_
_
_
_
_
baloncesto
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Las garras de España

Los próximos años serán diferentes en el baloncesto: quizás se dará el ascenso de China, Brasil o Rusia

Kobe Bryant y LeBron James se abrazan.
Kobe Bryant y LeBron James se abrazan.MARTIN BUREAU (AFP)

Habría sido más divertido que ganara España. Me habría divertido viendo la cara de incredulidad de mis compatriotas. Y vosotros os lo habríais pasado bien bañando en cava a Juan Carlos Navarro y nombrando a Pau Gasol presidente de España.

Pero si bien es cierto que una victoria española hubiera resultado más entretenida, no habría sido lo más apropiado. El torneo de baloncesto de Londres 2012 terminó como debía: como el mejor equipo alistado de todos los tiempos —el norteamericano— ganando. Pero a duras penas.

Una de las cosas que me revientan, mirando la cobertura estadounidense de cualquier torneo internacional de baloncesto, es la tendencia de los analistas de referirse al baloncesto internacional con un tono condescendiente normalmente reservado para malos estudiantes y para los delincuentes convictos.

Esto, creo, es representativo de una actitud norteamericana hacia el mundo que, como tú ya sabrás a estas alturas, me hacer rechinar los dientes y plantearme escapar al extranjero.

Pero debo admitir que, en su arrogancia, esos analistas están en lo cierto. En los pasados 20 años, el baloncesto ha estado recluido a dos ámbitos: Estados Unidos y el resto del mundo.

El torneo de baloncesto terminó como debía: con el mejor equipo alistado de todos los tiempos ganando. A duras penas

Para los primeros 10 de esos años, EE UU fue el Coloso; el resto del mundo, Rodas. Entonces llegó el Campeonato del Mundo de 2002, y luego los Juegos de Atenas 2004, cuando los jugadores estadounidenses se dieron cuenta de que —de una manera dramática y repentina— el resto del mundo estaba cansado de las sombras. Los norteamericanos se tomaron los siguientes 10 años de manera mucho más seria. Se formaron comités, se buscó la continuidad, los mejores jugadores del país fueron convocados (avergonzados) para jugar.

El resultado: un retorno al dominio. Pero no el mismo tipo de dominio anterior. Porque mientras los americanos estaban perdiendo el tiempo con Allan Houston y Antonio McDyess, el resto del mundo estaba progresando. Grecia, Argentina, Lituania, Rusia: estaban todos cerca. Ninguna selección tan cerca como España, que plantó sus garras para llegar a ser el competidor más serio de EE UU en 2008. Y ahora, de nuevo, en 2012.

Cerca, pero no lo suficientemente cerca. Al final, los americanos vencieron. El partido. Los Juegos. Los pasados 10 años.

Los próximos 10 años del baloncesto serán diferentes; probablemente se producirá una caída de España y Argentina, puesto que todos esos programas fueron construidos alrededor de jugadores de una misma generación; quizá se dará el ascenso de China, Brasil o Rusia.

Por lo que respecta a los estadounidenses, ¿quién sabe? Hay quienes piensan que sería más conveniente enviar solo jugadores sub-23 a las grandes competiciones internacionales; podríamos no volver a ver a LeBron James bajo los colores rojo, blanco y azul. Es casi seguro que Kobe Bryant ha jugado su último partido olímpico.

Suceda lo que suceda, esta final olímpica ha demostrado que, pronto, los analistas americanos tendrán que utilizar la palabra internacional correctamente.

Pronto. Pero no por ahora.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_