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El Tenerife tira de orgullo y toma ventaja ante el Getafe

Los canarios defenderán un 1-0 en la vuelta de la final por el ascenso en Madrid

Rafael Pineda
Cata Díaz presiona a Amath.
Cata Díaz presiona a Amath.Ramón de la Rocha (EFE)
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El Tenerife rompió los pronósticos y se impuso en la ida de la final del ascenso ante el Getafe. Un triunfo basado en el orden y el empuje de un equipo que pasó por encima del Getafe en la primera mitad y que supo vivir muy bien de las rentas después del gol de Jorge Sáenz. Un Tenerife todo corazón, que suplió su teórica desventaja técnica ante un rival con más talento gracias a su orden y una defensa impecable. El esfuerzo de los canarios fue encomiable, tanto, que sorprendió a un rival que se durmió en los laureles. La vuelta de la final, el próximo sábado, promete. Será un partido intenso, en el que parte con ventaja este buen Tenerife, que está creciendo a medida que avanzan estas eliminatorias por el ascenso. El gol del central Jorge, el primero de su carrera con el conjunto isleño, valdrá su peso en oro. El Getafe nunca encontró a sus jugadores importantes, anulados por la intensidad de sus rivales.

El fútbol, sin duda, ofrece parámetros sorprendentes. El Tenerife veía de jugar una prórroga agónica ante el Cádiz un día después de que el Getafe eliminara al Huesca de manera mucho más cómoda. Cuando todo apuntaba a un conjunto madrileño mucho más fresco que su rival, el equipo de Martí se desbocó en un primer tiempo realmente primoroso. La excelencia del Tenerife no radicó en el aspecto técnico. Más bien en un esfuerzo impresionante que neutralizó al Getafe, en apariencia el favorito, con más talento en sus filas. Con motivación y garra, asido a un gran Santana, puro corazón tinerfeño, los canarios le dieron un soberano repaso a los de Bordalás, que no se lo creía en la banda. Con Aitor Sanz dueño del centro del campo, todos los intentos del Getafe por combinar y llevar el mando del choque fueron neutralizados. A su magnífico juego de contención, el Tenerife sumó rápidos contragolpes y un punto de anticipación que desbordaron a su rival. A los 21 minutos, el prometedor central Jorge Sáez se fue de la marca de Faurlín y marcó de cabeza a la salida de un saque de esquina. Un error imperdonable de la zaga del Getafe en un partido tan importante.

Bien asentado atrás y en busca del veloz Amath, el partido se le había puesto muy de cara al Tenerife. El Getafe, descolorido, sin el balón y lleno de dudas, estaba condenado a reaccionar, quizás ayudado por el previsible desplome físico de los locales. Jugar 90 minutos con la intensidad de los primeros 45 se antojaba como un reto muy complicado.

Así se vio nada más comenzar la segunda mitad. El Getafe dio un paso adelante, Portillo encontró huecos con el balón y el Tenerife, aunque se defendió bien, se vio más dominado y metido atrás. El dominio, no obstante, fue mucho más aparente que real. Los de Martí se defendieron con un orden exquisito e incluso lanzaron algún que otro contragolpe con mucho peligro, como en una jugada de Lozano que sacó muy bien Guaita y otra internada de Suso que no supo rematar el japonés Gaku. En el desarrollo del partido, además, las malas noticias se fueron acumulando en el equipo madrileño. Por ejemplo, la amarilla a Portillo, que le impedirá jugar la vuelta de la final, o la lesión de Cala, tocado muscularmente y sacado del campo entre grandes gestos de dolor. Menos favorito que antes de esta ida de la final, el Getafe tendrá que mejorar mucho para superar a este Tenerife tan ordenado y combativo, confeccionado a imagen y semejanza de su entrenador, Martí. Un técnico que puede dejar en Primera a un equipo que siempre fue muy especial para él en su carrera deportiva.

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