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El club ya fue expulsado de un hotel de la zona en 2000

Los jugadores del Leicester City ya protagonizaron un serio incidente en febrero de 2000, cuando fueron expulsados de La Manga después de que destrozaran el bar de su hotel. Los jugadores montaron la juerga en la primera de las cuatro noches que pensaban pasar allí. La fiesta fue subiendo de tono, con los muchachos bailando subidos a las mesas del local, insultando a los clientes del lugar y forzando a las mujeres para que bailaran con ellos. La juerga alcanzó el clímax cuando uno de los jugadores, Stan Collymore, cogió un extintor con el que empezó a rociar a los presentes, conocidos y desconocidos, haciendo añicos la lujosa moqueta y las cortinas del bar, amén de trajes y vestidos.

Collymore había fichado por el Leicester apenas una semana antes, después de haber pasado varios meses en paro tras otros problemas de disciplina. Retirado ya del fútbol -y previo paso por el Oviedo-, Collymore ha vuelto esta semana a las portadas de la prensa popular después de que el diario The Sun le tendiera una trampa y pusiera al descubierto su gusto por practicar sexo con desconocidos en parques públicos.

Esta temporada está siendo particularmente propicia para los escándalos de tipos sexual en la Liga inglesa. En octubre del año pasado estalló un escándalo al trascender que ocho jugadores de la Premiership habían sido acusados de violación por una joven de 17 años. Luego la información se fue matizando y de los ocho sólo dos fueron acusados por la policía. Pero el caso puso al descubierto la vida de alcohol y sexo en grupo de los riquísimos jugadores de la Premier. La justicia acabó levantando los cargos por falta de pruebas contra los dos jugadores acusados, Carlton Cole, de 19 años, jugador del Chelsea, y Titus Bramble, de 22, del Newcastle. La decisión indignó a la joven denunciante, que siempre se ha reiterado en sus acusaciones.

Poco después de que estallara ese caso, la policía detuvo a Jody Morris, del Leeds United, acusado por una mujer de una violación que habría cometido junto a un amigo. Tras diversos exámenes forenses la acusación renunció a procesar a Morris al concluir que no tenía posibilidades de ganar.

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