_
_
_
_
_
ÁREA DE META
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

¡Honor!

Dice el refrán que días de mucho, vísperas de nada. Y hoy, vísperas del megapartido, del encuentro de los encuentros, de la última batalla antes de la gran final, me quiero yo escapar del gran foco para mirar algo que muchos considerarán menor, algo que algún seguidor culé amigo mío creerá que es una deserción en toda regla, pero ya saben que uno está para llevar a veces la contraria, que es lo que ha hecho toda su vida jugando con las manos a un juego que se distingue por ser ejecutado con los pies. Vaya por delante que mañana recurriré a todos los amuletos, a todas las referencias positivas; que intentaré que alguien encienda una vela hasta en la capilla de san Sátiro, allá en Milán (uno siempre encuentra algún alma milanista que, siempre de buena fe, desea que, antes que los del Inter,sean los culés los que se presenten en la final de Madrid), para invocar a todos los que puedan traer buenaventura al estadio del Barça, aunque siempre he creído que estas cuestiones se dirimen en el verde, allí donde no hay trampa ni cartón, donde la pelota y sus caprichos convierten a unos en héroes luminosos y a otros en sombras llenas de oscuras historias (siempre me han atraído más los temas derivados de estos últimos, de los derrotados elegantes, de los Cortos Malteses que saben que la victoria está en la supervivencia y que el jueves volverá a amanecer sea cual sea el resultado obtenido).

Nunca es pronto para recordar el valor de Raúl, un jugador que ha marcado época
Más información
Raúl, mes decisivo

Bueno, entre tanta llamada al heroísmo, en un ambiente que espera la aparición de Messi y su fulgor futbolístico, otra vez, una más, ante su día grande futbolístico, yo me quedo con el gesto de Raúl, allí en Zaragoza, donde comenzó su carrera en Primera, donde este sábado marcaba un gol que adelantaba al Madrid; un gol que, por el gesto de quedarse con la pelota y la desgraciada lesión que parece que le tendrá fuera de los campos hasta el final de la temporada, se diría que comienza a escribir las letras iniciales del cierre de una carrera a la que cualquier adjetivo elogioso se le queda corto. ¿Hermosa, luminosa, maravillosa, perfecta, difícil, completa, compleja? Me quedo con todos. ¿Que habrá quien me diga que ya le estoy firmando el epitafio? Es posible, pero he visto tantas veces en nuestro fútbol que por esperar al mejor momento se va pasando y que, como nunca es el adecuado, acabamos por no encontrar nunca el día ni la hora justa que prefiero equivocarme por exceso y no por defecto. ¿Nos encontramos ante los últimos minutos que un MITO de nuestro fútbol ha jugado en nuestros campos? Pues todos los gestos parecen decir que hemos visto el último gol en competición de Raúl. ¿Que me equivoco y el 7 madridista sigue en nuestro fútbol dándonos lecciones de competitividad, de compromiso con sus colores? Nunca es pronto para recordar el valor de un jugador que ha marcado época, que ha vacunado a todos los equipos con los que se ha enfrentado, que ha sido capaz de superar momentos comprometidos para construir una de las carreras más brillantes de las que se han dado en la historia de nuestro fútbol. ¿Que Raúl cree, al leer estas letras, que le estoy jubilando antes de tiempo? Me consuela pensar que es capaz de convertir esa energía en el combustible que le mantenga un par de años más en la gran competición. ¡Qué digo un par de años! Este es de esos que son capaces de recuperarse antes de lo previsto para jugar un par de partidos antes de decir adiós. En fin y en todo caso, no hay mal que por bien no venga. Parafraseando a Máximo Décimo Meridio, en Gladiator, sólo me queda gritar, alto y fuerte, con mis otros legionarios futbolísticos: ¡Honor, Raúl; honor!

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_