Nadal despacha a Cilic y alcanza la final de Acapulco
El mallorquín desborda a un rival inocuo (6-1 y 6-2, en 1h 23m) y aspira a su tercer título en México. La próxima madrugada (4.00, Movistar+ D2) se enfrentará a Querrey, verdugo de Kyrgios (3-6, 6-1 y 7-5)
Pletórico, sin ceder un solo set y deshaciéndose de cuatro rivales con perfiles muy distintos, Rafael Nadal disputará la final del torneo de Acapulco. Tras el dificultoso pulso de cuartos, un renglón torcido que resolvió con oficio, el mallorquín redirigió su rumbo para derrotar a Marin Cilic por 6-1 y 6-2 (en 1h 23m) y optar así al título del torneo mexicano, que dirimirá la próxima madrugada (4.00, Movistar+ Deportes 2) con el estadounidense Sam Querrey (3-6, 6-1 y 7-5 al australiano Nick Kyrgios). Se preveía una resistencia mayor en las semifinales, más tensión, pero Nadal se topó con un gigantón desnortado que encima le puso las cosas muy fáciles. De esta forma, el balear optará a su tercer trofeo en Acapulco y contabiliza todas sus apariciones por victorias.
Esta vez se unió todo, el buen hacer de uno y los deméritos del otro. Fue la conjunción perfecta, porque Nadal volvió a hilar fino y Cilic jugó como un sonámbulo. La derecha del croata estuvo inerte y en ningún momento desprendió el balcánico la sensación de poder pellizcarle siquiera al español. Caminar lento, cabeza gacha, actitud displicente; un manual de cómo no se debe afrontar un partido de estas características, porque al otro lado, con hambre de verdad, Nadal no suele conceder la más mínima. No precisó el de Manacor de su mejor versión ni de grandes puntos, pero mentalmente superó a su adversario incluso antes de que ambos saltasen a la pista.
"Ha sido un partido muy completo, en el que he tenido muy buena intensidad", explicó luego, en la sala de prensa. "Al principio él ha cometido más errores de lo habitual y eso ha ayudado un poquito, pero yo también comencé con la determinación. En el segundo set ya se ha ajustado todo mucho más, pero he podido salvar todos los momentos complicados que he tenido con mi servicio y también hacer algo al resto. Ha sido un partido que lo he gestionado muy bien mentalmente", prolongó Nadal, muy superior al croata.
Y es que Cilic no dio una. Cerró el primer parcial con 16 errores no forzados (31 en total) y encajó tres breaks consecutivos, sin que la magulladura pareciera dolerle demasiado. En contra de lo que se pudiera pensar, el no haber disputado su partido de cuartos –su rival, Steve Johnson, renunció por lesión– le penalizó. Llegó sin ritmo ni dinámica competitiva, como un zombi, así que Nadal le derribó en un abrir y cerrar de ojos. Difícilmente pueda el español volver a encontrarse con un enemigo tan benevolente y tan inocuo, pero él también hizo a lo suyo. Sirvió agresivo, delineó bien los tiros y a la que olfateó la sangre se tiró a la yugular de Cilic.
Esta vez se unió todo, el buen hacer de uno y los deméritos del otro. Nadal volvió a hilar fino y Cilic jugó como un sonámbulo
A este, bombardero de raza, ni siquiera le sostuvo su servicio. Se quedó en unos índices pobres y se desplazó en slow motion. Cilic no fue Cilic, sino un esbozo, ni desde luego la octava mejor raqueta del mundo. Por parte de Nadal, mientras, linealidad y buena muñeca. Tan solo por unos breves instantes, mediado el segundo parcial, se dejó arrastrar mínimamente por la inercia desidiosa de la noche. Fue un pestañeo, nada más. Privó al croata de sus siete opciones de rotura, rompió en dos ocasiones más y selló el triunfo, que le condujo directamente a su segunda final esta temporada en los tres torneos en los que ha participado. Es la segunda en superficie rápida (antes, Melbourne), la 103ª de su carrera (a una de Guillermo Vilas), la tercera en Acapulco.
Como dice él, le sienta bien la playa. En México, 14 partidos disputados, 14 ganados; 28 sets disputados, 28 ganados. Que pase el siguiente… O sea, Querrey, uno de los clásicos tallos (1,98 y 95 kilos) de la factoría norteamericana. Diestro, 29 años, ocho títulos de la ATP (Queen's 2010, el más relevante). Contra él, 40º en el ranking mundial, los números respaldan claramente a Nadal: 4-0 en los cruces previos; el más reciente, el año pasado en Madrid (6-4 y 6-2). "Las cosas me están saliendo y me estoy divirtiendo jugando al tenis", sentenció el de Manacor, cada día que pasa más reconocible.