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“Es todo una cuestión de maldito tiempo”

James celebra al fin el anillo y la prensa destaca su “liberación”: “Se soltó las cadenas”

LeBron James sostiene el trofeo Larry O'Brien, que acredita al campeón de la NBA
LeBron James sostiene el trofeo Larry O'Brien, que acredita al campeón de la NBARHONA WISE (EFE)

Los titulares de la prensa estadounidense van desde la celebración del Miami Herald (“¡Campeones! Los Heat dominan a los Thunder”) al descriptivo del The New York Times, que resume lo que se vivió en Miami durante la cuarta y definitiva victoria de los Heat sobre Oklahoma: “LeBron James lidera a los Heat para superar a los Thunder por el título de la NBA”. Pero la idea que domina es que, con la victoria de su equipo, el alero se quita un gran peso de encima.

El Rey tiene su corona, que tanto ha perseguido, y el diario neoyorquino comienza su crónica poniendo el acento en el camino de James hacia ella. El año pasado le apartaron Dirk Nowitzki y Dallas Mavericks, y el chasco fue monumental para el jugador, que había fichado por Miami con todo el ruido mediático (programa televisivo incluido). Esta vez se reivindicó, según The New York Times: “En un rápido movimiento, con fuerza, elegancia y simetría, LeBron James agarró el título y se soltó las cadenas, disfrutando de la coronación y de su propia liberación al mismo tiempo. La estrella audaz, la que lleva un tatuaje en el que se lee “El Elegido” tiene ahora un trofeo para justificar su reivindicación”. Nueve años y un polémico traspaso le ha llevado desde que fue elegido en el número 1 del draft por Cleveland Cavaliers. “Es todo una cuestión de tiempo, de maldito tiempo”, dijo LeBron al recoger el trofeo. Entonces, según el diario, ya no era “el antihéroe de “La Decisión” [en referencia al programa de televisión en el que anunció su fichaje por los Heat] o la estrella vacilante que fracasó en las finales de 2011, o el actor solitario que no pudo lograr el título con Cleveland, el equipo de su Estado. Era, al fin, el campeón, y se había demostrado a sí mismo que merecía la etiqueta con unos promedios de 28,6 puntos, 10,8 rebotes y 7,4 asistencias en la serie final”. Unánimemente, recuerda The New York Times, el MVP de las finales.

La web de ESPN, la cadena de televisión propietaria de los derechos de la NBA, comenta que “LeBron no deja dudas en su primera corona”, y narra el momento en el que James, bañado en champán hasta los pies, se dejó caer en una silla y, dándose cuenta de que el logro era la meta feliz de una carrera plagada de frustraciones, exclamó: “¡Soy campeón de la NBA!”. “James había sido un espectador en muchos de estos momentos, y había visto pasar a campeones coronados durante años una y otra vez. Dos veces en los últimos cinco años lo había visto en directo, refugiándose en los vestuarios mientras David Stern pasaba junto a él con el trofeo dorado. Para poder decir esas palabras, LeBron James ha superado un gran viaje”. ESPN también cuenta el momento en que James se reunió con su familia, su novia y sus dos hijos. “Había dos emociones en la sala. Obviamente, había alegría, y también había alivio, un alivio casi incontenible”. El alivio del deportista que parecía destinado a reinar, pero que nunca alcanzaba la corona.

USA Today destaca que tanto alivio encuentra LeBron como su equipo, Miami Heat, cuya millonaria apuesta por fichar a James y Chris Bosh de una tacada no ha rendido beneficios hasta este año. “LeBron y Miami encuentran la redención con el título”. “Los Heat avanzan. James consigue la corona”, titula The Washington Post. Su analista Mike Wise reconoce que el MVP de LeBron es justo, pero incide en el carácter colectivo del título de los de Florida. Es una excepción, porque la tónica general de los diarios estadounidenses es otra: la victoria de Miami sirve para que, al fin, El Rey se haya puesto la corona.

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