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eurocopa 2012

“Los italianos no consideran el fútbol como un espectáculo”

Arrigo Sacchi y Sandro Mazzola reflexionan sobre la cultura futbolística de su país y la formación de sus jóvenes jugadores

Eleonora Giovio
Arrigo Sacchi.
Arrigo Sacchi.Ricardo Gutierrez (EL PAÍS)

Arrigo Sacchi (Fusignano, 1946) creció viendo el Inter de Helenio. Era hincha neroazzurro y de pequeñito seguía al equipo fuera de casa. En aquel Inter jugaba Sandro Mazzola (Turín, 1942), que años más tarde (1968) se proclamaría campeón de Europa con la azzurra. En ese banquillo, el de la selección italiana, se sentó Sacchi entre 1991 y 1996. Mazzola y Sacchi no se veían desde hace años. Se citan a petición de EL PAÍS en Milán, en casa de Sacchi. Nace una charla de dos horas interrumpida solo para ir a por cerveza, agua y zumo. La que iba a ser una reflexión sobre el fútbol italiano se convierte, además, en un sinfín de anécdotas, desde Gullit hasta Rivelino, pasando por Luis Suárez, Di Stéfano, Michels y Ronaldo.

Arrigo Sacchi. A los italianos nos cuesta entender que a veces los demás son mejores que tú y por eso pierdes.

Sandro Mazzola. Reconocer que alguien es mejor que nosotros nunca ha formado parte de nuestro ADN.

EL PAÍS. Tampoco del ADN de los españoles.

Sacchi. Ellos tienen una cosa que nosotros no: siempre han considerado el fútbol como un espectáculo deportivo. Nosotros nunca hemos sabido definir bien lo que es el fútbol. Desde luego no ha sido un deporte con unas reglas férreas y lo que pasa en los estadios italianos lo demuestra. Tampoco ha sido un espectáculo deportivo. Uno de los presidentes más competentes me dijo un día: ‘Lo ideal sería ganar un partido contra un equipo que no para de chutar al larguero y que en el minuto 90 se mete un gol en propia puerta’. Si hubiésemos entendido el fútbol como un espectáculo deportivo, nos habría ayudado a aceptar que una victoria sin méritos no es una victoria.

Mazzola. El fútbol aquí siempre ha sido concebido más como una reivindicación social.

Sacchi. Italia ha sido un país de estetas en la poesía, pintura, en las artes. Pero el fútbol ese concepto lo ha repudiado. Juegas mal, marcas un gol en el minuto 90 y todos a celebrarlo… Me acuerdo un partido contra el Celta cuando entrenaba al Atlético. Ganamos 2-1, la última media hora jugamos contra nueve. En Italia, los periódicos se habrían hinchado a hablar de heroica. Allí eso no fue apreciado.

Mazzola. ¿Cómo puede ser posible?

El estadio italiano es la imagen perfecta de lo atrasado que está este país. Somos artesanos en un mundo industrial. Arrigo Sachi

Sacchi. Te lo explico con un ejemplo: en 1991, el Real Madrid habló con Berlusconi para ficharme. Ramón Martínez vino a mi casa y me ofreció el doble de lo que cobraba en el Milan y cuatro veces más de lo que cobraría con la selección italiana, con la que ya me había comprometido. Me pidió ayuda: ‘Buscamos un técnico que juegue al toque con pocos pelotazos y pocas contras, que tenga el dominio del campo y del balón’. En Italia no existe ese perfil. Nosotros estamos acostumbrados a jugar a la contra, los chavales lo llevan tan dentro que no hace falta ni explicárselo. El problema es que queremos especialistas: el portero tiene que parar, pero cuando le das el balón no tiene ni idea de a quién dárselo.

Mazzola. Habría que preguntarse por qué. Cuando yo era un chavalín íbamos al campo del oratorio [el lugar de encuentro de los jóvenes al lado de la iglesia], que medía 30 metros por 20 y éramos 30. ¡Tenías que regatear! El regate hoy está mal visto, los técnicos regañan a los chiquillos que lo hacen. Ese es el problema.

Sacchi. Jugamos con cinco. El portero no sabe dónde dar la pelota; los dos centrales no saben jugarla. Con 14 años ven la pelota como un marrón.

Mazzola. Y eso que siempre hemos sido un país de centrales.

Sacchi. Guardiola me pidió que le recomendara algún central que iniciara la jugada. Le dije: ‘Tengo 65 años y nadie en Italia me ha hecho esta pregunta”.

Mazzola. Pero tú que trabajas con las selecciones inferiores, ¿dónde está el problema?

Sacchi. Que las cosas han cambiado. En mi época, el ocho aportaba equilibrio, el diez tenía talento para hacer lo que le diera la gana y el delantero centro tenía que marcar. Ahora el fútbol no puede pasar solo por los pies del que tiene talento. Nos estamos volviendo locos para explicarle a los chavales que tienen que ser un ejército compacto que se mueva junto cuando ataca y defiende. Los romanos conquistaron la Galia por compactos. Yo, que soy un hombre que no viene del fútbol, siempre pensé que, como en las mejores películas, si no tienes un buen guion, los actores, por muy buenos que sean, no se sostienen solos. Si juegas muy cerca de tu compañero, el pase será más rápido y preciso. Si juegas a 40 metros, recibirás la pelota casi siempre de espaldas y alta.

Mazzola. El Inter de Helenio tenía talento y jugaba como equipo.

EL PAÍS. Creía que el problema del calcio era la falta de talento, no el no saber jugar como equipo.

Sacchi. Cuando vives en un ambiente tan poco sereno, tan poco positivo [cita el incidente en el campo del Génova, cuando los ultras pararon el partido] y tan poco competente, es difícil trabajar. En Italia hay presidentes que han llegado a cambiar cuatro entrenadores en un año. No sé cómo pretenden que planifiquen el trabajo.

Mazzola. Como ahora solo vale ganar, los directivos hacen la vista gorda, han poblado el fútbol de gente poco educada que se dedica a intimidar a rivales, a árbitros y a los propios jugadores.

Sacchi. Ni los políticos ni la prensa han ayudado. Estamos peor de lo que estábamos. El estadio italiano es la imagen perfecta de lo atrasado que está este país. La mayoría los construyó el Duce y los que no, son unas copias. Y luego se nos pide jugar bien al fútbol… No hay planificación, solo se puede vivir al día. Somos unos artesanos en un mundo industrial. Nos cuesta hasta ganarle a Austria y a Suiza en las selecciones inferiores. Las horas que allí dedican al fútbol en una semana nosotros las hacemos en un mes.

Sandro Mazzola.
Sandro Mazzola.diario As

Mazzola. ¿Cuánto tiempo pasan los nuestros con el balón? Mi sobrino de siete años solo ve el balón en los últimos 20 minutos de entrenamiento. ¡Joder, el fútbol hay que jugarlo con el balón!

Sacchi. Fui a ver a Rinus Michels a Utrecht. Vi hora y media de entrenamiento de los chicos de 12 años: fue hora y media de posesión.

Mazzola. En la posesión está todo: conducir el balón, el pase, el desmarque.

Sacchi. Si a los nuestros les enseñamos a trabajar así desde los 12 años, llegan a los 18 y lo hacen con los ojos cerrados.

EL PAÍS. ¿Y por qué no se hace?

Sacchi. Porque no hemos hecho cursos de puesta al día. Pero si es que Spalletti fue a Rusia y no pudo entrenar porque no había hecho el curso de actualización de la UEFA. ¡Y era obligatorio! Italia es así.

Mazzola. Nos salva la historia, el orgullo y el gran amor a este deporte.

Sacchi. Pero hacemos de todo para complicarnos la vida. Las estructuras son las que son, los educadores también y tampoco les ayudamos. Además, los directivos ya echan hasta a los técnicos de los sectores juveniles. Lo primero que te preguntan no es ‘¿cómo hemos jugado?’ sino: ‘¿Hemos ganado?’

Mazzola. Ahora bien, cuanto más vamos para abajo, más rápido nos venimos arriba.

Sacchi. Dos de los cuatro Mundiales que hemos ganado han sido tras enormes escándalos [apuestas en el 82 y calciopoli en 2006; el diálogo se produce antes de destaparse la reciente trama de amaños]. Se lo dije al presidente de la Liga: si alguien te dice en 2010 ‘ganaremos el Mundial y Materazzi será pichichi’ lo habrías tomado por loco. Esta es nuestra fuerza: cuando dejamos de ser masoquistas, conseguimos ser un equipo. En Italia siempre se ha pensado que el calcio es un deporte individual en el que el entrenador solo estudia cómo frenar al rival.

EL PAÍS. ¿Cómo pudo armar España una selección ganadora en tan poco tiempo?

Sacchi. Siempre ha tenido un concepto de fútbol muy distinto, como espectáculo. No le valía ganar porque sí. Cuando Berlusconi me fichó, me dijo: ‘Quiero que el equipo juegue bien, para mí una victoria sin mérito no es una victoria”. Era una gran lección: ya no valía ganar gracias a la pillería, al talento individual o a la suerte.

Mazzola. Para mí, tienes que tener motivación. Ser duro y echarle huevos: tirar fuori i coglioni, como se dice aquí. Lo inventó Helenio.

Sacchi. Con eso solo no basta. Hay que tener un guion y no puede escribirlo un solo jugador; te lo da una idea de juego. Los defensas no deben tener como referencia el rival sino el compañero y el balón. Los chavales de 14 años son incapaces de ver eso.

Mazzola. Están demasiado condicionados por el orden táctico, el entrenador se pasa el partido gritando.

Sacchi. He visto a padres pegarse entre ellos para ver quién era el mejor hijo. En mi época, los padres querían que estudiaras.

Mazzola. Mi madre no quería que jugara. El director de mi instituto consideraba al futbolista como un delincuente en potencia. En la posguerra, eran vistos como gente que malgastaba dinero y se iba de putas.

El regate en Italia hoy está mal visto. Los técnicos regañan a los chiquillos que lo hacen. Ese es el problema. Sandro Mazzola

Sacchi. Hemos tenido grandes jugadores pero nos ha costado ser dueños del campo y del juego. Eso es por concebir el fútbol en función del miedo y del rival… Si los chicos tienen que aprender, prefiero que aprendan jugando al fútbol. Yo les diría: ‘Si le dejáis la pelota a los adversarios, ¿cómo pretendéis divertiros? Mejoraréis la atención, aprenderéis a sufrir, pero carajo ¿y la sensibilidad del juego y la estima personal?’ .

Mazzola. ¿No crees que mientras los demás equipos se rejuvenecen, los nuestros envejecen?

Sacchi. En el Milan que yo entrenaba nadie pasaba de los 30. Ancelotti me dice: ‘Cuando fui al Milan, con 28 años era de los mayores, en el Milan de ahora sería la mascota’. Cuando no estás seguro y te faltan conocimientos, tiras de veteranos porque crees que pueden completar tus carencias como técnico.

Mazzola. Un veterano es menos receptivo.

EL PAÍS. Prandelli, el seleccionador, sí parece haber cambiado esta tendencia.

Mazzola. Ha valorizado lo poco que tiene en el mercado italiano. El 52% de los jugadores de la Serie A son extranjeros. Además, quitando a Totti y Del Piero, no hay grandes campeones. Ahora bien, creo que todas las selecciones europeas no son lo que eran hace 10 años.

EL PAÍS. Alemania sí se ha transformado.

Mazzola. Porque cuenta con un plus, los hijos de los inmigrantes.

Sacchi. Y han hecho un trabajo extraordinario en el fútbol base, como España y Francia. España siempre ha sido buena tácticamente, pero concebían el fútbol de forma individual. Los derrotábamos imponiendo nuestra organización. Han dado el salto de calidad cuando han empezado a jugar como equipo. Defendían mal, no sabían presionar. Enfréntate ahora a ellos… los tienes encima en un segundo. A nivel juvenil se nos hace imposible jugar contra España, Alemania y Francia. Dentro de cinco años, la vorágine será tan grande que ya no la podremos compensar con nuestra historia y carácter. Prandelli lo está pagando, pero ha dado una identidad a la selección. Privilegia el espíritu.

Mazzola. Lo único que le falta es ese jugador que marca las diferencias.

Sacchi. Totti y Del Piero en la selección nunca las han marcado. Italia ha ganado sin ellos. No es un jugador el que transforma a un equipo. Mira a Messi y Argentina.

EL PAÍS. ¿No cuenta tener un líder?

Sacchi. Para mí el líder es el juego que mejora o desmejora en función de los futbolistas que escriben el guion.

EL PAÍS. ¿No había líder en su Milan?

Sacchi. Ganamos un campeonato sin Van Basten y una Copa de Europa sin Gullit. Yo no quería líderes, sino jugadores con calidad. El líder para mí era el que tenía el balón.

EL PAÍS. ¿Quién les ha llamado la atención?

Sacchi. Me fascinaba Pelé, leía el pase tres jugadas antes. Luis Suárez, rápido y con una técnica maravillosa, y Rivelino.

Mazzola. Benzema. Extraordinario.

EL PAÍS. Ha tardado en ambientarse.

Sacchi. También Platini y Zidane en la Juve. El único que nunca necesitó tiempo era Gullit porque era un napoletano. Van Basten tardó lo suyo. Rijkaard no, era un jugador extraordinario. Todos pensaban que de los tres holandeses era el mejor profesionalmente… Era el peor. Pero él y Gullit no fallaban un partido importante ni obligándoles. Van Basten era la guinda, pero si no se la preparabas tú, se derretía. Gullit solo tenía un defecto, le gustaban demasiado las mujeres. No habría metido la mano en el fuego por él ni un minuto antes de una final de Copa de Europa… Pero para mi Milan fue fundamental. Dio mentalidad.

Mazzola. ¿Qué entiendes por mentalidad?

Sacchi. Gullit me ayudó a hacer entender a todos que para defender atacando había que correr. Van Basten era otro tipo de jugador. No era tan bueno como Ronaldo, pero si me hubiesen dado a elegir, me habría quedado con Van Basten. Ronaldo era un fenómeno, pero no siempre tenía ganas de entrenarse. Di Stéfano me dio la mejor definición: ‘¿Los delanteros modernos? El Buitre juega contra vosotros y le pitan 25 fueras de juego. Ronnie toca un balón y marca dos goles’.

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Sobre la firma

Eleonora Giovio
Es redactora de deportes, especializada en polideportivo, temas sociales y de abusos. Ha cubierto, entre otras cosas, dos Juegos Olímpicos. Ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS; ha sido colaboradora de Onda Cero y TVE. Es licenciada en Ciencias Internacionales y Diplomáticas por la Universidad de Bolonia y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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