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Reportaje:MUNDIAL 2010 | España / Semifinales

El amigo de Erdogan

Türkoglu recibe las llamadas del primer ministro y es el símbolo del gran fervor de Turquía

Juan Morenilla

Cuando el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, quiere hablar con la selección de baloncesto, no llama al presidente de la federación, ni al seleccionador Tanjevic. El número de teléfono que marca Erdogan suena dentro del vestuario. Es el de Hedo Türkoglu, capitán, líder y bandera de una Turquía que hoy busca la final frente a Serbia y espera encontrarse en el camino a Estados Unidos, que se enfrenta a la sorprendente Lituania. Turquía ya ha hecho historia porque hasta 2002 (novena) no había jugado ningún Mundial y en 2006 fue sexta. Pero quiere más. Los partidos se han convertido en una explosión de fervor nacional y patriotismo en los que miles de aficionados llevan en volandas a un equipo hasta ahora arrollador: ninguna derrota, mejor defensa del torneo y mejor porcentaje de tiros.

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Los 12 gigantes, les llaman a los jugadores turcos. Sus enormes fotos están por todas partes en Estambul. El país vive ahora la fiesta del fin del Ramadán y mañana celebra un referéndum para revisar la Constitución. Pero sobre todo se habla de baloncesto -"cuanto más avanza el equipo, más hambre tenemos", dijo ayer Tanjevic-, y de Türkoglu. "Hedo es el deportista número uno en Turquía, su impacto es inimaginable", dice su compañero Güler.

A Türkoglu se le perdona todo. Como el discretísimo Europeo de hace un año en Polonia o su flojo inicio de campeonato. "Es un capitán ejemplar", le define Tanjevic. Este alero de 2,08 metros y 31 años es un ejemplo de polivalencia. Cuando era cadete jugaba de base. "Es el hombre de las mil posiciones, un jugadorazo, y un buen amigo", le define Calderón, ayer en Estambul apoyando a la selección española, y su compañero en Toronto Raptors la temporada pasada. "Puede jugar de tres, de cuatro e incluso de base, porque ve muy bien el juego", analiza Nikola Loncar. Türkoglu se ganó el apodo de Míster Último Cuarto cuando se prodigó en canastas decisivas en su época en Orlando Magic (2004-09). "Pero se equivocó al salir de Florida, donde era el líder incluso ante Howard. Ha ido a buscar dinero y contratos en lugar de continuidad y protagonismo, le ha faltado carácter para querer ser alguien más importante en la NBA", dice Loncar. El dios turco pasó por Toronto y el próximo año jugará en Phoenix, su quinto conjunto en la Liga americana. Todas sus penas, sin embargo, las ahoga con la selección.

La Hedomanía inunda Turquía. "Estos son los partidos más importantes de nuestras vidas. Es mi último Mundial, como capitán y ante mi público", comenta Türkoglu. Hoy espera una nueva llamada de Erdogan y cruzarse en la gran final de mañana con Estados Unidos.

La selección estadounidense deberá resolver antes su semifinal frente a la inesperada Lituania. Tan inesperada que incluso llegó al Mundial como una de las cuatro invitadas por la organización, junto a Rusia, Alemania y Líbano, tras no conseguir la clasificación. De ahí ha llegado a las semifinales, la mejor carta de presentación para el Europeo que organiza el próximo año. Su seleccionador, Kestutis Kemzura, resumió ayer así el estado de excitación de su equipo ante un conjunto estadounidense que quiere volver a una final del Mundial después de 16 años: "Nuestro baloncesto es la imagen de nuestro país. Hemos vivido momentos de sufrimiento, pero siempre hemos sobrevivido. Nos podrán ganar, pero no nos podrán destruir".

Hedo Türkoglu celebra una canasta.
Hedo Türkoglu celebra una canasta.REUTERS

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Sobre la firma

Juan Morenilla
Es redactor en la sección de Deportes. Estudió Comunicación Audiovisual. Trabajó en la delegación de EL PAÍS en Valencia entre 2000 y 2007. Desde entonces, en Madrid. Además de Deportes, también ha trabajado en la edición de América de EL PAÍS.

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