Gripe sorpresa de Ronaldo

La gripe dejó a Ronaldo fuera del clásico, según los médicos del Madrid. El brasileño se despertó de la siesta con dolores en todo el cuerpo, pesadez, y fiebre. Fue una sorpresa para el técnico, Vicente del Bosque, enterarse en plena charla táctica de que el delantero no podía jugar. El doctor del club, Juan Carlos Hernández, dictaminó que la ciencia exigía guardar reposo. En una hora, Ronaldo estaba en el aeropuerto de El Prat, donde se embarcó para Madrid. A las siete y media de la tarde, con 39,5 grados de fiebre, aterrizó en Barajas abrazado de su madre y enfundado en una bufanda que apenas le dejaba ver la cara, con un pañuelo de papel en la mano y con gotas de sudor en la frente. Allí le esperaban numerosos periodistas, pero se deshizo de ellos a paso muy lento y con un tono de voz bajo. "No puedo hablar", se excusó.

Ronaldo regresó con órdenes de meterse en la cama y no tomar frío. Sin jugar en su ex campo, ante su ex equipo, bajo la presumible ola de insultos de sus ex aficionados. Pegó la vuelta después de haber concitado más ruido, debates, polémicas y especulaciones que nadie sobre un partido que nunca le vio. Su lugar en la alineación lo ocupó Solari, que jugó en la banda izquierda. Guti, el primer candidato a sustituir a Zidane, según se supo ayer, pasó de la banda a la delantera.

Por la mañana se sucedieron las visitas a la corte del Madrid, alojada en el hotel Diplomatic, en el centro de Barcelona. A Ronaldo lo fue a ver su madre, doña Sonia, para verificar su estado de salud. El brasileño no dio buenos síntomas en la víspera. El viernes se pasó el día tosiendo. Tosió en la Ciudad Deportiva, tosió en Barajas, en El Prat, y en el Paseo de Gracia. Mostró cansancio a su llegada a Barcelona, donde se presentó muy abrigado pese a que no hacía demasiado frío. Su congestión anunciaba la gripe y el fiasco.

La baja de Ronaldo "ha roto los planes de Del Bosque", dijo Jorge Valdano, el director general deportivo del club. Valdano confirmó que Ronaldo, que regresó a Madrid poco antes de que el equipo saliera del hotel en dirección al campo, "llegó de Seúl en condiciones precarias y empezó a tomar antibióticos para prevenir, pero la fiebre al final lo atrapó".

En Ronaldo se habían depositado buena parte de las miradas de cara a la cita del Camp Nou. Llevaba tres goles en el Madrid, todos en Liga, y con él de titular el equipo sólo había ganado un partido. Su incorporación a la alineación titular, prácticamente automática tras su debú ante el Alavés (anotó dos tantos esa tarde), coincidió con una caída notable en la producción del equipo. Salvo los tres goles al Rayo en Vallecas, el Madrid apenas ha marcado en Liga y en Liga de Campeones.

Las declaraciones que Ronaldo hizo en Japón, diciendo que no rendía con el Madrid porque sus compañeros no le conocían, no ayudaron a insertarlo en la dinámica del grupo. "En Brasil me conocen", aseguró, tras meterle dos goles a Corea con su selección.

Palabras que propiciaron un clima adverso en la plantilla. Un ambiente nada receptivo a las explicaciones que pudiera dar el brasileño sobre su rendimiento. Algunos de sus compañeros madridistas sintieron que los señalaba como responsables, por no saber leer sus desmarques ni darle pases al hueco. "Se ha exagerado, porque lo que dije es normal", aclaró Ronaldo al llegar a Madrid, extrañado ante la "polémica". Luego se supo que Zidane, el hombre con mayores cualidades para asistirlo, no se había recuperado de la lumbalgia y no acudiría a Barcelona. Y aunque Ronaldo viajó, no tardó en regresar. Vio el partido por la tele, en Madrid.