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Crónica:FÚTBOL | 25ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

Un bellísimo empate

Athletic y Betis firman la igualada con un ejercicio ofensivo en una segunda parte trepidante

Sería por el tipo de jugadores que había en el campo, por los entrenadores que los dirigen o por las urgencias europeas que ambos ansían, por lo que Athletic y Betis no esperaron ni un segundo para arrancar el partido con un trote de caballo jerezano: ortodoxo, elegante, académico. Todo muy bello, aunque un tanto desangelado, como si le faltara el alma de la competición y pareciera un desfile. Pero al menos la propuesta era bella, aunque sólo fuera porque nadie se defendía con descaro y porque ambos querían ganar sin esconder sus argumentos.

Querer querían, bien es verdad, pero los argumentos anímicos decaían ante la adversidad de los respectivos defensas. Trote había, pero ocasiones no, la verdad: algún cabezazo desviado, algún disparo desafortunado, mucho poderío en la línea defensiva de los dos equipos y ninguna intervención de los porteros que, aburridos, decidieron intercambiar zapatazos con un poderío tan excesivo como inoperante.

ATHLETIC 1 - BETIS 1

Athletic: Aranzubia; Javi González, Prieto, Karanka, Del Horno; Tiko, Orbaiz; Etxeberria, Yeste (Jonan García, m. 64), Ezquerro; y Urzaiz.

Betis: Prats; Varela, Juanito, Rivas, Mingo; Ito, Benjamín; Joaquín (Arzu, m. 90), Capi, Denilson (Fernando, m. 79); y Alfonso (Ismael, m. 69).

Goles: 0-1. M. 53. Controgolpe de Joaquín que se hace un autopase, fija a la defensa y cede a Benjamín que golpea con el interior acomodando el balón en la escuadra

1-1. M. 57. Centro de Del Horno desde la izquierda, fortísimo, y Ezquerro cabecea lo justo para superar la estirada de Prats que llega a tocar el balón.

Árbitro: Carmona Méndez. Amonestó a Yeste, Benjamín, Del Horno, Tiko, Urzaiz y Joaquín

Unos 30.000 espectadores en San Mamés.

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Quizá ese trote resultaba atractivo pero tan descafeinado, que el partido tendía a un languidecimiento del que sólo lo rescataba la sabiduría de Yeste y Benjamín, muy intermitentes, o las travesuras de Ezquerro o Joaquín.

Porque pasar, lo que se dice pasar, no pasaba nada. Nadie encontraba la vía directa para llegar a portería que no fuera el balón parado para que Rivas o Juanito cabecearan sin peligro, para que Benjamín rematara ajustado un pase de la muerte de Capi o para que Etxeberria enviara alto un tiro cruzado.

Tanto languideció el asunto que Carmona Méndez, el colegiado, decidió animarlo: Yeste se hizo daño al golpear en el suelo al sacar una falta y tuvo que ser atendido, se retiró a la banda, Carmona le concedió volver al terreno de juego y como robó el balón, el colegiado cambió de opinión y le sacó la tarjeta amarilla. Carmona mintió y Yeste no jugará en Villarreal por culpa de ese error.

Fue el único clamor de la primera mitad en una tarde fría y con poco ambiente, apenas soliviantada por los pases interiores de Benjamín o los centros enroscados de Yeste.

La cosa no podía seguir así. El Athletic no ha nacido para especular con el reloj, con el toqueteo, aunque tenga cualidades para hacerlo. El cuerpo le pide otra cosa. Y por eso arrancó la segunda mitad con otro talante, más voraz, más clásico. Tanto que por fin construyó una ocasión manifiesta de gol -las anteriores eran aproximaciones- de Tiko tras un magnífico centro de Yeste.

Y sin embargo, el Betis recuperó el embrujo que se le supone. Joaquín, demasiado intermitente, se inventó un contragolpe: primero corrió en un autopase, luego paró, miró, asistió a Benjamín que venía al tran tran y disparó con el interior al sitio exacto.

Un gol precioso, del estilo que se le supone al Betis, pero que fue respondido de manera similar por el Athletic, con un centro precioso de Del Horno que Ezquerro rozó con la frente al sitio preciso.

Exactitud era la palabra que definía un partido definitivamente ya roto. Era el territorio preferido de Ezquerro, el de las iniciativas personales, el de las jugadas imposibles El riojano es un experto en esas lides, tanto que suele malgastar las ocasiones servidas con facilidad. Una se la rompió Prats con una entrada terrorífica, que no fue sancionada ni con falta; otra se la desvió el mismo Prats con el brazo tras un zigzagueo impresionante. Pero Carmona se había desentendido del partido: primero no expulsó a Prats y luego se tragó un penalti de Mingo a Ezquerro. Era el tiempo del Athletic pero le perdió la suerte. Es decir, la mala suerte

Etxeberria se interna acosado por Benjamín.
Etxeberria se interna acosado por Benjamín.TXETXU BERUEZO

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