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A PIE DE PISTA | Eurobasket 2009
Columna
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La importancia de un gran base

Cuestiones básicas. ¿Quién es nuestro base? La palabra base en baloncesto es sinónimo de dirección. Cuando hablamos de un gran base, hablamos de un jugador capaz de leer los partidos; elegir el ritmo, si nos conviene correr o jugar más despacio; buscar a los jugadores con mayor ventaja a la hora de anotar; comunicarse con el resto del equipo; ser capaz de anotar, o crear una canasta para otros en momentos necesarios; y, si es capaz de tener estas virtudes en ataque, no ser un agujero en defensa. Para todo esto es indispensable mantener un buen feeling con el entrenador.

En una selección, todo esto es incluso más complicado. El tiempo de preparación y el formato del torneo obligan a un esfuerzo físico y mental difícil de mantener. Calderón ha sido en los últimos años nuestro referente. Su status, ganado con su crecimiento en la NBA, es innegable. Podía estar brillante, o más atascado, pero respondía siempre con creces. Primer problema: Calderón no está.

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En mi opinión, son seis los jugadores que optaban al puesto: Ricky, Raúl, Cabezas, Llull, Sergio Rodríguez y Víctor Sada. La primera pregunta que se plantea es histórica: ¿cuántos? Ir sólo con dos bases puros sería demasiado riesgo. Cualquier pequeña lesión nos dejaría expuestos. Cuatro, tal vez demasiado, aunque hasta la fatídica última jugada de Turquía, Llull siempre había jugado en otra posición. Por presencia física, Sada (magnífica temporada en el Barça) podría haber entrado. Polémicas aparte, Sergio siempre cumplió como tercer espada en la selección. La irrupción de Ricky le resta protagonismo, pero deberíamos valorar su capacidad. El talento no se encuentra fácilmente. Cabezas es el mejor diesel. Anotador, correcto defensor, tal vez más justo en la dirección, necesita tiempo en el campo para sentirse cómodo. Raúl, lesiones aparte, es el más completo. Al final, hemos dado el equipo al más joven, Ricky. Grandísimo talento en juego de ventaja, su porcentaje de triples en el Europeo condiciona el ataque 5 contra 5. Defensivamente, en una estructura más conservadora también tiene problemas.

Dije que contra Turquía habíamos jugado el mejor partido. Confirmado ayer. Un Garbajosa recuperado nos permitió disfrutar de mejores espacios en ataque. Buena selección de ritmo, sabiendo cuándo correr (bien por Pau), y cuándo jugar interior en ataque. La rotación del banquillo, justa... y necesaria. La defensa presionante del segundo cuarto nos permite romper el partido y la solidez general nos hace recuperar la confianza. Volvió la sonrisa.

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