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La UCI homologó al Movistar un maillot similar al de las burbujas del Sky

La prenda del equipo español integra unas cuñas de caucho que provocaban el mismo efecto torbellino que ha disparado la polémica en el Tour. "Nos han imitado", dice Arrieta

Carlos Arribas
Froome, en la contrarreloj de Dusseldorf
Froome, en la contrarreloj de DusseldorfJEFF PACHOUD (AFP)

El Sky no solo no es tramposo, de lo que le acusan algunos equipos del Tour por las burbujas aerodinámicas de sus monos de contrarreloj, sino tampoco original, lo que demuestra el director del Movistar, José Luis Arrieta, señalando que en las partes más expuestas al choque con el viento de su maillot integran desde hace tiempo unas uves de caucho en relieve que producen el mismo efecto torbellino del que presume el equipo británico y que ha generado la primera gran polémica del Tour.

Froome, en la contrarreloj de Dusseldorf
Froome, en la contrarreloj de DusseldorfJEFF PACHOUD (AFP)

“Si prohíben el maillot del Sky deberían también prohibir el nuestro, que homologó hace tiempo la UCI y que los ingleses nos han imitado”, dice Arrieta. “Nuestro fabricante, Endura, trabaja con una impresora en tres dimensiones para modelar la figura de los corredores y ha probado con ellas en el túnel del viento tejidos y relieves hasta dar con esta idea, que, en cierta forma, es la que anima a los del Sky. El ciclismo que queremos debe ser esto, inversión e investigación".

Por razones que solo se puede aventurar porque el equipo no las ha explicado, el Sky cambió para el Tour el color de su maillot. Pasó del negro al blanco. Se habla de que lo hace para que Chris Froome y sus amigos no se calienten mucho los días de canícula que llegarán, y se dice también que el motivo del blanco primera comunión es simbólica, una forma de lucir virginidad y pureza después de un invierno en que todas las noticias del equipo británico le acercaban más a las prácticas tradicionales del ciclismo –el uso masivo de autorizaciones terapéuticas de corticoides en junio, para adelgazar bien antes del Tour, entre ellas, o las acusaciones veladas de motorcillos eléctricos ocultos en el cuadro de la bici de Froome— que a la vida del ciclismo en una era tecnológica de la que se sentían heraldos. Nadie se atrevió a proponer como razón un deseo agudo de transparencia, que, si no era un objetivo sí que ha sido el resultado obtenido de primeras, quizás a su pesar. La lluvia de la contrarreloj del sábado mojó el tejido claro y por debajo del mismo se pudo apreciar la huella de cuatro bandas rectangulares más espesas en los hombros y los brazos, las partes del cuerpo más expuestas al viento, de algunos de sus ciclistas. Estas bandas no eran lisas sino que en ellas destacaba el relieve de varias bolitas de aire, como las de los plásticos de envolver objetos delicados para una mudanza. La imagen fue la raíz del incendio de una polémica que entretiene al Tour de Francia los días de planicie.

“¡Trampa, trampa!”, gritaron señalándoles con el dedo los responsables de un par de equipos rivales, el FDJ y el BMC. “Esas bolitas permiten que el aire se desplace entre ellas como un torbellino y así disminuyen las turbulencias y la resistencia. Es una ventaja aerodinámica increíble, de más de un segundo por kilómetro, y el reglamento lo prohíbe”.

El reglamento dice que no se pueden añadir elementos que supongan una mejora aerodinámica, pero es interpretable. Los responsables del Sky señalan que no es un añadido sino que forma parte integral del tejido, y los comisarios de la UCI piensan igual.

“Habríamos sido tontos si usáramos algo prohibido”, dice Nicolas Portal, el director del Sky. “Llevamos meses usándolo, en el Giro también, y nunca hemos tenido problemas. Quizás con el maillot negro nadie se había dado cuenta. Pero, de todas formas, en ningún momento pensamos que proporciona tanta ventaja como dicen los rivales. Como mucho, ¿qué puede suponer, medio vatio, un vatio? Es más un placebo que otra cosa. Y no es, absolutamente, la razón por la que cuatro de los nuestros terminaran entre los ocho primeros de la etapa, y Thomas líder”. El español Mikel Landa fue uno de los usuarios del tejido atómico, denominado vortex, el nombre que dan los físicos a un tipo de torbellinos, y asegura que para nada siente menos la resistencia del aire. “Lo usé en el Giro y aquí en la primera etapa [102º, a 1m 8s de Thomas] y no noté nada. Ni loco da un segundo por kilómetro”.

También Yvon Ledanois, director del BMC, uno de los equipos denunciantes, considera absurda la polémica. “En todo caso es una cortina de humo. Si van tan rápido los del Sky no es por las burbujas, seguro”, dice el técnico francés. “Pero así avanza el ciclismo. Antes que el Sky ha habido otros vanguardistas que han hecho avanzar las costumbres a saltos. Recuerdo el ruido que hizo el manillar de triatlón que le dio a LeMond por 8s sobre Fignon el Tour de 1989. Al año siguiente, todos los equipos lo usamos. Y Manolo Saiz puso de moda las bicis con el tubo inclinado, como las mountain bike. Y estoy seguro de que bastantes usarán las burbujas del Sky en la contrarreloj de Marsella, el último sábado”.

Los ciclistas del Sky no son tampoco los primeros deportistas que usan las burbujas de aire. Eliud Kipchoge y lo s otros dos maratonianos del intento de Nike de maratón en menos de dos horas llevaban unas bandas iguales en sus piernas y brazos. No hay datos sobre el efecto que tuvieron, pero en el intento, no homologado por la IAAF, en el que Kipchoge corrió los 42,195 kilómetros en 2h 25s, el elemento determinante no fueron las bandas ni las polémicas zapatillas con muelle, sino la gran pantalla sobre el techo del Tesla que les abría paso y que los protegió del viento y los envolvió  en un beneficioso rebufo.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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