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Vettel le roba la victoria a Raikkonen en Montecarlo

El alemán cambió neumáticos cinco vueltas más tarde que el finlandés y salió líder de la carrera. Sainz acaba sexto por delante de Hamilton

Sebastian Vettel celebra su victoria en el podio.
Sebastian Vettel celebra su victoria en el podio.Mark Thompson (Getty)

Fue una cuestión de estrategia. Probablemente, ni siquiera el ingeniero de pista de Kimi Raikkonen se lo imaginaba. Pero cuando mandó cambiar neumáticos al finlandés en la 34ª vuelta, su decisión arruinó la carrera del hombre que había salido desde la pole position y le acabó relegando a la segunda posición, en la carrera más emblemática del mundo, el GP de Mónaco. En las cinco vueltas siguientes, Vettel apretó a fondo el acelerador y marcó mejores tiempos que su compañero de equipo, con lo que fue reduciendo la distancia con él. Y cuando entró en el taller, Vettel ya sabía que si nada fallaba había recuperado el tiempo necesario para salir por delante de Raikkonen.

No se equivocó. Y allí, en aquellas cinco vueltas, se decidió una carrera que parecía tener controlada Raikkonen. El finlandés se desesperó, pero cuando descubrió su error la situación era ya irreversible. En Montecarlo es imposible adelantar. Y aquella estrategia le condenó a un segundo puesto que no le satisfizo en absoluto. Vettel ganó así su 45ª victoria en la F-1 y la tercera de esta temporada. Los 25 puntos que suma en su cuenta le permiten aumentar considerablemente su ventaja sobre Lewis Hamilton, que pagó su error en la clasificación –salió 13º- y concluyó la carrera en séptima posición. Su ventaja en el campeonato es ahora de 25 puntos.

La misma estrategia le permitió también a Daniel Ricciardo superar a su compañero de equipo, Max Verstappen. El holandés fue el primero en destapar la caja de los truenos y pasar por el taller a colocarse los neumáticos superblandos. Lo hizo tras 32 vueltas, pero Ricciardo no entró inmediatamente después. Al contrario, se reservó su opción y siguió la estrategia de Vettel. Siguió rodando y mejorando sus propios tiempos, reduciendo también su diferencia con Verstappen. Cuando el australiano pasó por el taller, seis vueltas después, es decir en la 38ª, había logrado su objetivo y regresó a la pista por delante de Bottas y de Verstappen, ocupando la tercera posición.

La carrera estaba decidida. Ninguno de los primeros clasificados iba a volver al taller. Y ninguno de ellos tenía la más mínima opción de cambiar las cosas, a no ser que se produjera alguna incidencia que obligara a entrar al coche de seguridad. A 20 vueltas del final, Vettel había aumentado su diferencia con Raikkonen hasta los 12 segundos, mientras que Ricciardo se mantenía a 1,6s del finlandés, en tercera posición. Por detrás, Bottas era cuarto, a 14 segundos del australiano y le seguía Verstappen, a un segundo. Y entonces, cuando todo parecía definido, Jenson Button se tocó con Wehrlein en la entrada de una curva de derecha y empotró al alemán en la valla protectora. Pascal salió ileso, pero la carrera quedó neutralizada por la entrada del coche de seguridad. Aquello provocó un reagrupamiento peligroso para los primeros clasificados. Pero el circuito monegasco es demasiado complicado. Imposible adelantar, tal como se hizo patente. Nada cambió.

Por su parte, Carlos Sainz realizó una gran carrera, sin errores, manteniendo siempre sus opciones de concluir donde había empezado, es decir en sexta posición. Salió perfecto, defendiéndose bien de sus rivales, pero sin lograr mejorar su posición. Y después, con la entrada al taller de algunos de sus rivales, se situó en una coyuntural cuarta posición. Cuando todo volvió a la normalidad, regresó al sexto lugar, amenazado por el impredecible Lewis Hamilton, séptimo. Su compañero de equipo, Daniil Kvyat, se mantuvo en los puntos hasta que Checo Pérez le tocó al intentar adelantarle por el interior y le obligó a abandonar a falta de seis vueltas para la conclusión. “Sabíamos que si salíamos bien teníamos la sexta posición en el punto de mira”, indicó Carlos Sainz. “Y las cosas salieron bien. Después, tras la parada, pude mantener a Hamilton detrás hasta el final. Creo que él no tuvo opciones. En la salida, partía por la parte sucia y las ruedas me patinaron, por tanto me tiré a la derecha para evitar que Checo me pasara. El coche ha funcionado muy bien y creo que yo no he cometido errores. El sexto puesto es meritorio, sabiendo además que tenía a un Mercedes por detrás”.

En McLaren la historia se vivió de una forma distinta. Fernando Alonso no corrió, pero desde Indianápolis habló con Button poco antes de la carrera. “Cuídame el coche”, le dijo. La escudería británica había tenido una de las mejores clasificaciones del año. Pero en carrera, las cosas acabaron mal. Button se retiró tras su incidente con Wehrlein y, cuando desapareció el coche de seguridad, Vandoorne sufrió un accidente y tuvo que abandonar, transcurridas 66 vueltas. Al final, todos quedaron pendientes de las 500 Millas de Indianápolis y de Fernando Alonso.

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