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Aleñá y la prueba del algodón en el Barça

La llegada del último canterano al Camp Nou mide la apuesta por una escuela usada últimamente más como fuente de ingresos

Juan I. Irigoyen
Carles Aleñá, durante el partido del miércoles ante el Sevilla.
Carles Aleñá, durante el partido del miércoles ante el Sevilla.NurPhoto (NurPhoto via Getty Images)

El Camp Nou descubrió el miércoles a un nuevo talento de la Masia. Un zurdo de nombre Carles Aleñá que nació en Mataró hace 19 años y lleva una melena a lo Maradona. No es un canterano cualquiera, hace tiempo que se habla del potencial del volante en la Ciudad Deportiva Gamper. Lo saben en los despachos del club; también Luis Enrique. Es el sexto jugador del fútbol base que se estrena en la Liga con Lucho; son 16 si se tienen en cuenta todas las competiciones. Sin embargo, solo uno se ha colado en el primer equipo: el portero Jordi Masip, que no ha renovado y ni siquiera tiene cabida en las convocatorias, muy a la sombra de Ter Stegen y Cillessen. Del resto, ocho están en el Barça B y siete ya miran desde lejos al equipo de Messi.

La Masia recupera protagonismo con el mando de Pep Segura

La salud del fútbol base del Barça no se mide solo por su impacto en el el primer equipo sino por su rendimiento como colectivo en la Ciudad Deportiva Joan Gamper. Ya superada la sanción de la FIFA, la tarea de Pep Segura, el responsable de la cantera, se visualiza en varios apartados: los muchos internacionales azulgrana en las distintas categorías de la selección española; el liderato o el título ya logrado por distintos equipos en sus respectivas categorías, como el juvenil A, campeón de Liga y semifinalista de la Champions mientras el Barça B es líder de la Segunda B; y la proyección de futbolistas como el lateral Marc Cucurella, el extremo Jordi Mboula o el volante Carles Aleñá. Robert Fernández, director deportivo, anunció que al menos un nuevo jugador de la cantera figurará la próxima temporada en el primer equipo del Barça.

Pep Segura ha intensificado y profesionalizado el trabajo de campo de los equipos; ampliado la red de detención de talentos a nivel internacional; y se propone recuperar al Barça C para controlar a más jugadores útiles para el Barça. Luego será el técnico del primer equipo el que decida si apuesta por ellos o sirven para financiar fichajes.

El fútbol superpoderoso del tridente cambió el foco del juego en el Camp Nou. Los volantes, sello de la Masia, ya no tienen tanto peso en el once de Luis Enrique. “El Barcelona, por cuestiones económicas, necesita hacer un fichaje importante por temporada. El valor mediático de un futbolista como Neymar, por ejemplo, es muy significativo; esta clase de jugadores potencian la marca Barça en otros mercados”, explica un directivo del Barcelona. Una apuesta que condiciona la incidencia de la Masia. Las finanzas mandan y en Portugal se compran más camisetas azulgrana de André Gomes —Jorge Mendes lo vendió el pasado verano al Barça por 35 millones, más 20 en variables—, que de Sergi Samper.

“Es difícil encontrar sitio para un chico que comienza, pero ayuda si el entrenador del primer equipo confía en los jóvenes”, subraya Samper, que en agosto del año pasado se tuvo que marchar cedido al Granada, igual que antes partió Denis Suárez al Villarreal y Sevilla. Hoy, en el primer equipo, escasean casos como el de Pedro o Busquets, que saltaron, de la mano de Guardiola, de la Segunda B a Primera sin escalas. El último canterano que se ha hecho un hueco en el primer equipo es Sergi Roberto. Después de pasarse cuatro campañas en el Miniestadi y dos cursos testimoniales en el Camp Nou —en la temporada 2013-2014 disputó 276 minutos, por 506 en la 2014-2015—, el muchacho de Reus se ganó un lugar en la formación del Barcelona. Eso sí, se tuvo que reinventar como lateral derecho, el puesto que dejó vacante Dani Alves.

El Barça invierte 30 millones de euros por temporada en el fútbol base y se ha gastado cerca de 200 millones los dos últimos años en siete fichajes, algunos tan jóvenes como los chicos de la cantera —André Gomes, Alcácer, Umtiti, Digne, Cillessen, Denis, Arda y Aleix— de los que solo han cuajado por ahora Umtiti y Cillessen.

Últimamente, la cantera funciona mejor como caja que como un activo para el primer equipo. Cansado de mirar los partidos desde el banquillo, Marc Bartra se marchó al Borussia Dortmund por ocho millones; el tridente dejó sin lugar en el equipo titular a Pedro, que se fue al Chelsea a cambio de 27; Grimaldo al Benfica por 1,5; y Deulofeu pasó a la Premier por seis. El caso del actual extremo del Milan es el más curioso. El club medita si conviene repescarlo por 12 millones para volver a venderlo, porque difícilmente tendrá sitio en el Camp Nou. Alcácer fue el único que aceptó ser el cuarto delantero del equipo del tridente Messi, Luis Suárez y Neymar.

El caso paradigmático, sin embargo, fue el de Thiago, el futbolista que simbolizaba la evolución de la especie de centrocampistas representada por Guardiola y después por Xavi e Iniesta. El Barça dejó que el Bayer comprara a Thiago por 25 millones, en una operación que desmoralizó a los chicos de la Masia —el volante hispano-brasileño tenía una cláusula de 90 millones, solo si jugaba más del 60% de los minutos.

Espera nuevo contrato

Ahora el Barça se aferra al futurible valor de mercado de Aleñá. “Estamos detectando a gente que puede llegar al primer equipo, pero no es fácil”, dice el director deportivo Robert Fernández. “Será un jugador interesante, pero tiene mucho que aprender. Está en el mejor sitio”, añade Luis Enrique. Y Gerard López, técnico del Barça B, añade: “Le tenemos que cuidar. No hay que venderlo como un crack cuando aun no lo es”. Aleñá tiene contrato hasta 2018 y el club quiere asegurase su continuidad hasta 2021. Habrá que ver si es para venderlo, cederlo o cambian las tornas y sigue la senda de Sergi Roberto. Aleñá es la prueba del algodón en el Barça.

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Sobre la firma

Juan I. Irigoyen
Redactor especializado en el FC Barcelona y fútbol sudamericano. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Ha cubierto Mundial de fútbol, Copa América y Champions Femenina. Es licenciado en ADE, MBA en la Universidad Católica Argentina y Máster de Periodismo BCN-NY en la Universitat de Barcelona, en la que es profesor de Periodismo Deportivo.

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