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Reportaje:BALONCESTO | El partido de las estrellas de la NBA (Canal +, 2.30)

El gran día de Gasol

El primer español 'all star' confía, pese a su amigdalitis, en sellar su triunfo en la mejor Liga del mundo

Santiago Segurola

Pau Gasol jugará esta noche su primer partido como all star con las condiciones físicas disminuidas. Una amigdalitis le obligó a permanecer en cama todo el día de ayer. Los médicos le impidieron participar en los actos reservados a los jugadores en la gran fiesta de la NBA. El español comenzó a notar los síntomas en el viaje de Memphis a Houston, tras la victoria frente a los Kings de Sacramento. En el avión se quejó del frío. El malestar progresó en Houston, ciudad que tampoco se escapa a la afición norteamericana por el aire acondicionado, sin dar importancia al duro invierno que también afecta a la costa del golfo de México. Gasol atendió el viernes a la prensa. Era un hombre feliz. Convocado por primera vez para el partido de las estrellas, el barcelonés no ocultaba el entusiasmo que le producía jugar con Shaquille O'Neal, Kobe Bryant, Allen Iverson, LeBron James y demás héroes de la NBA. Un día después estaba encerrado en su habitación, acompañado por su familia, sin otro objetivo que recuperarse. Al menos, para jugar algunos minutos.

El negocio comenzó con Johnson y Bird. Los Ángeles y Boston. Oeste y Este. Negro y blanco

Tras atender a los periodistas, Gasol fue a almorzar con sus padres a un restaurante italiano, cercano al Toyota Center, escenario del encuentro. Al finalizar la comida, se sintió indispuesto y regresó al hotel de los jugadores convocados para disputar el All Star. Todos sus compromisos quedaron anulados. La inflamación de garganta era considerable. Atendió los consejos y no acudió a la sesión de entrenamiento que se celebró en un pabellón adyacente al moderno estadio de los Rockets de Houston. El inmenso escenario era un pandemonio de ruido, juegos y decenas de comercios dedicados a una sola cosa: hacer negocio.

Si un día la NBA fue un asunto menor en comparación con el fútbol américano y el béisbol, ahora es una perfecta máquina comercial que ha mostrado el camino al deporte actual. El deporte es espectáculo, negocio y globalidad. Más de 200 países transmitirán por televisión el partido de las estrellas, una fiesta que hace poco más de 20 años sólo interesaba al mundillo norteamericano. David Stern es el hombre que convirtió una Liga desacreditada -drogas, escándalos, desorganización- en una de las empresas más potentes del deporte mundial.

Todo comenzó hace 26 años con la llegada de Magic Johnson a los Lakers y Larry Bird a los Celtics. Los Ángeles frente a Boston. La costa Oeste frente a la costa Este. Negro y blanco. Dos jugadorazos que conocían perfectamente los secretos del baloncesto. Pero el despegue definitivo se produjo con el ingreso de Michael Jordan en 1984. No sólo era fabuloso en la cancha, sino que añadió la característica definitiva para propulsar a la NBA: era una mina comercial. Vendía mucho y vendía para todos. Un deporte en el que el 80% de los jugadores eran negros era extremadamente apreciado por los aficionados blancos. La perfecta ecuación mercantil.

Ni la desaparición de Jordan modificó la pujanza de la NBA. Stern encontró una nueva fórmula para superar el bache que significó la retirada del mejor jugador de todos los tiempos. No se podía fabricar otro Jordan, pero se podía aumentar el mercado. La NBA se hizo global en todos los aspectos. Para vender y para buscar nuevas canteras. Es lo que representa el gigante Yao Ming, que ha generado una fiebre por la NBA en China. En este fin de semana, decenas de periodistas chinos le siguen allá donde va. Por buen jugador que sea, la importancia de Ming es abrir un mercado de 1.500 millones de personas a la NBA, algo que no pueden ni imaginarse las Ligas de fútbol americano o béisbol.

Gasol es un producto de estos nuevos tiempos no sólo para el baloncesto, sino para el deporte español. Gasol dejará la huella de los pioneros. No ha sido el primero en jugar en la NBA, mérito que correspondió a Fernando Martín, pero sí el primero en hacerse un nombre entre los mejores. Su presencia en el All Star es el sello de garantía. En su quinta temporada en los Grizzlies de Memphis, Gasol ha transformado al equipo y se ha erigido en la referencia casi constante del juego. No le ha resultado sencillo. Abandonó el Barcelona con 20 años para jugar en una Liga que le ha exigido esfuerzos enormes. Llegó a un equipo que sólo conocía la derrota, una franquicia que había fracasado en la ciudad canadiense de Vancouver y buscaba amparo en el profundo Sur, en Memphis. Mal equipo, nueva ciudad, reticencias con un jugador al que se le consideraba demasiado europeo: lento, blando, mal defensor. Los tópicos, en fin. No le conocían. Gasol ha sido en sus cinco temporadas el máximo anotador de los Grizzlies, el mejor reboteador, el mejor taponador y su pasador más eficaz. Un 20/10, números con los que denominan a los jugadores que promedian 20 puntos y 10 rebotes como un reloj.

Ahora le llega la hora del reconocimiento. No ha sido fácil. Jugadores formidables como Chauncey Billups (30 años) o Richard Hamilton (28) jugarán hoy su primer All Star. Las dificultades para Gasol se multiplicaban por la densidad de fenomenales cuatros en el equipo del Oeste: Tim Duncan, Dirk Nowitzki, Elton Brand y Kevin Garnett. No ha importado la masiva presencia de estrellas en la posición que ocupa el catalán: Gasol había hecho el meritoriaje necesario para llamar a la puerta de las estrellas. Ya está entre los mejores de la NBA. Ya es un all star.

Pau Gasol.
Pau Gasol.EFE

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