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La liberación de Mireia

Tras conseguir una histórica plata en los 200m mariposa, Belmonte destroza sus miedos, compite con una gran fe en sí misma y se siente lista para volver hoy al podio en los 800 libre

Diego Torres
Mireia, durante la rueda de prensa de ayer.
Mireia, durante la rueda de prensa de ayer.JAVIER LIZÓN (EFE)

“Ha sido una liberación”, dijo ayer Mireia Belmonte, tras pasar la noche convertida en la primera mujer nacida en España en ganar una medalla olímpica de natación. Se acostó a las dos de la madrugada, después de pasar por el control antidopaje y hacerse un masaje de recuperación, y a las ocho de la mañana ya estaba en el agua preparándose para la siguiente carrera. Las series de 800, que completó clasificándose en cuarta posición, le descubrieron un nuevo horizonte: competir con fe en sí misma. “Ahora que tengo la plata me he sentido más cómoda”, observó, “y me da mucha confianza para el futuro”. Como el campeonato de natación reproduce el vértigo de la vida posindustrial, esta noche a la chica de Badalona, de 21 años, le tocará volver a forzar sus propios límites en la final de 800 metros, en busca de su segunda medalla.

Solo Michael Phelps, Ryan Lochte, Missy Franklin, Sun Yang, Yannick Agnel y Mireia Belmonte han afrontado la competición olímpica con el atrevimiento necesario para apuntarse a programas verdaderamente amplios. La lista de eventos que se ha propuesto abarcar la mejor nadadora española de la historia la compromete en terrenos que no controla del todo. Debe medirse a especialistas que se inscriben en pocas pruebas y están mejor preparados técnica y, sobre todo, físicamente, para soportar el esfuerzo. Ante la situación de máxima exigencia es preciso afrontar cada carrera con inteligencia táctica. Para conquistar la plata en 200 mariposa Mireia empezó rápido, arriesgándose a consumir todas sus reservas, y acabó a la defensiva. Para asaltar el podio en los 800 metros deberá nadar la primera mitad a un ritmo mayor del que acostumbra, pero reservándose para marcar sus mejores tiempos en el ataque final.

Solo Lochte, Phelps, Yang, Franklin, Agnel y ella encaran un programa tan amplio

“Los 200 mariposa son difíciles porque hay que saber ajustar mucho en el primer 100”, explicó Mireia. “Pasar rápido pero sin agotarte. Dosificándote porque en el segundo 100 tienes que volver muy rápido. Hay gente que va muy rápido en el primer 100 y en el segundo 100 no pueden más. Les llamamos suicidas. Cuando lo das todo se te paralizan los hombros, y las piernas van fatal. Es una anestesia. Los últimos 25 metros son los peores de cualquier prueba. La piscina parece de 100 metros de largo”.

Fred Vergnoux, el técnico francés que entrena a Mireia en el CN Sabadell, compara los 200 mariposa con los 400 vallas del atletismo, la prueba que más dispara el ácido láctico en los músculos, provocando un dolor paralizante. Pero los 800 metros se disputan en otro universo. Es la maratón. Un campo en el que Mireia debe emplear armas completamente distintas frente a rivales muy expertas, como la plusmarquista mundial Rebecca Adlington, la heroína local, o la danesa Lotte Friis, medallista en Pekín y autora de la segunda mejor marca de siempre.

“Yo lo único que he hecho”, explica Vergnoux, “es mostrarle a Mireia que en función de lo que hace cada día en los entrenamientos, puede hacer cosas grandísimas. Físicamente los 800 son una prueba para ella. Después, es una prueba mentalmente difícil por el tiempo. Son ocho minutos de esfuerzo y tienes muchísimo más tiempo para pensar lo que pasa en la piscina, ves lo que hay en las otras calles. Tienes mucha más información para gestionar. Al día de hoy Mireia tiene una segunda parte que solo está al alcance de una o dos nadadoras en el mundo. Pero la parte que determinará su éxito es el principio. Debe empezar más rápido”.

Ahora que tengo esta medalla me siento mucho más cómoda”

“Debe controlar sus esfuerzos, sus sensaciones”, reflexiona Vergnoux. “Si empiezas un 800 y en los primeros 100 metros dices: ‘¡Uahh! ¡Empecé demasiado rápido!’. Tú te complicas la vida. A Mireia le digo: ‘No pasa nada. Intenta la primera parte a tope a ver qué pasa’. El cambio no se hace automáticamente. Es complicado. La idea es que utilice su fuerza desde el principio. Yo se lo digo claramente. Si empieza el primer 400 en 4m11s… la chica que haga la primera mitad en 4m6s o 4m7s, ¡ciao! No la va a ver hasta el final. Por más fuerte que nade la vuelta. Tienes chicas como Rebecca Adlington o Lotte Friis que pueden terminar el último 50 en 28 segundos y no se puede luchar contra esto. La idea es tener contacto con la líder. No de ponerse 10 metros por detrás e intentar remontar. Porque esto cuesta mucha energía. Si Mireia está cerca de las primeras desde el principio, en el último 50 no podrá hacer el sprint final porque no le quedará energía. Pero si ella puede tener control y un contacto con la líder hasta el 500 o el 600, pueden pasar muchas cosas”.

La nadadora hace cálculos: “Creo que la medalla estará por debajo de 8 minutos 20 segundos. Yo tengo 8m22s. Tendré que bajar dos o tres segundos para estar luchando con ellas”. Desde 2010, cuando se abolieron los nadadores impermeables, el ránking lo encabezan Adlington (8m17s), Friis (8m18s) y Ledecky (8m19s). Las tres adversarias de la española esta noche. Mireia avisa que no es tan inexperta en esta distancia: “El año pasado nadé con Lotte Friis en el Open de Holanda y le pude ganar. Me dio una gran confianza”.

Mireia es un vino tinto muy bueno que lleva un año en la barrica. Le quedan muchos más años. Nada más. Solo le queda aceptar que puede ganarlo todo. Es lo más difícil Vergnoux, entrenador de Mireia Belmonte

Vergnoux apunta una referencia clave: “El tramo de los 200 a los 400 metros será vital. Mireia deberá intentar acelerar de forma inteligente, sin comprometer tanta energía, usando un poquito menos los pies, con una frecuencia normal en la rotación de brazos y poniendo un poquito más de presión en el agua. Debe pasar por el 400 en 4m8s. Intentar mantener el nivel. Utilizar los virajes para acelerar. Y después del 400 imprimir una aceleración constante”.

“Mireia tiene un potencial que yo veo como el principio”, observa el entrenador. “Es un vino tinto muy bueno que lleva un año en la barrica. Le quedan muchos más años. Nada más. Solo le queda aceptar que puede ganarlo todo. Esto es lo más difícil”.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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