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FÚTBOL INTERNACIONAL

Villas-Boas se ahoga en su revolución

Abrámovich destituye al técnico luso solo siete meses después de pagar al Oporto 15 millones de euros por su carta de libertad

Ladislao J. Moñino
Villas-Boas, durante el partido perdido el sábado ante el West Bromwich.
Villas-Boas, durante el partido perdido el sábado ante el West Bromwich.IAN KINGTON (AFP)

Roman Abrámovich no aguantó más a Villas-Boas. La derrota (1-0) del sábado ante el West Bromwich Albion (WBA), noveno clasificado de la Premier, ha acelerado una destitución que se barruntaba desde que hace dos semanas el Chelsea cayera contra el Everton (2-0). Después de aquel traspié, una parte del vestuario cuestionó los planteamientos tácticos del entrenador portugués en su propia cara. Desde entonces, ha sido incapaz de enderezar el rumbo de un proyecto millonario que se la ha ido de las manos solo seis meses después de asumirlo. Roberto Di Matteo, exjugador del club, ocupará el cargo hasta final de temporada.

El crédito del entrenador luso estaba limitado al intento de remontar el 3-1 encajado ante el Nápoles en la ida los octavos de final de la Liga de Campeones. Ni a eso ha llegado. Su aventura londinense ha concluido antes de que pudiera jugar esa única carta con la que pretendía convencer a Abrámovich de que aún era su hombre. Aunque en realidad, el magnate ruso nunca estuvo muy convencido de que el joven técnico, de 34 años, fuera el más capacitado para dirigir a los blues pese a los 15 millones de euros que desembolsó al Oporto por su carta de libertad. Según fuentes cercanas al club, Hiddink, Mourinho y hasta Del Bosque fueron tanteados antes que Villas-Boas.

Si Di Matteo, nuevo técnico, logra que el equipo juegue mejor, Torres puede resucitar

Con el equipo en quinto lugar de la Premier a 20 puntos del líder Manchester City, se atisbaba la posibilidad de que el Chelsea se quedara fuera de la cuarta plaza que da opciones a disputar la Champions. Sería la primera vez que esto sucede desde que Abrámovich compró el club en 2003. La situación era insostenible para Villas-Boas por resultados, por liderazgo y por el juego plano que desplegaba el equipo. Una parte del vestuario no creía en él, principalmente el ala de los veteranos ingleses liderados por Lampard y Terry, relegados al banquillo. En los últimos partidos del Chelsea en Stamford Bridge eran habituales las pancartas a favor de estos dos futbolistas. Un síntoma de la grieta que también tenía abierta con la grada, que no ha dudado en corear el regreso de Mourinho. Tampoco Drogba, otra vaca sagrada de la caseta, le secundaba.

El ya exentrenador del Chelsea pretendía acabar con la vieja guardia que tantos éxitos le dio al club en la era de Mou. Sin resultados con los que respaldar esa regeneración del plantel que creía necesaria, le ha sido imposible convencer a Abrámovich de su continuidad. Sus embrollos en la pizarra tampoco le han ayudado. Línea por línea, nunca dio con un once estable. Bailó el centro de la defensa; construyó y derribó el medio del campo —donde Meireles ha sido el único fijo—; nunca tuvo claro si Mata debía jugar en la izquierda o por el centro y, ni Torres ni Drogba supieron quién era el delantero centro titular. En su intento por llegar a la Eurocopa, a Torres le puede beneficiar la salida de Villas-Boas si Di Matteo logra que el equipo produzca más juego ofensivo. “El proyecto lo tiene que respaldar el propietario del club, no los jugadores”, dijo el preparador portugués tras aquel encontronazo con los jugadores a raíz de la derrota ante el Everton.

Villas-Boas da la mano a Ashley Cole durante un partido de esta temporada
Villas-Boas da la mano a Ashley Cole durante un partido de esta temporadaIAN KINGTON (AFP)

Esta misma semana, de las palabras que pronunció en una emisora de radio portuguesa se pudo deducir que se sabía un entrenador sentenciado, que Abrámovich ya no le respaldaba: “He sentido su confianza, pero el patrón de comportamiento del propietario le ha llevado a destituir entrenadores en situaciones similares. Será una de dos: una continuación del proyecto con el apoyo completo o la repetición de ese patrón”. La derrota ante el WBA ha impuesto el patrón más habitual cuando los resultados no acompañan: la destitución del técnico.

En esa misma entrevista radiofónica, Villas-Boas también reconoció que la sombra de Mourinho, que se mensajea con algunos de los veteranos, era muy alargada: “El único lugar que no acecha su sombra es Barcelona”. Su destitución se ha producido pocos días después de la visita a Londres del técnico madridista que, según anunció el sábado, regresará hoy a la capital inglesa. Para entonces, Villas-Boas ya solo será el séptimo técnico en la era Abrámovich tras Ranieri, Mourinho, Hiddink, Grant, Scolari y Ancelotti.

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Sobre la firma

Ladislao J. Moñino
Cubre la información del Atlético de Madrid y de la selección española. En EL PAÍS desde 2012, antes trabajó en Dinamic Multimedia (PcFútbol), As y Público y para Canal+ como comentarista de fútbol internacional. Colaborador de RAC1 y diversas revistas internacionales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Europea.

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