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Toreros y leyendas: 25 años del mejor Estudiantes de la historia

Nacho Azofra y John Pinone rememoran el curso del 92, cuando los del Ramiro de Maeztu ganaron la Copa del Rey en Granada y jugaron la Final Four de Estambul

Faustino Sáez
Azofra y Pinone en Magariños
Azofra y Pinone en MagariñosSamuel Sanchez

En 1992 se celebraron el quinto centenario del descubrimiento de América, los Juegos de Barcelona y la expo de Sevilla; Rigoberta Menchú ganó el Nobel de la Paz; Michael Jordan conquistó el segundo anillo, Indurain su segundo Tour, y Joaquín Sabina publicó Física y Química. En 1992, los Estudiantes del Ramiro de Maeztu vivieron la mejor temporada de su historia. La camada más insigne del instituto, impulsada por los muelles de Rickie Winslow y protegida por los zarpazos del Oso Pinone, conquistó la Copa del Rey en Granada y disputó la Final Four de Estambul. 25 años después, el club de Magariños conmemora la faena más célebre de los toreros de la calle Serrano.

“Cuando eres tan joven no dimensionas gestas como las del 92. Fue grandioso como ha demostrado el tiempo. Antes no todo era el dinero, ahora hay mucha más diferencia en los presupuestos y son ligas cerradas. Aprovechamos nuestro momento”, rememora Nacho Azofra antes de elogiar al tótem de aquel equipo. “John es una institución aquí. Habría que explicar a los pequeños quien fue Pinone para este club, como una asignatura más”.

LOS CAMPEONES DEL 92. De pie (de izq. a dch.): Josele Campos, Alfonso Reyes, John Pinone, Pepu Hernández, Miguel Á. Martín, Juan Orenga y Pedro Rodríguez y Jorge Sánchez. Sentados: Pablo Martínez, Alberto Herreros, Juan Aísa, Rickie Winslow, Nacho Azofra y Juan Aguilar. También participaron, Ruiz Paz, Álex Escudero, César Rioja, Daniel Lago, Pablo Rodríguez y Gonzalo Martínez.
LOS CAMPEONES DEL 92. De pie (de izq. a dch.): Josele Campos, Alfonso Reyes, John Pinone, Pepu Hernández, Miguel Á. Martín, Juan Orenga y Pedro Rodríguez y Jorge Sánchez. Sentados: Pablo Martínez, Alberto Herreros, Juan Aísa, Rickie Winslow, Nacho Azofra y Juan Aguilar. También participaron, Ruiz Paz, Álex Escudero, César Rioja, Daniel Lago, Pablo Rodríguez y Gonzalo Martínez.

Años antes de la revolución estudiantil, en 1981 y con un quinteto inolvidable formado Vicente Gil, López Rodríguez, Del Corral, Slab Jones y Fernando Martín, los del Ramiro se quedaron a un palmo de ganar la Liga. Pero, tres años después, la llegada de un fornido pívot de Conneticut, de 23 años y 2,02m, fue gestando un espíritu ganador que eclosionó en aquel mítico 92. Primero acompañado de David Russell y después de Rickie Winslow, Pinone tuteló el crecimiento y la formación de una generación irrepetible entrenada por el Cura, Miguel Ángel Martín, con Pepu Hernández como ayudante. “El club creció con la decisión de jugar en Europa y dimos un gran impulso. A ello se unió la aparición de jóvenes maravillosos como Azofra, Herreros, Orenga, Aísa, Pablo Martínez… Pasamos de ser importantes a ser grandes”, repasa Pinone que, a sus 56 años, sigue recogiendo el aprecio y la admiración sembradas en aquella época.

El primer hito del equipo colegial fue la conquista copera un 8 de marzo en Granada, el segundo título de la historia del club tras la Copa de 1963. Se impusieron al Real Madrid en cuartos gracias a un triple de Aísa, el único del Estudiantes en todo el partido (82-80); superaron al Joventut in extremis en semifinales (78-77), y se presentaron en la final ante el CAI de Manel Comas dispuestos a tomarse revancha por la derrota del año anterior ante el Barça. Lo consiguieron (61-56). “En Zaragoza, Alberto [Herreros] tuvo un triple a falta de seis segundos para ganar pero falló. A Granada llegamos con el valor de esa experiencia y resolvimos tres partidos muy complicados”, explica Pinone. “Me lesioné en el codo y no podía jugar. Pablo Martínez estaba al mando y Aísa le echaba una mano. Pero en la final no acabábamos de coger el ritmo, me pusieron un vendaje y una codera y salté a la pista. Tuve la suerte de que nada más salir robé un balón y Winslow acabó el contraataque con un mate. A partir de ahí hicimos un parcial de 11-4 y nos lanzamos a por la Copa”, completa Azofra.

“¡Que nos vamos a Estambul, chimpún!”

Diez días más tarde, casi sin tiempo para disfrutar el trofeo, llegó la apoteosis con la clasificación para la final four de Estambul tras derrotar al Maccabi en la eliminatoria de cuartos tras el inolvidable resbalón de Jamchi en la última posesión. “Se había caído Pedro Rodríguez en la jugada anterior cuando peleaba por el rebote, perdimos el balón, ellos pidieron un tiempo muerto y Chus, el hombre de la mopa, se olvidó de pasarla con los nervios. Habían preparado una jugada para que lanzara Jamchi tras cruzar la línea de fondo, pero cuando el balón iba por el aire se resbaló en aquella zona. Ahí nos dimos cuenta de que el partido era nuestro. La afición estuvo inmensa. Todo el Palacio vivió el segundo tiempo entero de pie y luego invadieron la pista al final”, narra Azofra. “¡Que nos vamos a Estambul, chimpún; a Estambul, chimpún!”, repetía la Demencia.

A modo de viaje de fin de curso, con una financiación basada en rifas, sorteos, venta de camisetas y búsqueda de mecenas, hasta 1.500 aficionados estudiantiles viajaron a Turquía para animar a su equipo en el Abdi Ipekçi. “Después fue una pena. Me cabrea recordarlo porque las semifinales estuvieron condicionadas. Nos hubiera tocado con el Partizan al que habíamos ganado los dos partidos en la liguilla, pero no querían a dos equipos del mismo país en la final y nos tocó enfrentarnos al Joventut que nos tenía ganas desde la Copa. Se inventaron el reglamento sobre la marcha”, cuenta Pinone sacando lustre a su espíritu competitivo. “Perdimos, pero fue el mejor año de nuestras vidas. El baloncesto es muy físico, pero se juega con la cabeza. Si aparece uno que piensa un poco destaca mucho sobre los demás. Nadie entendía este juego como Pinone. Fue el jugador fundamental para que este club diera un salto de mentalidad. Con él entendimos que podíamos ir a ganar siempre. Él nos hizo creer. Cambiamos esa idea de intentar vencer solo al Madrid jugando el partido del año y luego aguantar. Nos hicimos ambiciosos”, cierra Azofra.

Azofra y Pinone, entre la multitud de aficionados del Estu que invadieron la pista del Palacio tras la clasificación para la Final Four
Azofra y Pinone, entre la multitud de aficionados del Estu que invadieron la pista del Palacio tras la clasificación para la Final FourManuel Escalera

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Faustino Sáez
Es redactor de deportes del diario EL PAÍS, especializado en baloncesto. Además del seguimiento de ACB y Euroliga, ha cubierto in situ Copas, Final Four, Europeos y Mundiales con las selecciones masculina y femenina. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS.

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