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La Juve, la mafia y viejos fantasmas judiciales

La investigación al presidente, Andrea Agnelli, por supuestos vínculos con la ‘Ndrangheta trae a la memoria el ‘Moggigate'

Daniel Verdú
Andrea Agnelli, en marzo de 2016 en Múnich.
Andrea Agnelli, en marzo de 2016 en Múnich.Alexander Hassenstein (Getty)

Franco prepara la última copa en una coctelería del centro de Roma y exhala su conclusión tras un largo debate con dos parroquianos rezagados: que pierda la Juve. Los dos clientes asienten con la cabeza y piden la cuenta. Hablan del cruce de cuartos de final con el Barcelona en Champions, pero también del partido de Liga de la siguiente jornada contra el Nápoles y del resultado final del scudetto, que ahora lidera con ocho puntos sobre la Roma. En realidad a Franco solo le interesa la Nazionale, dice, pero tratándose de la Juve no tiene dudas. La Vecchia Signora es, según una encuesta, el equipo con más seguidores de Italia. Pero también el que más antipatía levanta: el 51% quiere siempre que sea derrotada. Hay muchos motivos, principalmente geográficos, económicos y políticos. Pero él insiste en el mito de las ayudas arbitrales: “Mire ahora lo que ha vuelto a pasar”.

Lo que ha pasado no tiene nada que ver con el escándalo de 2006. Pero resucita inevitablemente los viejos fantasmas judiciales del Moggigate —un sistema para tener arbitrajes favorables que desembocó en el descenso a la serie B y la pérdida de dos títulos de Liga— en un momento crucial de la temporada. Hace una semana, el presidente de la Juve, Andrea Agnelli, admitió que la fiscalía deportiva le investiga por presuntas vinculaciones con clanes de la ‘Ndrangheta. El caso explora un posible trato de favor en la venta de entradas a sectores de la curva juventina cercanos a grupos mafiosos. Se acusa al presidente de haberse reunido con algunos de ellos y de tratos con uno de sus capos, Rocco Dominello.

Ayudas arbitrales

Hay escuchas, informes y cierta confusión en un caso en que la Fiscalía y la Magistratura se contradicen. Pero los partidos políticos se han lanzado en tromba y anuncian investigaciones sobre lo que era una sospecha lógica: la infiltración de clanes mafiosos en el fútbol italiano. Un fenómeno con el que ya se relacionó el presunto suicidio del líder ultra Raffaello Ciccio Bucci el pasado 7 de julio. El hincha apareció muerto bajo un viaducto un día después de que testificase en comisaría por un caso de fútbol y mafia. En realidad, la antesala de lo que se investiga ahora. Agnelli niega en redondo todas las acusaciones. Pero más allá de lo que sucediese realmente, la música y la letra de sus argumentos suenan como siempre en estos casos: todo responde a la habitual campaña para dañar el buen nombre del club, que se querellará con quien lo mancille.

Hace dos semanas corría el minuto 97 del Juve-Milan en Turín. El 1-1 apretaba la clasificación en la cabeza de la Serie A. Lichtsteiner pisó área, se fue hacia al fondo y centró. Pero el árbitro vio una mano dudosa de un defensor del Milan y concedió el penalti que supuso el 2-1. El Milan jugó mal y la Vecchia Signora mereció ganar, incluso con el penalti a Dybala que el árbitro no vio en la primera parte. Pero Massimo Allegri, entrenador del equipo turinés, tuvo que entrar al trapo y recordar que 70 puntos no se consiguen con ayudas arbitrales. El problema es que su equipo será ya para siempre el primer gran club europeo que demostró que algunos mitos del fútbol, en ocasiones, pueden ser realidad.

Dos ‘scudetti’ perdidos y caída a la serie B

La presidencia de Andrea Agnelli, a partir de 2010, supuso el fin de la condena moral y deportiva del club. La inauguración de un nuevo estadio, una racha de incontestables victorias, una final de Champions y la fuerza necesaria para pedir la revisión de las sentencias de Calciopoli, el mayor caso de corrupción en la historia del fútbol italiano.

El 26 de julio de 2006 un juez despojó a la Juventus de los dos últimos scudetti y la mandó a la serie B con 30 puntos de penalización. Quedó probado que durante años, en sus victorias había algo más que fortuna o dedicación. Luciano Moggi, el director general del club, había ideado un calculado sistema de corrupción que le permitía elegir árbitros dispuestos a ayudar. En adelante, sería muy complicado que nadie volviera a confiar en la honradez de una institución que, sin embargo, a base de títulos y buena gestión económica salió del infierno y es hoy el único equipo que todavía responde a la vieja gloria del calcio italiano en Europa.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona en 1980. Aprendió el oficio en la sección de Local de Madrid de El País. Pasó por las áreas de Cultura y Reportajes, desde donde fue también enviado a diversos atentados islamistas en Francia o a Fukushima. Hoy es corresponsal en Roma y el Vaticano. Cada lunes firma una columna sobre los ritos del 'calcio'.

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