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Hanga y Larkin iluminan al Baskonia ante Gran Canaria

El conjunto vitoriano se adelanta en la serie de 'playoff' de cuartos

Oliver choca con Laprovittola.
Oliver choca con Laprovittola.ADRIAN RUIZ DE HIERRO (EFE)

Lo que comenzó como un festival de los errores concluyó en una apoteosis de aciertos. El problema para el Gran Canaria es que se quedó atrapado en las sobras del inicio mientras veía como Larkin y Hanga iluminaban el pabellón del Baskonia en el ultimo cuarto y daban la victoria (71-59) al equipo vitoriano en el primer envite de los cuartos de final por el titulo de Liga. El partido, oscuro como un otoño en Noruega tuvo dos soles de medianoche: el primero lo incendió Adam Hanga cuando atrapó un rebote defensivo, corrió toda la cancha buscando pasillos entre los contrarios y acabó con un mate espectacular. El segundo le correspondió a Shane Larkin cuando elevó de forma increíble sus mas de 180 centímetros para cazar un alley oop enviado por Laprovittola. Esas dos acciones abarataron muchísimo el precio de la entrada. Casi lo justificaron. 

Antes de que se encendiera el sol, había muchas nubes en el pabellón. El Baskonia y el Granca rivalizaban en desaciertos, erraban tiros sencillos, acumulaban más pérdidas que la Bolsa cuando tose el dinero. Lo único bueno para el equipo canario es que conseguía frenar el ataque baskonista, pero el precio que pagaba era altísimo: el coste era no anotar. Siete puntos en el primer cuarto es una cifra impropia de un equipo alegre por definición. Pero sus tiradores tenían rota la muñeca. Salin era una sombra más y Kuric, pura intermitencia. El 17-7 del primer cuarto pesaba como una losa aunque Oliver supo suturar los costurones que los errores habían hecho en su traje amarillo. 

Las rotaciones fueron continuas, igual que los estados de ánimo de ambos equipos que volvieron a igualarse en el tercer cuarto antes de que en el último, el definitivo, el Baskonia encontrase su particular nirvana en las manos y en las piernas de Larkin y Hanga, dos atletas con la potencia de los velocistas y los dedos de un dibujante. Ambos rompieron el traje del Granca dando rienda suelta a su imaginación y a su potencia para poner el 1-0 en el playoff

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