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Como un banco de peces en busca del oro

Ana Tarrés anuncia “sorpresas impactantes” en el casco y bañador de la natación sincronizada en su lucha por la gloria

El dúo de sincro, Andrea Fuentes y Ona Carbonell.
El dúo de sincro, Andrea Fuentes y Ona Carbonell.ALBERT OLIVÉ (EFE)

Hay retos y retos y el de las chicas de Ana Tarrés, el de la natación sincronizada española, es de los que motivan tanto como imponen. Se trata de ganar a China, como si nada, como si estuviera el patio para competir contra la superpotencia, (sin olvidar a Rusia), por mucho que parezca imposible y que siga siendo imposible plantar cara a un equipo que, sumando el palmarés de las nueve atletas, acumula 79 medallas, la mayoría, por supuesto, de oro. “El reto, nuestro reto, es hacerlo lo mejor posible para ganarles a las dos. Miramos a Rusia y trataremos de hacerlo lo suficientemente bien para ganar, como hicimos en Pekín. La competición es contra nosotras mismas”, dice Thais Henríquez .

¿Quién dijo miedo? Desde luego, ellas no. Las chicas de la sincro española piensan a lo grande, en el dúo y en grupo. Tal vez, solo temen a un mal día. “Si hacemos lo que sabemos hacer lo haremos mejor que en el mundial, porque hemos trabajado más”. Al menos, eso cuentan todas, con Tarrés al frente.

El equipo español

La presencia intensa de Gema Mengual, sin duda el nombre propio de la natación sincronizada en España (y uno de los del mundo) da paso ahora a una nueva generación de nadadoras que apuntan alto en los Juegos de Londres Andrea Fuentes, será la ‘jefa’ de un grupo en el que se integran Clara Basica, Alba Cabello, Clara Camacho, Ona Carbonell, Argalida Crespí, Thaís Hernández, Paula Klamburg, Irene Montrucchio y Laia Pons, que tendrá la responsabilidad de continuar, entre el 5 y el 10 de agosto, la historia.

Plata en Pekín por equipos y en doble, ya sin el liderazgo natural que imponía la presencia de Gemma Mengual, se vestirán las españolas de peces para nadar en el océano, el nombre de la coreografía que presentarán a final de esta semana. Han cambiado detalles, retoques en las rutinas libres para hacer una segunda parte del ejercicio algo distinta, pero en la misma línea.

Unas pinceladas que según avisó ayer Tarrés, van a dar premio: “Nos vamos a llevar medalla”, dice convencida.

“En el atrezzo, habrá sorpresas, vamos a impactar” advierte al tiempo Tarrés, convencida de que esta vez no le tumbarán el diseño, y que resultará tan novedoso como espectacular, en especial la nueva línea del casco, pero también la de los bañadores. “Llevábamos tiempo buscando el efecto que hemos conseguido. El casco parece integrado al traje y el traje simula las escamas”, explica. “Parecemos un banco de peces en el océano”, dice.

Todo es posible, repite Tarrés. Si se trabaja bien, si se meten en la piscina mentalmente preparadas, si hacen lo que saben hacer mejor que la última vez… Por eso, no esconde sus cartas, como han hecho China o Canadá, por eso repetirá la coreografía de Shangái, con matices, por eso confía en el trabajo realizado hasta ahora, en la actitud de las chicas, en que las carpas salgan bien secas, en que pese a su juventud, a las niñas no les asusten los nombres de nadie, ni de Natalia Ischenko ni Xuechen Huang.

A fin de cuentas, como sostiene Alba Cabello, “la competición está en nosotras mismas, competimos contra nosotras. Si mañana lo hacemos mejor que ayer, podemos ganar a cualquiera”. Y más vestida de peces, nadando en un océano, en busca del oro.

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