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Entrenamientos en ‘la carretera de la muerte’

Los somalíes que participaron en Londres 2012 practican entre amenazas dentro de un estadio con pistas de tierra, tomado por los animales y con las paredes marcadas por la metralla

J. J. M.
Mohaned Hassan lidera un entrenamiento en Mogadiscio.
Mohaned Hassan lidera un entrenamiento en Mogadiscio.FEISAL OMAR (REUTERS)

Antes de que acabaran los Juegos de Londres 2012, Mohamed Hassan Mohamed, olímpico en los 1.500m, acometió una difícil tarea: convencer a los periodistas de que tanto él como su compañera Zamzam Mohamed Farah querían volver a Somalia. Argumentar que el estadio local, sin tartán, con pistas de arena pobladas por cabras y paredes zurcidas de metralla, seguiría siendo su campamento base. Decir que no habían pedido asilo político pese a las amenazas recibidas por participar en los Juegos.

“Me llegan muchas amenazas a través de Facebook y el teléfono”, le había contado antes a los medios ingleses Zamzam, la abanderada, mujer, especialista en los 400 metros y fiel observante del Corán, como refleja que compitiera en ayunas, como corresponde al Ramadán. “Mis padres también han recibido llamadas en las que se les decía que yo no era buena, y que una vez a mi vuelta se gestionaría mi situación”, añadió la atleta, que subsiste con lo que obtiene su madre de vender té por la calle. “A Mohamed le han dicho que hay una cruz [marcada] en su cabeza, y que cuando vuelva perderá la cabeza”.

Al-Shabab, asociada a Al-Qaeda, controla gran parte del centro y del sur de Somalia. Su pulso con las autoridades siembra de muertos el país, dificulta sobremanera los movimientos y pone en peligro la vida de, entre otros, los dos internacionales somalíes.

Este es su lastimoso día a día. Mohamed y Zamzam no tienen tartanes revolucionarios que impulsen su zancada y les lancen a marcas de valor mundial, sino pistas de tierra. Sus entrenadores trabajan con cronómetros rudimentarios. Su línea de meta se establece con un palo que surca la arena. Hay guardias con metralletas que custodian el estadio en el que se preparan. Algunos días, sobre todo en los años previos a Londres 2012, corrían por la carretera principal de Mogadiscio. Silbaban las balas. Surgían los controles. Se preparaban en un sitio al que denominaban con un nombre espeluznante, por servir de línea divisoria entre los grupos armados: la carretera de la muerte.

Zamzam Mohamed y Mohamed Hassan.
Zamzam Mohamed y Mohamed Hassan.ANDREW COWIE (AFP)

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Sobre la firma

J. J. M.
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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