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Agassi, el estímulo de Djokovic

Desde la próxima semana, en Roland Garros, el estadounidense asesorará al serbio en el banquillo. Ganador de ocho Grand Slams, se retiró en 2006 y hasta ahora no había ejercido como entrenador

Alejandro Ciriza
Andre Agassi, durante una visita a un centro universitario de Newark.
Andre Agassi, durante una visita a un centro universitario de Newark.Julio Cortez (AP)

Novak Djokovic abrió el casting el pasado 5 de mayo, cuando anunció que prescindiría desde ese momento de su equipo técnico de toda la vida para darle una vuelta de tuerca a su carrera. Desde entonces, el serbio se sentó a meditar quién podía ayudarle en esa tarea, complicada porque desde hace un año se encuentra en un laberinto y las exigencias de un campeón de su categoría son más que elevadas y suelen requerir de mucho más que un simple nombre. Se sentó Nole. Pensó, dialogó y finalmente escogió. Este domingo, justo el día antes de cumplir la treintena y tras caer en la final de Roma contra el joven Alexander Zverev (6-4 y 6-3), deslizó el nombre que todo el mundo ansiaba. Y fue uno de altísimo impacto: Andre Agassi.

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“Hemos decidido comenzar a trabajar juntos a partir de Roland Garros”, confirmó el de Belgrado, que por encima de todo buscaba a un entrenador que hubiera tenido experiencias similares a las suyas, a las de uno de los mejores jugadores de la historia del tenis. Por tanto, todo apuntaba a la figura de lo que en este deporte se denomina super coach, es decir, alguien con un palmarés extenso y acostumbrado a vivir en las alturas. Desde su retirada (septiembre de 2006), Agassi había estado a la sombra, relativamente desvinculado de la raqueta y centrado en intereses inmobiliarios y una cadena de restaurantes, entre otros menesteres. Sin embargo, la propuesta de recuperar al mejor Djokovic le ha seducido y desde la próxima semana, en París, asesorará al serbio.

“Él es un hombre que entiende el juego, que valora la familia y que puede ayudarme mucho tanto dentro como fuera de la pista”, valoró Djokovic, que este año solo ha ganado un título (Doha) y este domingo perdió la única final que ha alcanzado al margen de la del emirato. “Hablamos por teléfono hace un par de semanas y me gustó la charla que tuvimos”, precisó el de Belgrado, ganador de 12 grandes títulos y número uno hasta el pasado 5 de noviembre, cuando le derrocó Andy Murray. “Estaremos juntos en París, aunque él no estará todo el torneo. Andre es una leyenda de este deporte, dejó huella y lo ganó todo. Fue un revolucionario por su carácter y su manera de ver las cosas, diferente a la de los demás”, agregó Djoker.

Djokovic, durante la final en Roma.
Djokovic, durante la final en Roma.Michael Steele (Getty)

He ahí uno de los matices clave. Desde hace tiempo, el balcánico se ha desmarcado del rumbo que siguen otras estrellas. Cada vez más espiritual, comenzó a seguir la doctrina de Paz y Amor impartida por el español Pepe Imaz, un exjugador que abandonó pronto el tenis y hoy día ejerce bajo el sol de Marbella. Fue él, cuentan muchas voces, una de las causas por las que Boris Becker concluyó su vínculo con Djokovic, que desde hace seis años dejó de consumir alimentos con gluten y se ha hecho vegetariano. A punto de ser padre por segunda vez, concede prioridad a su familia, pero desea “recuperar la chispa” y para eso nace la sociedad con Agassi, el irreverente tenista que se desmarcó del rebaño en los noventa, jugando con estampaciones imposibles cuando era más joven o llevando una peluca, como explica en su elogiada biografía Open.

Él entiende el juego, valora la familia y puede ayudarme tanto dentro como fuera de la pista NOVAK DJOKOVIC

Fue el estadounidense (Las Vegas, 47 años) un icono comercial, emblema tenístico de la multinacional Nike y ahora el estímulo que tanto necesita el confundido Nole. Currículo, desde luego, no le falta. Elevó ocho trofeos individuales del Grand Slam –cuatro Open de Australia (1995, 2000, 2001 y 2003), un Roland Garros (1999), un Wimbledon (1992) y dos US Open (1994 y 1999)– y ocupó el número uno durante 101 semanas. Cree Djokovic que puede ser la solución a sus males y por eso se encomienda a él y mantiene la política de alianzas entre ases. Ahí están los ejemplos de Rafael Nadal (Carlos Moyá), Murray (Ivan Lendl) o Kei Nishikori (Michael Chang), entre muchos otros.

"Tenemos muy buenas vibraciones", remató Djokovic, superado por el joven Zverev en otro mal día para él. "Hoy he jugado muy mal, no he encontrado el ritmo en ningún momento, pero creo que el resto de la semana lo hice muy bien", concluyó el serbio, quien a partir de esta semana irá de la mano de Agassi, esposo de Steffi Graf, con apellido de origen armenio. Un binomio de lo más atractivo.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.

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