_
_
_
_
_

El gueto de Stratford

El aparatoso despliegue de seguridad desgaja del resto de la ciudad el Parque Olímpico de Londres.- El transporte es una de las grandes preocupaciones de la organización

Vista aérea del estadio olímpico de Londres.
Vista aérea del estadio olímpico de Londres.Jason Hawkes (Getty Images)

Los Juegos Olímpicos de Londres 2012 probablemente serán los más espectaculares de la historia vistos por televisión, pero difícilmente tendrán calor humano. No solo porque a los londinenses lo que más les preocupa es su coste económico y las dificultades que van a generar en el transporte público, sino porque el aparatoso despliegue de seguridad ha convertido el Parque Olímpico de Stratford en un gueto completamente aislado del resto de la ciudad.

Es imposible que los londinenses acudan a Stratford a pasear y disfrutar de la atmósfera olímpica. El Parque Olímpico está completamente vallado y para acceder a él se necesita una entrada de visitante, que cuesta 10 libras (12,65 euros). Y a estas alturas, cuando faltan 15 días para que comience la gran cita mundial del deporte, ya solo quedan entradas del turno de mañana (de 10.00 a 15.00) y en solo tres días: el 30 y el 31 de julio y el 1 de agosto.

Basta una visita a Stratford para darse cuenta de hasta qué punto los Juegos se han organizado a espaldas del resto de la ciudad. Sin entrada, no hay nada que ver. Antes de traspasar las vallas, lo único que se puede ver es un muro formado por docenas de carpas blancas en las que están instalados los controles de seguridad.

La única manera de tener un cierto aroma de las instalaciones olímpicas es desde la terraza del vecino hotel Holiday Inn o desde un mirador acristalado en los almacenes John Lewis, dentro del complejo comercial Westfield. No por causalidad, ese mirador está precisamente junto a la tienda de recuerdos olímpicos. Pero la visita puede ser decepcionante: lo único que de verdad se aprecia desde allí es la multitud de carpas destinadas a la seguridad, la parte superior del estadio olímpico y una vista más bien decepcionante del Centro Acuático.

Sin entrada, no hay nada que ver. Solo un muro formado por carpas blancas

La sensación de gueto aumenta con la presencia de decenas de soldados entrando y saliendo del recinto. El Gobierno ha destinado a 13.500 militares para las tareas de vigilancia, y ayer se anunció que esa cifra ascenderá a 17.000.

La fiebre olímpica, sin embargo, está subiendo grados en la capital londinense. En el metro han aparecido ya carteles orientando a los visitantes sobre las direcciones a tomar para viajar hasta cada uno de los escenarios olímpicos. Muchos de ellos no están en Stratford, sino en Hyde Park, Regents Park, Wembley, Earls Court y Wimbledon.

En el centro de Londres ya se han pintado los polémicos carriles reservados en exclusiva para los vehículos que utilizará la llamada familia olímpica, aunque los automovilistas no están obligados a respetarlos hasta el 25 de julio, dos días antes de la ceremonia inaugural.

El transporte es una de las grandes preocupaciones y las pruebas llevadas a cabo el martes en algunas estaciones no han sido precisamente muy halagüeñas. Los británicos son maestros en el control de masas, pero el objetivo de esos controles no es facilitar la vida de los individuos que forman la muchedumbre, sino manejarlos de forma que se reduzca la posibilidad de avalanchas. ¿Cómo lo hacen? Obligando a la gente a dar grandes desvíos. Eso es lo que ocurrió el martes en estaciones como London Bridge, provocando el malestar y la impaciencia de muchos viajeros habituales.

La técnica de obligar a la gente a dar rodeos parece que también se ha puesto en marcha a la hora de planificar el acceso al Parque Olímpico desde el centro de Londres. Por ejemplo, al llegar en metro a la estación de Kings Cross - Saint Pancras, uno de los principales nudos del transporte olímpico, el viajero no ve ninguna indicación sobre cómo ir a Stratford. Justo al pasar el control de salida de la estación de metro se encuentra con un cartel que le indica que para ir al Parque Olímpico ha de volver a entrar en el metro.

En realidad, no es necesario. Si hace caso de los carteles tendrá que ir en metro a la estación de tren de Liverpool Street y allí coger un tren hasta el Parque Olímpico. Sin embargo, desde St. Pancras salen los famosos trenes Jabalina que llegan a Stratford en menos de siete minutos.

¿Por qué esos trenes no están señalizados en el metro? Puede haber dos razones. Una, porque el billete de ese tren Jabalina no forma parte del sistema de pago de la red de metro y cuesta 5,90 libras (7,45 euros) cada trayecto. La otra razón es que los organizadores intenten desviar gran parte del tráfico humano a través de Liverpool Street para evitar que el Jabalina se sature de viajeros.

Quizás hagan bien porque la primera sorpresa al llegar a Stratford es que solo hay cinco puestos para pasar el control de billetes para salir de la estación. En realidad, solo tres porque, de los cinco, dos son para entrar. Si eso no cambia, ahí habrá un gran embudo. Y faltan apenas dos semanas para que empiecen los Juegos.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_