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Pep Martí quiere cerrar el círculo en el Tenerife

Capitán del equipo que subió en 2001, busca ahora el ascenso como entrenador

Rafael Pineda
Martí da instrucciones en el partido de ida.
Martí da instrucciones en el partido de ida. Ramón de la Rocha (EFE)

“El Tenerife es una familia”, proclama Pep Martí, quien a sus 42 años asume el reto de subir al conjunto canario a Primera por quinta vez en su historia. Para ello debe defender hoy en Getafe (21.00, Movistar Partidazo) el 1-0 que se trajo de la isla. Mallorquín de nacimiento y tinerfeño de adopción, Martí siempre llevó a gala los tres años que pasó como futbolista en el Tenerife, de 2000 a 2003, donde fue parte principal del grupo que subió al conjunto canario a Primera en 2001. Un ascenso en un año de tremenda competencia con Sevilla, Betis y Atlético de Madrid, que se quedaría un ejercicio más en la segunda categoría. Nombres como los de Curro Torres, Lussenhoff, Luis García, Torrado y el propio Martí son recordados con enorme agrado por una afición que siempre vio en Martí a uno de los suyos. El balear llegó a Tenerife después de un exitoso pase por la cantera del Mallorca, donde, entre otras cosas, fue parte del equipo filial que subió a Segunda División B en 1998.

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“Tenerife siempre fue para mí algo especial”, recordaba Martí en su posterior y exitosa etapa en el Sevilla, donde ganó dos Copas de la UEFA y una Copa del Rey, y donde dejó buen recuerdo por su profesionalidad y dedicación. “Muero con Martí. Lo dejó todo en cada partido con el Sevilla”, llegó a decir José María del Nido, presidente del club andaluz con Martí de jugador, al que permitió marcharse prácticamente gratis al Mallorca a pesar de las malas relaciones del Sevilla con el club isleño, provocadas por las negociaciones en el traspaso de Fernando Navarro. “Desde que entró por la puerta del vestuario sabíamos que iba a ser entrenador”, recuerdan todavía en el propio Sevilla.

Martí quedó gratamente sorprendido en su etapa de jugador en el Tenerife por los métodos de Rafa Benítez, el técnico con el que subió a Primera. Obsesivo con las estadísticas y muy perfeccionista, llegó al banquillo del club canario en noviembre de 2015 y con el conjunto insular en puestos de descenso. Lo dejó en el puesto 13, con 55 puntos y salvado de manera holgada. Renovado un año más con el Tenerife, Martí tiene cerca de ascender a un equipo que no partía en las quinielas como favorito.

El carácter isleño

Conocedor del carácter isleño, Martí ha revitalizado a futbolistas de la casa, caso de Vitolo y el capitán Suso Santana. El primero es el único jugador de la plantilla que jugó con el Tenerife en Primera. Fue en la temporada 2001-02. Con 18 años disputó un encuentro en compañía del que ahora es su entrenador. Con trabajo y dedicación, le ha hecho creer a sus futbolistas que son capaces de todo.

Ejecutor en el campo de las instrucciones de sus entrenadores, Martí siempre fue la antítesis del futbolista moderno. Familiar, sin tatuajes, con el coche de toda la vida, poco amigo de la nocturnidad, el mallorquín traslada estas cualidades a su forma de dirigir desde el banquillo.

El Tenerife llega a la vuelta de esta final con ventaja en el marcador, pero con la gasolina muy justa. Martí medita hacer cambios y es posible que deje de jugar con dos delanteros, Amath y Lozano, para reforzar el centro del campo con la entrada del centrocampista Alberto.

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