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Los transportistas ven con temor que les obliguen a usar vías de peaje

El Gobierno pagará la mitad del coste y se ignora si habrá ahorro en combustible

Virginia López Enano
Dos camiones salen del peaje de la AP-7 entre Castellón y Oropesa.
Dos camiones salen del peaje de la AP-7 entre Castellón y Oropesa. Ángel Sánchez

Los transportistas están inquietos por el nuevo plan del Ministerio de Fomento para obligar a los vehículos pesados a abandonar las carreteras convencionales y circular por las autopistas allá donde este trasvase sea posible. El sector teme que esta medida les supondrá gastos adicionales ya que el Gobierno solo prevé pagar el 50% del peaje que deberán abonar en las autopistas. Y no están seguros de que el posible ahorro en gasolina si se acortan en algún tramo los kilómetros les compense.

“No aceptamos que se vete a los camiones en las carreteras nacionales. Deben tener una opción gratuita para circular”, explica el director de comunicación de la Confederación Española de Transporte de Mercancías (CETM), Dulsé Díaz. Esta asociación agrupa a más de 35.000 empresas del sector (unos 135.000 vehículos). En España circulan aproximadamente 310.000 vehículos de transporte de mercancías, 220.000 de los cuales son pesados, según los datos oficiales.

El ministerio alega que la medida ayudaría a mejorar la seguridad vial

El Ministerio de Fomento alega que el nuevo plan ayudaría a mejorar la seguridad vial y a reducir la siniestralidad. Pero Díaz no ve bien que la responsabilidad recaiga en exclusiva sobre el sector de los transportistas y asegura que están muy concienciados con la seguridad vial. 2013 finalizó con 1.680 fallecidos en accidentes de carretera, según datos de la Dirección General de Tráfico (DGT), de los cuales 111 fueron conductores y pasajeros de camiones. Pero hay accidentes en los que están involucrados camiones y que ocasionan víctimas.

“No somos el problema fundamental de las carreteras”, insiste Díaz, que deja abierta la posibilidad de que la decisión pueda tener motivos distintos de la reducción de la siniestralidad. “Podemos pensar que lo que quieren en realidad es fomentar el uso de las autopistas de peaje”, se aventura a especular el director de comunicación, al que el argumento de la seguridad vial no le convence como causa única.

El mismo recelo provoca la noticia en Ramón Valdivia, director general de la Asociación del Transporte Internacional por Carretera (Astic), que aglutina la mayor parte de los vehículos más grandes, con más de 200 asociados. “A los camioneros no les interesa que las carreteras estén congestionadas, ningún transportista quiere perder el tiempo”, apostilla Valdivia. El director de Astic no está en contra de planes como el que tiene previsto implantar el Gobierno a partir del segundo trimestre de este año. Sin embargo, cree que es necesario que vayan acompañados de otras medidas, entre las que da prioridad a la creación de corredores de tráfico que estén libres de restricciones.

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Fomento tiene prevista una reunión con los responsables del sector en los próximos días para negociar las bases con los transportistas. Por eso, hasta que este encuentro no se produzca Valdivia prefiere ser prudente para no dar una valoración prematura. “Nos falta conocer los detalles, el mapa de carreteras a las que afectaría y las razones que hay de fondo. Pero, de momento, tal y como está planteada, no nos hace gracia”, sentencia.

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En España no es la primera vez que los camiones se han visto obligados a circular por vías de peaje. Es el caso de la N-II en Girona, donde el 40% de los vehículos que circulaban eran camiones. Ahora los conductores de estos vehículos deben circular de manera obligatoria por la autopista de peaje AP-7. “La seguridad vial es la mayor ventaja de este plan”, opina el catedrático de la Universidad de Valencia y presidente de la Fundación para la Seguridad Vial y Movilidad Sostenible (Fesvial), Luis Montoro, que cita el caso de Girona como un buen ejemplo de la aplicación de esta medida.

El catedrático asegura que hay estudios europeos que confirman que vetar la circulación a los vehículos pesados de las carreteras convencionales reduce la siniestralidad entre un 5% y un 15%. “La valoración es positiva porque los accidentes bajan de gravedad”, asegura Montoro. El motivo es que el tráfico que combina vehículos pesados y ligeros es más problemático porque automóviles y camiones pesados circulan a velocidades distintas, según explica el catedrático.

El estrés que provoca intentar adelantar a un camión en una carretera convencional puede ser un factor clave en la siniestralidad, continúa Montoro. Sin embargo, asegura que esto no lo convierte en el responsable directo de los accidentes. “El peso de la medida no puede recaer sobre el sector de los transportistas, que está muy castigado”, sentencia.

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Sobre la firma

Virginia López Enano
Trabaja en el equipo de Redes de EL PAÍS. Ha pasado por varias secciones del periódico, como la delegación de Sevilla, Nacional o El País Semanal, donde ha escrito temas de música y cultura. Es Licenciada en Historia y Graduada en Periodismo por la Universidad de Navarra y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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