Cristiano está desatado

El jeque Mansour bin Zayed, el hombre que adquirió el Manchester City el pasado verano, tiene motivos para pensar que el dinero sin una estrategia vale de poco. Los 150 millones de euros que ha invertido Bin Zayed en fichajes, al City sólo le han garantizado una vida más o menos tranquila. Termina la temporada y el equipo sólo puede felicitarse de estar a 15 puntos del descenso. Navega en medio de la tabla y juega mal. Ayer, en Old Trafford, siguió instalado en la vulgaridad. Con Robinho desorientado, sin cómplices a pesar de ser el jugador más caro de la plantilla o tal vez por eso.

El City amenazó con convertirse en un obstáculo en la carrera del Manchester United hacia el título. No fue así. Cristiano Ronaldo y Tévez se encargaron de borrarlo del campo en 45 minutos. En el descanso, el duelo estaba decidido.

Al United le quedan tres partidos y sólo necesita cuatro puntos para asegurarse la Premier. Se hace difícil pensar que no los consiga frente al Wigan, el Hull o incluso el Arsenal, que debe visitarle. El Liverpool, que le persigue a tres puntos, ha jugado un partido más. Las posibilidades del equipo de Rafa Benítez son muy escasas.

La contundencia del Manchester en las dos áreas se acentúa con el paso de las semanas. Cristiano es el mejor ejemplo. Ayer hizo su gol número 18 en la Liga, a los 18 minutos, con uno de sus famosos tiros de falta. El portugués, sin embargo, no fue el protagonista de la tarde. Ese papel se lo arrebató Tévez, que vive un drama del que participa el público y que él mismo se encarga de avivar en la prensa y en el campo. El sábado recurrió al periódico News of the World para quejarse. "Me siento marginado", declaró; "mi situación me desagrada. Creo que lo que estoy diciendo es adiós".

El argentino lamenta que Alex Ferguson le conceda pocos minutos. El director técnico ha dicho que Tévez, cedido al United por la compañía MSI, es demasiado caro. Cuesta 25 millones de euros. Ferguson no quiere pagarlos. El público le reclama que lo haga. Tévez hizo su parte marcando el gol definitivo en el minuto 45.

Ferguson sustituyó a Cristiano en el minuto 54. El cambio enfureció al portugués, que se fue haciendo muecas porque quiere asegurarse el pichichi. Está hambriento de goles pero su entrenador quiere otra cosa. "Le necesitamos fresco", explicó el técnico; "él quería seguir jugando, pero yo pienso en el futuro".