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El Barcelona se queda mudo después del desastre contra la Juventus

Tras perder en Turín, el equipo de Luis Enrique suma ocho derrotas, una menos que en 2007-2008, el último curso sin títulos

Jordi Quixano
Chiellini celebra su gol ante el Barça.
Chiellini celebra su gol ante el Barça.Andrea Di Marco (AP)

Piqué desfiló con la cara descompuesta, auriculares al cuello y el paso apesadumbrado. Le siguió Ter Stegen, que apenas alcanzaba a levantar la cabeza, y después Neymar, más disperso porque charlaba con Alex Sandro y aún lucía una pequeña sonrisa de circunstancias. Iniesta cerró la pequeña cabalgata —el resto ni siquiera pasó ante los medios— y como todos sus predecesores obvió atender tanto a la prensa como a las radios. Una mudez consentida por el club que tan solo daba continuidad a la expresada con las botas puestas unos minutos antes, toda vez que la Juve les descarriló por el momento de Europa tras un sonoro y contundente 3-0, un resultado que sumió al técnico en la penumbra emocional. “Hoy me cuesta más creer en una remontada”, concedió ante los micrófonos tras el duelo del Juventus Stadium y en referencia a la anterior ronda frente al PSG cuando el Barça, tras encajar un 4-0 en París, obró el milagro del balón con un 6-1 en el Camp Nou. “Hemos estado nefastos y revivido la pesadilla. Ha sido la tercera parte de París”, amplió el técnico azulgrana. Entre otras cosas porque el equipo italiano desactivó al Barça con las directrices que trabajó Allegri durante las dos últimas semanas.

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Cuentan desde Vinovo, ciudad deportiva de la Juve, que Allegri tenía trazado el plan desde hacía tiempo porque siempre le dedicó horas a los partidos grandes y no a los chicos, donde confía en que la calidad de sus jugadores dictamine sentencia. Ante el Barça exigió presión avanzada en los primeros minutos con el paso al frente de Chiellini para hacer un uno contra uno a todos los jugadores, repliegue veloz en el momento que el balón superara la primera línea, ayudas constantes por dentro y sobre todo la obligación de que los laterales perfilaran hacia fuera a los extremos (Messi y Neymar) al tiempo que llegaba el auxilio del extremo y la cobertura del mediocentro más cercano. Y funcionó de rechupete porque el trío de delanteros, el que Buffon señaló como el ataque devastador, se deshizo sin decir ni mu, con apenas tres disparos a puerta (dos de Luis Suárez y otro de Leo). “El posicionamiento y algunas cosas más en el terreno estaban por debajo del nivel requerido. La intensidad sin balón debe ser mucho mayor”, aceptó un abatido Luis Enrique. Más que nada porque, a pesar de que continúa con opciones en las tres competiciones en liza, ya suma demasiados tropiezos en este curso.

A falta de nueve encuentros —alguno más en caso de voltear la eliminatoria con el PSG—, el Barça ya contabiliza ocho derrotas y ocho empates, registros que se equiparan con la temporada 2013-2014 con Martino en el banquillo (8 y 11) y con la anterior, con Tito Vilanova (8 y 9). Pero un nuevo tropiezo les situaría junto al último curso de Rijkaard (2007-2008), cuando el equipo ya sumó nueve batacazos además de 18 empates. Fue la última temporada en que el Barcelona no consiguió ningún título.

En el presente ejercicio, además, el Barcelona ha mostrado su debilidad lejos del Camp Nou porque siete derrotas se han consumado fuera de casa (Celta, City, Athletic, PSG, Dépor, Málaga y Juve). Demasiados desastres aderezados con un juego anónimo para competir por una Liga que se le escurre ante el Real Madrid y una Champions espinosa después del expresivo traspié en el Juventus Stadium. Entre otras cosas porque de los nueve encuentros que ha jugado la Juve en esta edición europea, no ha concedido gol alguno en siete de ellos. En la Serie A, además, también es el que menos tantos ha recibido (20 en 31 encuentros, seguido por la Roma, con 26).

Mientras el Barça volaba de regreso a casa, Chiellini y su hermano cenaban en el famoso Lampara, donde también se dieron cita el exazulgrana y exbianconero Zambrotta, Matri y Peluso (Sassuolo), y Stefano Mauri (Lazio), además de algún que otro trabajador de la Juve. A escaso medio kilómetro, Alves también festejaba con su familia una cena mexicana en El Beso. Y todos hablaban de una victoria y un partido gigante. El mismo que Luis Enrique tildó de nefasto. Queda la vuelta, pero difícilmente otro milagro porque este equipo parece afónico, lejos de la regularidad de antaño y del fútbol que revitalizó a un equipo con más toque que llegada y que le mantuvo en la cumbre del planeta balón.

Real, Juve y Madrid, tres duelos decisivos en nueve días

El Barcelona se jugará sus opciones en las dos competiciones más importantes, la Liga y la Champions, en los tres partidos que disputará en solo nueve días. El sábado recibe a la Real Sociedad (20.45) en la 32ª jornada de la Liga; el martes día 19, también en el Camp Nou (20.45), se mide a la Juve con la obligación de remontar el 3-0 de la ida para clasificarse en la Champions; y solo cuatro días después, el 23 de abril y sin Neymar, sancionado, se enfrenta al Real Madrid en el Bernabéu (20.45). El Barcelona también disputará la final de la Copa del Rey, contra el Alavés, el 27 de mayo en el Vicente Calderón.

El Barcelona, además de haber protagonizado una remontada nunca vista en la Champions ante el PSG (4-0 en París y 6-1 en el Camp Nou), cuenta con otros precedentes en los que fue capaz de superar un 3-0 adverso en la ida. El único en la Copa de Europa se produjo en las semifinales de la temporada 1985-1986 contra el Göteborg. Pichi Alonso anotó los tres tantos que igualaron la eliminatoria y Urruti, al detener un lanzamiento de Nilsson en la tanda de penaltis, selló el pasaporte para la final de Sevilla. El Barcelona también remontó un 3-0 contra el Ipswich Town en la Copa de la UEFA de la temporada 1977-1978 y contra el Anderlecht en la Recopa de la temporada 1978-1979.

En la Liga, a falta de siete jornadas para el final, el Barcelona es segundo, a tres puntos del Real Madrid, que tiene un partido menos, el que fue suspendido contra el Celta.

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