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BALONCESTO | FINAL FOUR

20 años del Partizán de Fuenlabrada

El equipo de Obradovic y Djordjevic hizo historia en la Euroliga

Robert Álvarez
Djordjevic supera la defensa de Alberto Herreros, en el Partizán-Estudiantes de la Euroliga de 1992 disputado en el Fernando Martín de Fuenlabrada
Djordjevic supera la defensa de Alberto Herreros, en el Partizán-Estudiantes de la Euroliga de 1992 disputado en el Fernando Martín de FuenlabradaDiario As

En mayo de 1991 Zeljko Obradovic tomó una de las decisiones más difíciles de su vida. Tenía 31 años y era el base de la selección yugoslava. Durante la concentración para el Campeonato de Europa, recibió una llamada telefónica de Dragan Kicanovic. “No tengo entrenador para la próxima temporada”, le dijo el director deportivo del Partizán. “Pues resulta que tengo un entrenador para ti”, le contestó Zeljko. “¿Y quién es?”, le preguntó Kicanovic. “Yo mismo”, zanjó el jugador, que renunció al Europeo ganado un mes más tarde por Yugoslavia con Sasha Djordjevic como base titular.

En septiembre de 1991, con un partido entre el Real Madrid y Estudiantes, se inauguró un pabellón en Fuenlabrada. La instalación fue bautizada con el nombre de Fernando Martín en honor a la figura del baloncesto español fallecido en un accidente de coche el 3 de diciembre de 1989.

Paralelamente, el 9 de septiembre de 1991, la Comisión de Organización de las competiciones europeas de baloncesto de la FIBA decidió que los partidos de los equipos yugoslavos no se disputarían en sus países, debido al “clima de inseguridad” que se vivía en ellos, y les dio un plazo de seis días para que comunicaran cuales iban a ser las sedes de sus encuentros. Se precipitaron las gestiones. Milenko Savovic, un pívot serbio, exjugador del Partizán, que había disputado la temporada anterior en el Granada, le comentó a su amigo Obradovic la posibilidad de que el equipo de Belgrado disputara la Euroliga en Fuenlabrada, de la misma forma que el Slobdna Dalmacija optó por A Coruña y el Cibona Zagreb recaló en Puerto Real.

El Partizán no partía entre los favoritos aquella temporada. Pero fue pasando las cribas con una fase de grupos en la que le tocó en suerte el Joventut. La gente de Fuenlabrada se identificó enseguida con el equipo serbio. “Jugábamos al baloncesto. Así era como defendíamos a nuestro país. La cancha se convirtió en nuestra salvación”, explica Sasha Djordjevic en el conmovedor reportaje del programa Informe Robinson, de Canal +.

Todos los jugadores del Partizán eran serbios, excepto Ivo Nakic, que era croata. Decidió permanecer con el equipo a pesar del conflicto bélico entre ambos países. “La presión que sufrí solo la conocen mis padres”, recuerda Nakic. Danilovic relata que, cuando empezó el conflicto en Bosnia, llevó a su hermana y a su madre a Belgrado. “Pero mi madre volvió a Sarajevo, no quería abandonar su casa”, explica.

La FIBA permitió al Partizán disputar la eliminatoria de cuartos de final contra el Knorr de Bolonia en Belgrado. Los italianos, primeros en el grupo A de la liguilla, tenían a su favor el factor cancha. El club serbio, cuarto en el grupo B que encabezaron el Joventut y el Estudiantes, invitó a una delegación de Fuenlabrada al partido de Belgrado. El éxito acompañó la empresa y el Partizán dio la sorpresa y se clasificó para la Final Four que se disputó en Estambul. En las semifinales, el Partizán volvió a sorprender al ganar al Philips Milán por 82-75, mientras que el Joventut superó al Estudiantes por 91-69.

Danilovic, ente el Aris
Danilovic, ente el ArisDIARIO AS

La final fue muy igualada. Cuando quedaban 33 segundos, Tomàs Jofresa se hizo con el balón, intentó que pasaran los segundos y culminó él mismo una penetración con un lanzamiento que tras tocar en el aro, acabó entrando: 68-70. Parecía todo hecho ya para el Joventut. A Morales, que estaba bajo el aro, se le olvidó el viejo truco de alejar el balón para perder algún segundo.

Quedaban nueve segundos. Koprivica, uno de los pívots del Partizán, sacó lo más rápido que pudo para Djordjevic. El base corrió como una bala hacia el lado derecho de la cancha. Poco antes de llegar a la línea de triples, frenó en seco. Tomàs Jofresa, que le perseguía, derrapó. Morales, tras él, no pudo tapar el tiro. Djordjevic se elevó en escorzo y clavó el triple más importante de su vida: 71-70. El Partizán se consagró como campeón de Europa por primera y única vez en su larga historia.

“Aquel tiro nos cambió la vida a todos. La emoción que sentí con aquel título no la he vuelto a sentir en mi vida”, confiesa Obradovic, que desde entonces acumula un Europeo y un Mundial como seleccionador y ocho Euroligas con cuatro equipos distintos, incluida una con el Joventut, dos años después en Tel Aviv. La epopeya del Partizán de Fuenlabrada sucedió hace 20 años en Estambul. Las carreras de Djordjevic y Danilovic tomaron un impulso decisivo y se consagraron como dos de los más grandes jugadores en la historia del baloncesto yugoslavo. Obradovic se mantiene en la brecha como entrenador del Panathinaikos y ahora, 20 años después, regresa a Estambul, donde defenderá el título que logró la pasada en el Palau Sant Jordi de Barcelona.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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