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La guerra interna en Madrid se recrudece tras el incidente de Aguirre

Sáenz de Santamaría y Botella coinciden: “La ley es igual para todos”

Los ataques de Esperanza Aguirre contra los agentes de Movilidad y policías municipales, después del incidente que protagonizó el jueves pasado en el que se terminó dando a la fuga tras aparcar en un carril-bus, no han sido bien recibidos en el PP de Madrid. De entrada, porque la expresidenta de la Comunidad de Madrid y actual responsable del PP autonómico, el más poderoso de España y principal frente interno de Mariano Rajoy, ha cargado contra funcionarios públicos del Ayuntamiento de la capital. Justo cuando Aguirre suena como posible candidata del partido en detrimento de la actual titular, Ana Botella. Así que este incidente recrudeció el ambiente de guerra interna que se vive en el PP de Madrid con la vista puesta en las candidaturas de 2015.

Por eso, la intervención de la alcaldesa de Madrid en favor de los empleados públicos, y precisamente en la convención municipal del PP en Valencia, se interpretó internamente como un intento de Botella de torpedear las posibilidades de Aguirre.

Porque la de la alcaldesa de Madrid ha sido la voz más contundente que se ha escuchado en las filas populares, cuando este viernes ha recordado a Aguirre que los agentes de Movilidad tienen presunción de veracidad. “La ley es igual para todos”, aseguró Botella a su compañera de filas, minutos antes de entrar en la convención que el PP celebra en Valencia. La regidora, que no ha querido ofrecer su versión de lo ocurrido, ni entrar en Aguirre fue o no retenida ilegalmente, como sostiene esta, ha señalado: “No me corresponde a mí. La ley es igual para todos y las declaraciones de los agentes de la autoridad tienen presunción de veracidad”.

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En esta guerra interna, aunque con cautela, entró también el Gobierno. Mientras Aguirre seguía cargando en todos los medios de información contra los agentes de Movilidad, a los que acusa de retención ilegal, la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, habló en la misma línea que Botella tras el Consejo de Ministros: “La señora Esperanza Aguirre ha dado explicaciones, hay un procedimiento abierto, la ley es igual para todos y habrá que esclarecer hechos y responsabilidades dentro de ese procedimiento”. Sáenz de Santamaría evitó que contestara el ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, aunque la pregunta iba dirigida a él. Gallardón es exalcalde de Madrid e histórico rival de Aguirre.

La expresidenta de Madrid no es muy querida entre los ministros. No es un secreto que ella siempre ha sido, al menos hasta que dejó la presidencia de Madrid, e incluso después, la principal rival interna de Mariano Rajoy. Es la antítesis del presidente. Polémica, atrevida, siempre al choque, una mujer de acción, dispuesta a dar titulares y a acudir a todos los medios de comunicación. Y es lo que está haciendo para defenderse: como siempre, atacar.

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Siempre que ha podido, con gestos, decisiones o palabras, Aguirre ha mostrado el camino que a ella le gustaría, muchas veces el contrario al que elegía Rajoy, siempre mucho más precavido. Estas constantes lecciones han ido generando una enorme tensión entre los marianistas y los aguirristas. Y toda esa inquina acumulada desde 2008 explotó este viernes en muchos despachos del marianismo, que no están tristes por el error de la presidenta en el centro de Madrid.

Ella lo niega, pero muchos creen que estaba bien dispuesta a dar la batalla para ser la alcaldesa de Madrid en 2015, o al menos la candidata del PP. Las encuestas que se han hecho, según fuentes del Ejecutivo, la consideran un gran valor electoral, muy por encima de Ana Botella. Y eso, dado el pragmatismo de Rajoy, que fue capaz de poner de candidato a Jaime Mayor Oreja en 2009 pese a estar muy distanciado de él, hacía especular a muchos con la posibilidad de que él la eligiera como su candidata en 2015. Pero este error, y sus graves consecuencias de imagen, hacen que muchos de esos piensen ahora que al menos la alcaldía la tiene casi imposible. No en vano se está enfrentando a unos agentes de Movilidad que dependen de Botella.

Aguirre siempre ha dicho que su sueño no cumplido era ser alcaldesa, aunque ahora insiste en que no aspira a nada. En cualquier caso, los enemigos de Aguirre, que son muchos después de tantos años de batalla interna y ahora sin el respaldo que da ser presidenta de Madrid, se frotan las manos con la polémica.

Ya el jueves por la noche, el Ayuntamiento de Madrid defendió que los agentes de Movilidad realizan su trabajo de forma profesional, según el procedimiento habitual, y que actúan igual ante todos los ciudadanos.

Frente a las críticas internas más o menos veladas, en la Asamblea de Madrid, en una sesión que se alargó el jueves hasta la una de la madrugada, los diputados del PP se animaban con la siguiente máxima: “Si hay alguien capaz de darle la vuelta a esto, es Esperanza”. Ella se sigue defendiendo e insiste en que no se ha planteado dimitir de su cargo de presidenta del PP madrileño.

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