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Rajoy retrasa su candidato mientras negocia el nuevo poder en la UE

El congreso del PPE, clave para el papel que tendrá España con Cañete y Guindos

Carlos E. Cué
Arias Cañete, el pasado martes en su escaño del banco azul.
Arias Cañete, el pasado martes en su escaño del banco azul. ULY MARTÍN

Cuando no hay ninguna explicación para los conocidos retrasos de las decisiones de Mariano Rajoy, algunos apelan a su carácter. Pero en el caso de la candidatura europea, además de eso, hay una cuestión de fondo a la que apelan muchos en su entorno. Rajoy y su equipo de negociadores europeos, señalan, están enfrascados estos días, y después del debate del estado de la nación lo harán mucho más, en una compleja negociación a varias bandas que definirá el nuevo poder de la UE. Todo se rematará tras las elecciones, pero el grueso del reparto de poder se hará en la cena clave entre los presidentes conservadores en el congreso del PPE en Dublín, el 6 y 7 de marzo.

España ha perdido muchísimo peso y con Rajoy en La Moncloa se fue incluso el puesto clave de la silla en el Banco Central Europeo. El presidente quiere recuperar a toda costa un poder real. Y para eso quiere colocar a dos hombres clave de su equipo: Miguel Arias Cañete, que aspira a una vicepresidencia tan potente como la que tiene ahora el socialista español Joaquín Almunia, y Luis de Guindos, que aspira a presidir el Eurogrupo a finales de año.

Rajoy no tiene aún todas las cartas encima de la mesa, no sabe cómo quedará esa negociación. Parece descartado que juegue a intentar que un español presida la Comisión Europea. Sería una apuesta demasiado alta que podría suponer quedarse sin nada, argumentan algunos. El luxemburgués Juncker, el francés Barnier y el letón Dombrovskis son los tres aspirantes oficiales del PPE, de momento. El 7 se vota entre ellos en Dublín.

Rajoy necesita jugar bien sus cartas, sobre todo con la poderosa Angela Merkel, para evitar tener que conformarse con una comisaría menor, como la de Agricultura, la especialidad de Arias Cañete. Se trabaja mucho, aunque públicamente se habla poco. Eso sí, el lunes el ministro de Exteriores y hombre con muchos contactos en Europa, José Manuel García Margallo, dijo que en esa negociación España debe ir “a por todas”.

Esas incógnitas, sumadas a sus ganas de no adelantar acontecimientos y retrasar lo máximo posible un cambio de Gobierno, por mínimo que sea, señalan personas muy cercanas, está retrasando la decisión final sobre el candidato europeo mientras el PSOE ya está de campaña.

No en vano el presidente dijo que la decisión se anunciaría “no antes del congreso de Dublín”. Ayer aseguró a la salida del Congreso que ni siquiera lo ha “pensado”. Arias Cañete sigue siendo el más fuerte en las apuestas de ministros y dirigentes. Sin embargo, parece que Rajoy aún no le ha dicho nada y él tiene agenda en España para el 6 y el 7, aunque por supuesto podría anularla. Arias Cañete quiere ser comisario, es seguro, pero no parece tener muchas ganas de ser candidato con el riesgo claro de perder. Aunque precisamente esa va a ser una de las novedades: no es obligatorio, pero políticamente parece necesario que los aspirantes a comisarios sean cabezas de lista en las elecciones. Margallo o Íñigo Méndez de Vigo, su mano derecha en Exteriores, no salen ya en las quinielas. Rajoy decide, aunque también parece claro que, al margen del candidato, él se va a implicar mucho en la campaña. Si gana, no habrá cambios. Pero si pierde, muchos creen que llegará el momento de una crisis de Gobierno de verdad, a fondo.

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