció Isco, tiró de galones Kroos y el Madrid invadió en su campo al adversario. Derribado el muro periquito, el Real comenzó a fluir cerca de Diego López, y por distintas zonas: la de Nacho y Cristiano por la izquierda, la de Lucas por el otro costado, la de Isco por el embudo. Sin soluciones, metido en su cascarón, el Espanyol quedó colapsado, sin una ruta de evacuación, con todos sus muchachos a varias lunas de Casilla.

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Posted by El País Deportes on Saturday, February 18, 2017

Con solo cuatro titulares de los que se retaron con el Nápoles, la segunda columna le volvió a funcionar a Zidane. Morata, Lucas, Isco, Nacho... Con su diván, el técnico francés ha conseguido que casi nadie se sienta un simple telonero para jornadas de entretiempo. Como ejemplo Isco, quien mejor rumió al Espanyol. El malagueño desabrochó a los rivales al ofrecerse como gancho entre el medio campo y la vanguardia. Isco puso fin a los pelotazos de sus centrales, al juego de espaldas de los delanteros.

Gerard Moreno y Cristiano Ronaldo disputan un balón aéreo.
Gerard Moreno y Cristiano Ronaldo disputan un balón aéreo.JAVIER BARBANCHO (REUTERS)

La movilidad de Isco cambió la escala del partido. Las posesiones locales se trasladaron al perímetro de Diego López, ya con mejor panorámica para Kroos. También se animó Cristiano. Como ante los napolitanos, otra vez con la orilla izquierda como punto de partida. Quique quiso arrestarle con David López como lateral. Al primer mano a mano, en el pasaje más artístico de la tarde, CR le sacó la cadena con una filigrana de Houdini, una elástica instantánea con cañito incluido. Aún queda un goteo del otro Cristiano, el que también armaba el taco lejos de la portería contraria.

Otra aventura del luso, esta por la derecha, derivó en la primera gran oportunidad blanca. Su asistencia cruzada a Morata fue rebañada por Duarte. Menos aplicada estuvo la zaga visitante poco después. Isco, con precisión de cirujano, ajustó la pelota en la cabeza de Morata, el único madridista que anidaba en el área de Diego López, batido sin remedio por el ariete local, que sumó su séptimo tanto en Liga. Lo mismo dio que no fuera titular en el campeonato en lo que va de año. Como Pepe, este un tiempo lesionado, que no se alistaba de inicio desde el 10 de diciembre. No hubo futbolista del Espanyol que le hiciera ni cosquillas.

El galés abrió gas y con un zurdazo tan potente como preciso mandó al garete al flácido Espanyol

Tomó nota Quique en el intermedio. Retiró a Reyes en favor de Hernán y ancló a Gerard Moreno como punta. Al menos un forastero cerca de Pepe y Varane. Pero nadie se sublevó en el Espanyol, que tardó una hora en echar un vistazo a la portería ajena, un disparo de Hernán, el único en más de noventa minutos. Solo el resultado avalaba al cuadro catalán, pero en sus filas nadie decía ni mu. Y solo el intrigante marcador daba vidilla a un encuentro que poco a poco se hizo sosaina.

Regresó Bale 88 días después, ocupó la zona de CR y el luso tomó el puesto del relevado Morata. Y cuando declinaba el juego local, el galés abrió gas, enfiló a Diego López a toda mecha y con un zurdazo tan potente como preciso mandó al garete al flácido Espanyol. También asistió a CR en el último segundo. El luso fue anudado por Aaron, el colegiado pitó penalti y un linier le hizo rectificar por un inexistente fuera de juego. Pese al disgusto de la grada, para el Madrid ya todo eran buenas noticias: tres puntos y Bale en estado puro en una jornada postChampions, lo que, en muchas ocasiones, suele distraer más de la cuenta. De momento, no a este Madrid firme que ya mira a Valencia y Vila-real. La Liga a la vista y Bale de vuelta.

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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