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Underworld, un 'fiestón' que dura veinte años

Veinte años después de convertir la electrónica en un fenómeno de masas, Underworld celebra su aniversario en el Primavera Sound. Hablamos con su líder, Karl Hyde, sobre nostalgias, cambios generacionales y el efecto 'Born Slippy'

Lo llamaron el segundo verano del amor. Una época, entre finales de los ochenta y principios de los noventa, en la que los jóvenes bailaron house en los descampados durante varios días, incluyeron las drogas sintéticas en su dieta y recorrieron autopistas yendo de after en after. Algo así como la ruta del Bakalao patria pero en británico, o lo que es lo que es lo mismo, un producto mucho más mediático y exportable.

"Más allá de la mitología que rodea a esa época, lo recuerdo como un momento de gente que empezó a hacer cosas que antes no existían. Hoy apenas existe la contracultura, pero entonces era algo enorme e imparable. Por extraño que parezca, todos pensaban que esas nuevas obras creativas no iban a durar y, aún así, seguían haciéndolas". Es curioso que el que evoca así aquel momento sea precisamente Karl Hyde, líder de Underworld desde su fundación en 1986. Probablemente sea una de las bandas que mejor ha resistido los estragos de aquella generación. Sobre todo tras la salida de su tercer álbum, 'dubnobasswithmyheadman' que los convirtió en el referente masivo de la electrónica de la época. Han pasado veinte años de aquello y Underworld se dejará caer esta semana por el Primavera Sound para celebrarlo: tocarán el disco íntegro.

¿Clásico de culto? Aunque así sea para toda una generación de treintañeros, a Hyde no le gusta considerarse una vieja gloria. "No es bueno vivir en el pasado. Siempre hay que hacer cosas nuevas. Quizá reformular las anteriores, pero siempre mirando hacia delante", asegura.

"Con los años, los festivales crecieron en reconocimiento y audiencia, o lo que es lo mismo, aumentaron las normas y las prohibiciones"

Habla de un futuro para Underworld "en el que evolucionaremos teniendo presentes estos 20 últimos años, pero experimentando con cosas nuevas" y considera que su longevidad no consiste meramente en haber estado en el lugar adecuado en el momento adecuado, sino en haber sabido mantenerse con los oídos bien abiertos. "El mundo de la electrónica es enorme. Puede que Prodigy sí sean hijos de un periodo concreto, pero nosotros tenemos muchas conexiones con el pop, el rock y diversos géneros musicales. Eso influye en que el público siga disfrutando", explica.

Pero, por mucho que Underworld tenga casi una decena de discos de estudio y Hyde acumule méritos en solitario (de poner música a los Juegos Olímpicos de Londres a experimentar musicalmente junto a Brian Eno), todas las entrevistas con la banda llevan a la misma pregunta. Y nosotros no vamos a ser menos. ¿Qué se siente cuando, al tener una carrera tan larga, la audiencia solo pide escuchar el tema 'Born Slippy'?

"Antes de que llegara Danny Boyle y nos incluyera el tema en la película Trainspotting, nosotros ya vivíamos de la música. Obviamente aquel momento nos abrió muchas puertas, pero, por ejemplo, seguimos trabajando con compañias independientes. En cuanto a los conciertos, acude gente de aquella época, pero también muchos chicos jóvenes", asegura.

Lo cierto es que sus directos no han envejecido "porque creamos el show junto a nuestra audiencia. Para nosotros es fundamental que nuestro público enloquezca, baile, sude". Hasta el punto de que varios de sus conciertos fueron cancelados (el último en 2009) porque la gente saltaba de las gradas a la pista.

La primera vez que se adentraron en la cultura festivalera española fue, precisamente, hace casi 20 años. Actuaron en el Doctor Music festival de 1996 y la actuación transcurrió como mandaban los cánones de la época: enloquecidamente. "Eran otros tiempos. Cualquier cosa se vivía como una gran fiesta", afirma Hyde. ¿Por qué no ahora? ¿Nos hemos vuelto aburridos? "No. Pero con los años los festivales crecieron en reconocimiento y audiencia, o lo que es lo mismo, crecieron las normas y las prohibiciones porque tuvo que crecer la organización. No es que no haya disfrute, es que se vive de otro modo".

Parece que Hyde se niega a la nostalgia. Considera que, más allá de mitomanías y periodos hedonistas, él es "feliz tocando y viajando". No necesita más. Sin embargo, no es totalmente inmune al recuerdo. Hoy, que la electrónica noventera vuelve en formato literario con la publicación, por ejemplo, de la biografía de KLF, Hyde también quiere sumarse a la tendencia. "Estoy escribiendo una biografía de la banda. Empieza en el 92, tocando ante ocho mil personas..."

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