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La rítmica llora de rabia

España acaba cuarta, el mejor resultado desde el oro de Atlanta 96, pese al fallo estrepitoso de Italia

Amaya Iríbar
Las integrantes del equipo español durante su ejercicio.
Las integrantes del equipo español durante su ejercicio.Jesus Diges (EFE)

Si alguien le hubiera dicho al conjunto español de rítmica hace unos meses que acabaría cuarto en los Juegos Olímpicos, estas seis chicas y probablemente también su entrenadora, la rusa Anna Baranova, se habrían reído. Tan lejos parecían de las mejores, tan duro estaba resultando el ciclo olímpico, que parecía imposible. Pero cuando el marcador luminoso del Wembley Arena certificó que era así, que las españolas habían conseguido el mejor resultado de su historia olímpica desde aquel oro de Atlanta 96, tampoco saltaron de alegría. Lo celebraron sí, con besos y abrazos entre las gimnastas y los técnicos, pero luego salió la rabia, resumida por la coreógrafa Sara Bayón entre lágrimas: “Me ha parecido injustísimo. Si Italia hubiera hecho un ejercicio perfecto, vale, pero han tenido un fallo gravísimo y han recibido prácticamente la misma nota que el primer día”. El oro de Rusia, el cuarto olímpico consecutivo, y la plata de Bielorrusia no tenían discusión.

Italia no es un país cualquiera en la rítmica. El conjunto ha ganado los tres últimos campeonatos del mundo y el presidente de la Federación Internacional de Gimnasia es desde 1996 el italiano Bruno Grandi. En Londres solo las había superado Rusia, que parecía inalcanzable, y todos los entendidos decían que repetirían la plata que ya lograron en Atenas 2004. Por eso, cuando en el segundo ejercicio del día, ese en el que se cruzan a toda velocidad tres cintas y dos aros en los últimos compases, una de sus componentes en medio del apoteósico ejercicio no encontró la cinta que cayó fuera del tapiz y el público soltó un “oooh”.

Es injustísimo. Si Italia hubiera hecho un ejercicio perfecto, vale, pero han tenido un fallo gravísimo y han recibido prácticamente la misma nota que el primer día” Sara Bayón

Fue, de hecho, la única penalización clara del día, dos décimas, pues los ocho equipos compitieron de maravilla, casi todos con pequeñas imprecisiones pero sin errores garrafales. Salvo Italia. Las azzurri recibieron 27,325 puntos por ese ejercicio frente a los 27,700 del primer día, pero en la ejecución la diferencia apenas fue de décima y media. La nota final (55,450 puntos, medio punto más que España) les servía para atrapar el bronce.

Ahí se acabó la medalla para España, que había competido bien, sin errores graves, con garra y alegría, y, como siempre, con música española: Joaquín Rodrigo para las cinco pelotas y la Malagueña de Lecuona para las cintas y los aros. Entre ambos ejercicios solo tuvieron 15 minutos de descanso, pues salieron las quintas en el primer ejercicio y las primeras en el segundo y definitivo. “Solo nos ha dado tiempo de cambiarnos de maillot, ni a repasar ni a probar los aparatos”, explicaba Lidia Redondo, también a punto del llanto; “creo que salir primeras también nos ha afectado porque las jueces miden mucho las notas”.

La distancia era grande después del primer aparato. En este deporte no solo cuenta tu actuación sino también el recorrido” Alejandra Quereda

Baranova acabó contenta, aunque también se le escapó alguna lágrima. Vestida de Bosco de los pies a la cabeza –hasta gorra llevaba- la rusa valoró así la competición: “Hemos estado muy cerca. Las chicas han hecho un trabajo perfecto. Han enseñado el carácter que tienen, han aguantado la presión y eso que son muy jóvenes”. La seleccionadora no quiso tampoco quejarse, ni de que el jurado no admitiera su reclamación en el primer ejercicio ni de la última nota a las italianas: “Cada deporte tiene su política, pero yo no tengo miedo”, zanjó.

Menos conscientes de que lo que se les había escapado era una ocasión histórica parecían las propias gimnastas. “Estamos contentísimas”, resumía el sentir de todas la capitana Alejandra Quereda, quien explicó, con una enorme sonrisa, sin rastro de la tensión de algunas de sus compañeras, que nunca sintió la medalla cerca: “La distancia era grande después del primer aparato. En este deporte no solo cuenta tu actuación sino también el recorrido”.

Esa trayectoria dice que España, que fue 11ª en Pekín 2008 y 12ª en el último Mundial, solo logró clasificarse para los Juegos en el último momento, eso sí, a lo grande, ganando el preolímpico de enero también celebrado en Londres. El equipo formado por Quereda, Redondo, Sandra Aguilar, Loreto Achaerandio, Lourdes Mohedano y Elena López, que sustituye a Achaerandio en el ejercicio de cintas y aros, tiene futuro también pues la más veterana tiene 20 años. La próxima estación es Río de Janeiro.

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Sobre la firma

Amaya Iríbar
Redactora jefa de Fin de Semana desde 2017. Antes estuvo al frente de la sección de Deportes y fue redactora de Sociedad y de Negocios. Está especializada en gimnasia y ha cubierto para EL PAÍS dos Juegos Olímpicos y varios europeos y mundiales de atletismo. Es licenciada en Ciencias Políticas y tiene el Máster de periodismo de EL PAÍS.

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