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Mala noche para las rotaciones

A Luis Enrique le sale rana la apuesta por Denis Suárez, Mathieu y André Gomes, que no dan la talla y acaban siendo sustituido

Jordi Quixano
André Gomes disputa el balón con Rosales.
André Gomes disputa el balón con Rosales.JORGE GUERRERO (AFP)

Luis Enrique no quería hablar el sábado sobre Rakitic ni Piqué porque no podían jugar en La Rosaleda por sanción. Prefería pensar en lo tangible, en lo que como suele decir, tiene incidencia. Y apostó el técnico por dar carrete y continuidad a sus rotaciones, que si bien le han servido para estar vivos en las tres competiciones, también le han condenado a sustos y disgustos, con partidos que alejan la Liga. Como el de anoche, donde los tres intrusos en el once titular de La Rosaleda se significaron para mal o para peor. Denis Suárez estuvo sobre el césped pero apenas se le vio; André Gomes repitió en voz alta que no da pie con bola; y Mathieu evidenció que aunque tiene piernas para corregir sus descalabros no le dan para hacer imposibles. Y no era noche para ni errores.

El desaguisado comenzó con una floritura de Luis Suárez, que quiso entregar una pelota de tacón para regalarla al rival. Balonazo como réplica y a la carrera de Sandro, y gol por bajo. Mathieu rezongó con energía y reía de forma sarcástica porque consideraba que era un fuera de juego clarísimo. Nada más lejos de la realidad. El central, consciente de que hay que estar sobre la línea del centro del campo cuando la pelota está en casa contraria —así lo exige Luis Enrique con vehemencia a cada duelo— se percató de las intenciones rivales y corrió a destiempo. Obvió, sin embargo, que Sandro estaba en su propio campo... Tampoco lo apreciaron bien desde el banquillo azulgrana, expulsado De la Fuente (entrenador de porteros) por sus protestas, y amargado incluso cinco minutos después Luis Enrique, que todavía se quejaba por un tanto que consideraba del todo ilegal.

Iniesta, de nuevo suplente

El problema del Barça no solo estaba en la zaga sino que el equipo hacía aguas en la construcción —sin Piqué no hay salida limpia que valga— y sobre todo en la agitación porque Denis Suárez y André Gomes hicieron mutis por el foro desde que se calzaron las botas. Uno por retraído, porque no se ofreció ni participó del juego; y el otro, el portugués, porque sí se muestra como una alternativa y no da una. Como en ese pase interior de Messi que le dejó frente a Kameni y que cuando intentó resolver ya le habían birlado la cartera. Silbado en el Camp Nou en un par de ocasiones, Piqué lo defendió hace poco por el bien común; pero Gomes no se defiende a sí mismo, por más que Luis Enrique le haya dado toda la confianza del mundo, hasta el punto de que es el segundo volante que más ha jugado, solo por detrás de Rakitic. Por delante, entonces, de Iniesta, que de nuevo volvió a ser suplente en esa creencia técnica de que hay que reservarlo solo para lo bueno.

Trató de enmendar Luis Enrique su apuesta en el entreacto al retirar a Denis y Mathieu (entraron Sergi Roberto e Iniesta), y después, a falta de media hora, a André Gomes (Alcácer) para recobrar el 3-4-3. Ocurrió que ya era demasiado tarde y que Neymar se expulsó por infantil, por lo que el Barça se complica la vida justo el día que el Madrid se la facilitaba.

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