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Milagro a coste cero en Vallecas

El Rayo, en concurso de acreedores, no ha gastado ni un euro en fichajes desde 2007

LADISLAO J. MOÑINO
Roberto Trashorras, jugador del Rayo Vallecano, celebra la permanencia del equipo en Primera División tras el partido contra el Granada.
Roberto Trashorras, jugador del Rayo Vallecano, celebra la permanencia del equipo en Primera División tras el partido contra el Granada.Chema Moya (EFE)

La dignidad de la ropa tendida en los bloques de viviendas de ladrillo visto que rodean al estadio de Vallecas, el olor a las frituras del fútbol mañanero que emana de los bares de los bulevares adyacentes al feudo franjirrojo... Cuando aterrizó en el Rayo Vallecano, ese paisaje cotidiano trasladaba a Piti, único superviviente junto al capitán, Míchel, de la escalada de Segunda B a Primera, a las Cinco Rosas, la barriada humilde de Sant Boi en la que se crió.

“Cuando llegué, la Primera se veía un poco lejos, aunque el objetivo era ir paso a paso”, recuerda Piti, que había debutado con el Zaragoza en la élite y que no sabía si volvería a ser jugador de la máxima categoría. Él marca tres claves que han obrado el milagro de que un club actualmente en situación concursal y que dejó de pagar a su plantel en plena pelea por el ascenso a Primera la campaña pasada haya conseguido llegar hasta lo más alto del fútbol español y mantenerse pese a las turbulencias internas que lo acecharon y aún le agobian (recientemente, los administradores han denunciado al entrenador, José Ramón Sandoval, y a los jugadores por cobros indebidos acusándoles de mala fe al firmar los acuerdos contractuales con la entidad).

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“El sentir de la gente de Vallecas, que cuando te pones la camiseta te hace pensar que juegas para trabajadores humildes; la fuerza del bloque ante los impagos y el ojo para fichar del director deportivo, Felipe Miñambres, han sido fundamentales para este milagro”, analiza el interior zurdo, obsequiado con una peña que lleva su nombre y fundamental en la pizarra de Sandoval. “Cuando vine al Rayo, mi objetivo era disfrutar como futbolista y he podido comprobar que mi fútbol, mis regates y mis pases, pese a venir de Segunda B, son válidos para Primera”, comenta.

“El sentir de la gente de Vallecas, la fuerza del bloque ante los impagos y el ojo para fichar de Felipe Miñambres han sido fundamentales para este milagro” Piti, jugador del Rayo Vallecano

Miñambres, ex jugador del Sporting y el Tenerife y mundialista español en Estados Unidos 1994, aterrizó en el Rayo en 2007 de la mano de sus antiguos propietarios, la familia Ruiz-Mateos. Desde entonces, cada temporada ha tenido que diseñar una plantilla nueva sin gastar un euro en fichajes. De todas las contrataciones realizadas, elige las de Diamé, Lass y Michu como paradigmas de su trabajo. “A Diamé, que estaba en el Linares, lo descubrimos porque seguíamos a un jugador del Talavera. En cuanto le vi, me dije: ‘Lo tenemos que hacer como sea’. Íbamos a verle y muchas veces no jugaba. Tenía otras ofertas y fue un fichaje difícil”. Fue la singularidad de Vallecas, cuya afición entona como grito de guerra una versión de La Marsellesa, lo que le llevó hasta el Rayo: “Tenía un compañero en el Linares que le explicó lo que era Vallecas y jugar para nosotros y también que estar en Madrid sería un gran escaparate para él. Le traspasamos al Wigan por cuatro millones de euros”. Diamé sintió el mismo calor que ahora siente Diego Costa, cedido gratis por el Atlético junto a Pulido y Joel y fundamental con sus goles en la permanencia: “Venía de una lesión complicada y sus compañeros apenas le entraban en los entrenamientos. En cuanto se caía al suelo, todos iban a ver qué le ocurría porque sabían de su importancia. Aquí se siente la estrella y eso ha sido clave para su rendimiento”.

Tiene asumido Miñambres que el Rayo necesita ser un club vendedor para sobrevivir. Sin dinero para pagar fichajes, la anticipación y la confianza que transmita sobre el club a la hora de negociar con los representantes y familiares de los jugadores que desea contratar son sus únicas bazas. “Yo no puedo ir con el dinero por delante porque no pagamos mucho. Si acaso, a los extranjeros, que dudan más, les puedo ofrecer una parte del porcentaje de un futuro traspaso. Los agentes y las familias de los futbolistas te preguntan por el concurso de acreedores, por la situación del club, por las garantías de cobro... Es normal. Yo solo puedo darles mi palabra y que ellos me crean. Eso sucedió con Michu, que quería venir, pero su fichaje se retrasó por la burocracia a la que te obliga estar en ley concursal. También tuvimos suerte porque sus representantes se lo ofrecieron a muchos equipos de Primera y ninguno le quiso”.

Sin dinero para pagar fichajes, la anticipación y la confianza que transmita a la hora de negociar son las únicas bazas del Rayo Vallecano

Las aventuras europeas de futbolistas africanos en busca de un futuro económico es otra de las fuentes de las que trata de abastecerse el Rayo. “No pagamos su estancia cuando vienen a probar. Se la costean sus agentes. Lass llegó así”, recuerda Miñambres; “hace poco, un técnico de las categorías inferiores me preguntaba: ‘¿Pero cuántos más me vas a traer a probar?”. “Con que nos salga bien uno, ya es suficiente. Lass, con muchas novias y revalorizado, es el ejemplo”, le respondí. Un futuro traspaso del camerunés puede incrementar los seis millones de euros que ha hecho ingresar al club el director deportivo sin pagar nada a cambio.

Miñambres también señala a Sandoval como artífice de los éxitos: “Fue él quien se reunió con los Ruiz-Mateos y les convenció de que le dieran el primer equipo. Es muy atrevido, por ejemplo, a la hora de contar con la cantera. A Lass le hizo debutar desde el juvenil sin pasar por el filial de Segunda B”. “También el míster ha sido atrevido con el estilo porque nosotros no sabemos jugar a defendernos y eso lo ha mantenido. No hemos sido el típico equipo recién ascendido que se refugia en su área y busca el 1-0”, matiza Piti.

Con la permanencia ya lograda, el camino hacia otra temporada de supervivencia en Primera tiene las mismas piedras. Hacer otro equipo en el que la defensa es objetivo prioritario. “Tengo varios jugadores apalabrados, pero la burocracia de la ley concursal me impide cerrarlos”, asegura Miñambres, que también mira a la cantera como un vivero necesario para el club. Sin embargo, aquí también tiene amenazas muy cercanas: “El Madrid se llevó a una docena de juveniles la temporada pasada y no nos dieron nada a cambio, ni siquiera unos balones”. “Nosotros también nos llevamos jugadores de clubes más pequeños, pero, en la medida de nuestras posibilidades, intentamos darles algo”, concluye Miñambres, a punto de emprender otro de sus viajes semanales para buscar talentos a coste cero donde otros no miran o lo hacen más tarde.

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Sobre la firma

LADISLAO J. MOÑINO
Cubre la información del Atlético de Madrid y de la selección española. En EL PAÍS desde 2012, antes trabajó en Dinamic Multimedia (PcFútbol), As y Público y para Canal+ como comentarista de fútbol internacional. Colaborador de RAC1 y diversas revistas internacionales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Europea.

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