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Cassano se hace imprescindible

El delantero italiano brilla tras ser operado del corazón y estar cinco meses sin jugar

Diego Torres
Cassano celebra su gol a Irlanda
Cassano celebra su gol a IrlandaMaurizio Brambatti (EFE)

Antonio Cassano pasó una mala noche el 14 de abril. La noticia de la muerte de Piermario Morosini, jugador del Livorno, tras sufrir una crisis cardiaca en un partido de fútbol, le hizo temer por la salud de su corazón. Operado en noviembre para corregirle la malformación que le provocó una isquemia cerebral, tardó cinco meses en volver a jugar un partido. Finalmente, una semana después de ponerse las botas para disputar un encuentro de la Liga con el Milan, la tragedia de Morosini le devolvió a la realidad de su propia encrucijada. La idea inconcebible de sentirse, al mismo tiempo, en la plenitud de la vida y camino del hospital para enfrentarse a la muerte.

Han transcurrido dos meses desde el fallecimiento de Morosini y el mediapunta se ha convertido en un jugador tan importante para Italia como el propio Pirlo. Su gol a Irlanda le afianza en un equipo que no encuentra claridad en los últimos metros si él no interviene. “No me esperaba jugar el Europeo”, dijo hace unos días; “es un regalo y ahora quiero ser protagonista”.

No me esperaba estar en el torneo. Es un regalo. Ahora quiero ser protagonista" Cassano, jugador de la selección italiana

Aunque no creyó que Cesare Prandelli, el seleccionador, le convocara, lo cierto es que el técnico no pudo prescindir de él. Cuando asumió el cargo, hace dos años, Prandelli concibió un equipo cuyos puntas eran Cassano y Giuseppe Rossi. Sin referencias claras arriba, multiplicando pases y desplegando la movilidad permanente que le ofrecían los dos atacantes, Italia consiguió la clasificación e hizo sus mejores partidos. Los problemas parecían lejanos para este conjunto en evolución hasta que Rossi sufrió dos lesiones sucesivas de ligamentos cruzados y a Cassano le metieron en el quirófano sin saber si podría volver a jugar.

Aunque no creyó que Cesare Prandelli le convocara, el técnico no pudo prescindir de él

Cassano es un maleducado y un excéntrico. Su sentido de la industria no es lombardo. Le condicionan las emociones. Pero no tiene dudas respecto a ciertos valores. Es sincero, leal a unos amigos y unos familiares sin los que no entiende la felicidad. También es muy intolerante respecto a cómo se debe jugar. El fútbol sigue siendo una pasión infantil para Cassano, que sigue todas las Ligas que puede. Lo mismo trasnocha para ver un Boca-Vélez que procura ver todos los partidos del Ajax y el Feyenoord. Sobre el campeonato español no manifiesta dudas. Jugó en el Madrid, pero, para él, su sensibilidad es más importante que el escudo que le cubre el pecho. “Cuando el Madrid ganó el campeonato, no me alegré”, dijo; “a mí me gusta mucho más el Barça porque juega mejor. Messi es el jugador que más admiro en el mundo. A veces me quedo hasta las cuatro de la mañana para ver sus partidos con su selección”.

Asegura que la paternidad le ha serenado. Se siente maduro y no le gusta que le comparen con el extravagante Balotelli.

El mejor amigo de Cassano en el Madrid es Sergio Ramos. “Porque es un terrone como yo”, explica en alusión a su condición de andaluz, que él equipara a la de siciliano, napolitano, calabrés o pullés. Nacido en Bari hace 30 años, Cassano hace bandera de su origen meridional. En la selección italiana, sus mejores amigos son Rossi, hijo de inmigrantes italianos en Estados Unidos, y su tocayo el napolitano Di Natale. Ahora en Cracovia, cerca de la concentración, se han instalado algunos de sus familiares, incluyendo su novia, Carolina. Con ella, exjugadora de la selección italiana de waterpolo, tuvo hace poco un hijo, Christopher, al que apoda Paciocchino. Ayer pasó el día con ellos. Asegura que la paternidad le ha serenado. Se siente maduro y no le gusta que le comparen con el extravagante Balotelli.

Cassano no aguanta los 90 minutos y está más lento que en sus mejores tiempos. La inactividad ha transformado su modo de jugar. Ha pasado de ser un regateador que enfila la portería cada vez que puede a acentuar su función como administrador que brinda apoyo al delantero centro, a los centrocampistas y a los carrileros. Sus balances estadísticos de asistencias le delatan. Dio seis en 17 partidos con el Milan en la temporada pasada y completó 10 en 16 partidos en la actual. “Está al 70% de sus condiciones físicas, pero, si da todo lo que tiene, me basta”, asegura Prandelli; “aporta muchísimas cosas al juego. Tira a puerta, filtra pases de gol, brinda profundidad… Si Antonio continúa así, será perfecto para Italia”.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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