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Fin de fiesta en familia

El Dream Team, con una pachanga frente al Benfica, cierra la semana de Wembley 92 en un Camp Nou con 28.420 espectadores

Jordi Quixano
Bakero, Koeman y Zubizarreta, en el acto de presentación.
Bakero, Koeman y Zubizarreta, en el acto de presentación.Toni Albir (EFE)

Mientras daba un paseo matinal de domingo, un directivo del Barcelona mostraba su orgullo por el duelo entre el Barça y el Benfica que se celebraría por la noche, entre los equipos que en 1992 se midieron en la liguilla de la Copa de Europa que se llevaría el equipo azulgrana para inaugurar su vitrina de Orejonas y, de paso, cambiar su historia. “Me han dicho que de 30.000 a 40.000 personas irán al estadio”, decía el directivo; “eso demuestra lo que nos dio ese equipo y que la gente tiene ganas de estar con unos jugadores que definieron al Barcelona”. Pero las previsiones, que desde el club se presumían más abultadas, quedaron finalmente 28.420 espectadores, según la cifra oficial facilitada por el club. Un dato discreto para las expectativas de la organización del Barça, que no consiguió darle el énfasis deseado a sus jugadores con una pachanga de fútbol 7 tardía. Pero eso no borró la sonrisa de los protagonistas de Wembley, que se lo pasaron pipa.

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Fue, en cualquier caso, una jornada de fiesta en el Camp Nou, que abrió sus puertas al mediodía y acogió a aficionados que disfrutaron de la Fan Zone con futbolines, pruebas de chut y puntería, photocall, taller de pintura... Pero el plato gordo era el partido de Koeman —el héroe de Wembley gracias a su gol de falta— y sus compinches contra el Benfica.

Cruyff, presente para todos

Antes de que rodara el balón, el estadio se vistió con luces y neones, con espectáculos audiovisuales y también con la participación de hijos y familiares en unos rondos. También, claro, hubo infinidad de menciones para el arquitecto, para Johan Cruyff. “Para muchos el fútbol se hace con los pies, para mí se hace con la cabeza y se usan los pies”, se pudo leer entre otras frases de El Flaco que emitía una pantalla enorme que colgaba de uno de los laterales del estadio, también vídeos que recordaban la gesta nunca vista hasta entonces en el Barcelona. “Él nos guió, nos exigió... Lo echamos de menos”, expuso Zubizarreta.

Koeman, Stoichkov, Guardiola, Juan Carlos, Eusebio, Amor... se vistieron de corto. “Pensaba que habría menos gente después de 25 años”, reconoció Guardiola, que se llevó la ovación de la noche y añadió entre risas: “Estamos acabados”. Se sumó Nadal: “Menos mal que han hecho el campo pequeño...”. Pero aunque las piernas y el físico ya no responden, todos evidenciaron que el toque es eterno, que aunque no hubiera ritmo ni intensidad, entienden el fútbol como se lo enseñó Cruyff porque no perdían la posición y pretendían describirse con la posesión. El resultado era lo de menos. Aunque Busquets salvó a los suyos en bastantes ocasiones, Stoichkov lo probó sin éxito, Pinilla remató al palo y ninguno marcó. Finalizado el duelo, sin embargo, se recreó la falta de Koeman y el alzamiento de la Copa.

“El club lo ha hecho muy bien estos dos días. Es para disfrutar”, expuso Koeman a pie de césped. “Felices de vernos y recordar viejos tiempos”, añadió Alexanco. “Han venido muchos de los compañeros y la gente que ha podido venir, lo ha hecho también”, remató Bakero. Pero parecieron pocos.

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