Los grandes no tienen excusa

Ettore Messina coquetea con la teoría de la relatividad, la que hasta ahora no concernía a los grandes del baloncesto español. Se suponía que el Real Madrid y el Regal Barcelona no tienen otra razón de ser que ganar títulos. La presunción continúa en vigor por más que el entrenador del Madrid se empeñe en desmontar una filosofía incrustada en los genes de ambas instituciones. El italiano argumenta: "Aunque este equipo y este club tengan una grandísima historia detrás, no hay que ganar sí o sí. Hay otros que también trabajan, que meten dinero y todo lo demás. Existen los demás y se puede ganar o perder. Hay que competir. Mientras no se entienda esto por parte de la afición, del club y de todos, será un problema".

Uno se da el lujo de elegir entre Anderson, Morris y Mickeal. Otro prescinde de Garbajosa

Los dos grandes dominan la Liga ACB con mano de hierro y cinco victorias de ventaja sobre el tercero. Ambos se presentan en la Copa, que empieza hoy, con rachas impresionantes y ninguno ha sido derrotado en 2011. La competición se disputa además en el Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid. Razones de más para relativizar las teorías urdidas alrededor de algunos datos, como que el Madrid no gana el torneo desde 1993, la época de Sabonis, Biriukov, Simpson y compañía, o de esa otra deducida del dato estadístico que expone que nadie repite título desde 1988. Entonces lo consiguió el Barça de Epi, Solozábal, Norris y Sibilio.

Pero este fin de semana, en Madrid, los grandes no tienen excusa. Si algunos jugadores sobresalen esta temporada no son otros que Navarro, Anderson y Lorbek o Suárez, Llull y el emergente Mirotic, entre otros. Se trata de los dos clubes con más presupuesto. Se han permitido el lujo de descartar a Garbajosa, uno, y de tener que dejar a un jugador en la grada de un trío como el que forman Morris, Anderson o el ya recuperado de su lesión Pete Mickeal, el otro.

Sus rivales llegan a la cita con muchos más problemas. Es el caso del Gran Canaria, que se enfrentará hoy al Madrid y que ha perdido por una lesión a Savané, un jugador de notable importancia. No digamos ya al adversario, mañana, del Barça, un DKV Joventut al que ya se empieza a conocer como baby Penya porque está obligado a contar con un puñado de juveniles por las lesiones de English y Norel y las dificultades económicas que atraviesa la entidad que preside Jordi Villacampa, inmersa en una ley concursal.

La competición da inicio con la puesta en escena del equipo más refrescante y asombroso de la temporada. El Blancos de Rueda Valladolid, un club modesto que aparece en la Copa por segunda vez en los últimos 21 años y es tercero en la Liga de la mano de Porfirio Fisac. Cuenta con un grupo sin nombres estelares, pero que está rindiendo con tal solvencia que ha sido capaz de situarse como la segunda mejor defensa del campeonato, tras la del Barça, y liderar la clasificación de robos del balón.

El duelo vasco entre el Caja Laboral y el Bizkaia Bilbao será mañana otro de los alicientes de la Copa. El conjunto de Dusko Ivanovic parece que añora a Splitter, el último de su larga serie de jugadores captados por la NBA. No ha encontrado todavía el justo equilibrio porque le falta algo de rebote y mucha más maniobra en el interior de la zona, posiblemente porque su último fichaje, Batista, todavía no ha logrado rendir al máximo junto a Barac. Pero sigue contando con un triángulo letal, el formado por Marcelinho Huertas, San Emeterio y Teletovic. Frente a eso, el Bizkaia puede oponer otro trío muy resultón, el formado por Mumbrú, Marko Banic y Aaron Jackson. En la Liga, el Bilbao se impuso al Caja Laboral, pero los de Vitoria han sido precisamente los que han cortado el camino de los de Katsikaris en las dos Copas que han disputado. Pero la historia es siempre relativa.