_
_
_
_
_

Primera victoria en Jerez de Àlex Márquez y de Arón Canet

Los españoles ganan las carreras de Moto2 y Moto3. El de Marc VDS triunfa en casa y ve caer a su compañero de equipo Morbidelli, ganador de las tres primeras citas

Nadia Tronchoni
Arón Canet gana en Jerez su primera carrera en el Mundial de Moto3.
Arón Canet gana en Jerez su primera carrera en el Mundial de Moto3.Dan Istitene (Getty Images)

Pesa el apellido, como para no hacerlo. Márquez emocionó a los aficionados desde aquel título que ganó en 125cc, drama a borbotones con una carrera en la retina de todo el paddock: Portugal. Márquez revolucionó Moto2 desde su llegada, por su agresividad y su estilo. Y su debut en MotoGP se escribió a lo grande: hizo historia desde el primer año, como el campeón más joven; siguió rompiendo récords al curso siguiente. Pero ese era Marc. Àlex Márquez es distinto. Mide unos centímetros más, es espigado y sus ojos, minúsculos y sinceros, no pueden ocultar los deseos de todo hermano pequeño de imitar al grande. El talento está. Y la sonrisa, sempiterna, también la comparten. Pero son diferentes en las formas fuera de la pista, y muy diverso su estilo sobre el asfalto.

El pequeño, transparente y abierto, es además un piloto muy fino. Y más cauto en los adelantamientos. Pero eso no le resta velocidad. El apellido y las ganas le han obligado, quizá, a añadir unas dosis de paciencia a su carácter. Le ha costado más llegar. Pero ganó el campeonato de España (título que su hermano no tiene), el de Moto3 y aspira a llevarse el de Moto2, aunque su rival de taller, Franco Morbidelli, pese al error cometido este domingo en Jerez, se lo pondrá muy difícil. Se le da tan bien el trazado gaditano que hasta bromeó con el campeonísimo cuando todavía estaban ambos en casa, en Cervera (Lleida): “si quieres, te enseño a trazar en Jerez”. Así lo confesó Marc. “Sabe que este circuito no se me da tan bien como a él, lo veo muy motivado y centrado”, decía el hermano mayor después de contemplar con admiración cómo el pequeño se había llevado la pole.

Lanzado desde esa primera posición de la parrilla, Àlex logró su primera victoria de Moto2. Un triunfo plácido y tan cantado, que cuando además su compañero Morbidelli se fue al suelo solo tuvo que mantener la concentración, que no es poco. El italiano, ganador de las tres primeras carreras del año, se cayó cuando lideraba la prueba. Ocurrió justo una vuelta después de que este hubiera decidido adelantar a Márquez, que rodaba en cabeza hasta entonces, pero cometió un error, se abrió ligeramente y le cedió la primera posición. No había más rivales por el triunfo. Los dos pilotos del Marc VDS han monopolizado este inicio de temporada y el gran premio de España no fue distinto.

Era la vuelta ocho y ya tenían más de cuatro segundos de ventaja respecto al tercero, Peco Bagnaia. Así que cuando Morbidelli terminó su carrera en la grava –“Lo siento porque ha sido un error mío, no era tan rápido como Àlex, pero lo quería intentar. Y perdí el tren delantero”, concedió– y lo hizo ante sus ojos, no tuvo más que dar rienda suelta a sus derrapadas y ese fluir tan suyo. No cabía el error. El tren delantero empezó a fallar, no podía mantener el ritmo deseado, pero era su día: había dominado todo el fin de semana y nadie lo atraparía. Cedió algún segundo ante Bagnaia, excelente en su primera temporada en la categoría, pero el triunfo era suyo. El italiano se quedó a tres segundos. Y junto a ambos subió al podio Oliveira, savia nueva en Moto2.

Adelantamiento en la última curva en Moto3

Arón Canet es menudo y cualquiera diría que es futbolista, por sus piernas, algo torcidas, como los peloteros de mis recuerdos de infancia. Pasional y bromista, tantas ganas tenía de ganar que muchos domingos se cayó cuando mejores cartas le habían salido. Le pasó, por ejemplo, en Austin, la última carrera, donde partía desde la pole y había dominado la pista y la tabla de cronos todo el fin de semana. Pero todos sabían que el triunfo estaba cerca. Ocurrió que llegó cuando menos se esperaba, en una carrera tan luchada de principio a fin que parecía correrse de noche en una carretera cualquiera, lejos de las reglas de los circuitos. Pero el escenario era Jerez y ahí los pilotos españoles se crecen.

Se quedaron por el camino Binder o McPhee. Y la batalla más dura la protagonizaron Joan Mir y Romano Fenati, que parecen estar disputándose ya, de tú a tú, y desde la cuarta carrera de la temporada, el título Mundial de la categoría pequeña. Como le había pasado al propio Canet en Austin, Martín, que tenía la pole, se fue para atrás después de un toque en los inicios de la prueba y ya no se recuperó. Asomó la cabeza, en su lugar, Marcos Ramírez, un chico de Conil, que hace por vez primera la temporada completa, y que parecía conocerse mejor el trazado que las calles de su precioso pueblo, maravilloso destino veraniego. Se quedó a escasos metros del podio.

Los últimos giros fueron un auténtico festival. Mir tenía clara la estrategia. Adelanto a Fenati, líder del grupo, al inicio del último sector, pero aquel le devolvería el adelantamiento. No importa, debió pensar, quedaba la última curva. En Jerez, a uno siempre le queda la última curva. Y allí, cuando se preparaba para tomar la delantera, apareció Canet, valiente, como siempre, seguro como nunca. Se coló por el interior de esa curva 13 y los adelanto a los dos. Suya fue la victoria, la primera que logra en el campeonato del mundo. Deben llegar más. Al menos eso fue lo que se propuso nada más bajar de la moto.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Nadia Tronchoni
Redactora jefa de la sección de Deportes y experta en motociclismo. Ha estado en cinco Rally Dakar y le apasionan el fútbol y la política. Se inició en la radio y empezó a escribir en el diario La Razón. Es Licenciada en Periodismo por la Universidad de Valencia, Máster en Fútbol en la UV y Executive Master en Marketing Digital por el IEBS.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_