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Ian Thorpe, campeón olímpico de natación en una foto tomada en Suiza en 2012.
REVISTA SÁBADO

El hundimiento de Thorpe

Australia creó un nadador y lo idolatró brazada a brazada, exprimiendo su rendimiento y acumulando medallas. Emergió el mito. Un hombre perfecto. Fabuloso. El ideal. Y también un ser descompensado: portentoso físicamente y frágil mentalmente. Fuera de la piscina casi se ahoga en el alcohol y la depresión

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