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Reportaje:

El 'antigaláctico'

Capello, el entrenador del Roma, define a Samuel como "el tronco" de la defensa

Enric González

"Espero haber dejado una buena imagen, como futbolista y, sobre todo, como persona. Dios quiera que no haya decepcionado a nadie". Con estas palabras se despidió ayer Walter Samuel del Roma y de su afición. Fue, en realidad, un comunicado. Porque Samuel habla poco y con la prensa poquísimo. El puntal de la mejor defensa del campeonato italiano y nuevo refuerzo del Madrid -su fichaje cuesta 22 millones de euros y su firma será por cinco temporadas- es un tipo callado, frío y contenido. Un dato que le define: no ha visto en Italia ninguna tarjeta roja.

En Roma costará cubrir su ausencia. Es el defensa que más ha jugado en la Liga en este curso, con 30 partidos, y ha sido la clave de la solidez de la zaga, con sólo 19 goles recibidos, tres de ellos tres en el ultimo encuentro y sin él. Cuando llegó a Italia, comprado al Boca Juniors, su equipo del corazón, por 20 millones de dólares, no le conocía casi nadie. Incluso su nombre era nuevo. Hasta los 21 años se llamó Walter Adrián Luján, con el apellido materno. Nació de madre soltera el 22 de marzo de 1978 en la provincia de Santa Fe, nunca supo de su padre y fue adoptado por la familia Samuel. Cuando alcanzó la mayoría de edad, cambió su apellido en el registro como homenaje a quienes le criaron.

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Es un defensa-defensa, serio, concentrado, con la expresión adulta que los buenos centrales cultivan desde niños, muy contundente y muy práctico. Por lo demás, prefiere jugar en equipos ofensivos. "Prefiero que el entrenador alinee tres puntas", suele decir en sus raros arrebatos de locuacidad.

El resto le da igual. En Argentina, con Newell's y Boca, jugaba como central izquierdo -su pie derecho y el balón se entienden mal-, pero Bielsa en su selección y Fabio Capello en el Roma le introdujeron en la defensa de tres. En Italia se acostumbró a jugar en medio. "Es lo mismo, es una cuestión de práctica": ése es todo su comentario al respecto.

El central impasible ganó el scudetto en su debut en el Roma y asumió de inmediato el papel de jefe sobre el campo, compartido con Emerson, otro tipo de pocas palabras habituado a predicar con el ejemplo. La extraordinaria maduración de Totti en las últimas temporadas se debió, en gran parte, a que tenía las espaldas bien cubiertas. "Samuel y Emerson eran el eje central", comentó ayer Capello; "Samuel era el tronco. Ahora tendremos que estudiar cómo organizarnos sin él".

Que nadie en Madrid espere un galáctico dado a la vida social y a la alegría urbana. Samuel llevaba dos años en Roma cuando visitó por primera vez la basilica de San Pedro y el Coliseo y apenas se le ve en restaurantes o locales nocturnos. Se queda en su casa, con su esposa, de la que se enamoró, dice, porque no sabía absolutamente nada de fútbol, y con su hija, que nació el 17 de septiembre de 2002, pocas horas antes de un Madrid-Roma.

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