_
_
_
_
_

Cuatro años de guerra estrangulan la economía de millones de sirios

Caen los salarios, se disparan los precios hasta un 600% y se deprecia la divisa local

Natalia Sancha
Equipos de emergencias rescatan a civiles tras un bombardeo en las afueras de Damasco.
Equipos de emergencias rescatan a civiles tras un bombardeo en las afueras de Damasco.BASSAM KHABIEH (REUTERS)

Siria está exhausta tras cuatro años de guerra. El país ha quedado dividido en varios frentes. Yihadistas, facciones islamistas y remanentes de lo que fuera el rebelde Ejército Libre Sirio se disputan el terreno, al tiempo que se lo disputan a las tropas de Bachar el Asad. Y ello con el consiguiente movimiento forzoso de población. Es la peor crisis humanitaria desde la II Guerra Mundial, cuatro millones de personas malviven como refugiados en países vecinos y ocho son desplazados internos. Hanna, vecina de Damasco, de 28 años, dejará su país el 10 de septiembre. Tiene motivos: “Mi hija de cuatro años es capaz ya de diferenciar entre el lanzamiento y la caída de un [proyectil de] mortero. Quiero un futuro mejor para ella y para mí”.

Más información
Cuatro años de guerra en la memoria

Hanna —pseudónimo con el que prefiere que se le nombre— es licenciada en turismo. “Mi sueldo era de 150 euros, hoy se ha quedado en un tercio”, se lamenta. Mientras habla, retumban los bombardeos. Bajo la guerra, 23 millones de sirios sufren también los efectos de una economía marchita y embargada. “Estamos exhaustos”, señala esta damascena, “no es solamente afrontar la muerte a diario, ya sea por los combates, los barriles bomba, o los morteros. Es psicológicamente insoportable”. Los precios han subido entre un 300 y un 600%. La divisa local se ha depreciado de las 45 libras por euro del inicio de la guerra hasta las actuales 280.

El fin de la guerra no parece asomarse. “No hay una solución política o estrategia internacional para Siria”, opina el analista estadounidense Joshua Landis. “Tan sólo el repetido discurso de ‘El Asad tiene que irse’. Pero el Estado Islámico (EI) y una oposición cada día más islamizada no va a pararse a las puertas de Damasco si El Asad se va”, añade. Más optimista se mostraba este miércoles el presidente sirio, que declaraba en BBC sentirse “confiado ante el apoyo continuo de Rusia e Irán”.

No obstante, y tras perder a 50.000 hombres, el Asad admitía recientemente la falta de efectivos para defender el territorio. “La superioridad aérea es la mejor baza de la que dispone”, explica Thomas Pierret, analista y profesor de la Universidad de Edimburgo.

Tanto las negociaciones de Ginebra como las de Moscú han caído en saco roto, incapaces de sentar en una misma mesa al régimen y a la oposición. En el intento, dos enviados especiales de la ONU han tirado la toalla. Los rebeldes permanecen descoordinados, la oposición en el exilio desconectada y el Gobierno sirio anclado en su discurso de “lucha contra el terrorismo”.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Más y mejores armas

Al tiempo que la vía política se estanca, la escalada bélica prosigue. “Más, más grandes y mejores”, dice Landis de la inyección de armas en la guerra. Aprovechando los avances en las negociaciones nucleares con Estados Unidos, Irán intenta impulsar junto a Rusia una tercera fase de negociaciones que reavive la iniciativa de Ginebra.

Y el espacio aéreo se antoja cada día más frecuentado. La aviación norteamericana bombardea posiciones del EI, y comparte cielo con la siria que ataca las zonas rebeldes. A ellos se sumaba el mes pasado la turca que daba su primer paso para reducir el tránsito de yihadistas en su frontera, al tiempo que bombardeaba al EI. “Turquía está aterrorizada ante el progreso de los kurdos en su frontera sur, de ahí que haya decidido intervenir”, interpreta Pierret.

Cuatro años después de desencadenada la guerra, más de 230.000 sirios han perdido la vida, según activistas en el terreno. Barrios enteros de la capital se vacían de jóvenes recién licenciados, que ponen pies en polvorosa contratando a traficantes para alcanzar Europa. Otros resisten, como Munir S.: “¿Abandonarías a tu madre si está enferma? Siria está enferma, pero no pienso irme y dejar mi casa a unos embrutecidos con barba”

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_