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Falcao encumbra a un grandioso Atlético

El delantero revienta al Chelsea con un triplete y da al conjunto rojiblanco su cuarto título europeo en dos años

Jordi Quixano
Falcao celebra su tercer gol del partido.
Falcao celebra su tercer gol del partido.Claude Paris (AP)

Le vino grande al Chelsea Radamel Falcao, delantero que a mayor dificultad mejor responde. Le van las grandes citas, protagonista principal en las dos Ligas Europa que atesora, una con el Oporto y otra con el Atlético. No le importa el duelo ni el rival, sino su inspiración, su gazuza para descascarillar a los rivales, su puntería. Y le sobra de todo. Tanto que se las ingenió para afilar el juego vertical de sus compañeros, desligar su zurda y marcar tres goles, tres rugidos y una Supercopa de récord porque nunca antes un equipo había firmado cuatro goles en dicho partido. Gloria del Atlético; sonrojo del Chelsea.

CHELSEA, 1 - ATLÉTICO, 4

Chelsea: Cech; Ivanovic, Cahill, D. Luiz, A. Cole (Bertrand, m. 87); Ramires (Oscar, m. 46), O. Mikel; Lampard, Hazard, Mata (Sturridge, m. 82); y Fernando Torres. No utilizados: Turnbull; Oriol Romeu, Meireles; y Moses.

Atlético: Courtois; Juanfran, Miranda, Godín, Filipe Luis; Gabi, M. Suárez; Arda, Koke (Raúl García, m. 81), Adrián (C. Rodríguez, m. 56); y Falcao (Emre, m. 87). No utilizados: Asenjo; Silvio, Cata Díaz; y Diego Costa.

Goles: 0-1. M. 6. Falcao. 0-2. M. 19. Falcao. 0-3. M. 45. Falcao. 0-4. M. 60. Miranda. 1-4. M. 74. Cahill

Árbitro: Damir Skomina (Eslovenia). Amonestó a Ivanovic.

16.000 espectadores en el Estadio Luis II.

Al contrario que en otras muchas ocasiones, el Atlético decidió no presionar arriba, preocupado por negar la red de suministros a Fernando Torres, ponerle freno a los engarces Hazard y Mata, además de vigilar las incursiones de Cole. Pretendía el equipo de Simeone que el contrario no se acelerase, más peligroso en las idas y venidas, en los partidos frenéticos. Por lo que reculó el Atlético hasta la medular, argucia que consistía en dar carrete a unos zagueros rivales con serios problemas para darle una salida limpia al balón, desnortados porque apenas encontraron agujeros para conectar con la próxima línea. Corrían Lampard y Mikel sin recibir, se ofrecía Hazard sin éxito porque Mario le tiraba permanentemente el aliento en la nuca, y se presentaba como único candidato para tejer fútbol Mata, que se movió por todo el frente del ataque pero que no salió airoso de sus envites.

Fue un ejercicio defensivo tan intenso, tan eficaz, que desmadejó a los blues, sin argumentos ni juego, obcecados en llegar al área rival mediante el pase raso —así lo ratificó Di Matteo al poner a Óscar en el segundo acto— y no con balones directos. Justo lo que le encumbró en el curso pasado, lo que le dio el título de la Champions, validado también por un cerrojo imposible para cuantos adversarios le salieron al paso. Pero mezclar en campo adversario fue un elogio estéril para el fútbol; una pretensión a la que Falcao le extendió la cuenta, con tres goles y todo un recital.

La indefinición blue, en cualquier caso, agrandó al Atlético, hasta el punto de que cada ataque pareció el último, con esfuerzos titánicos de los medios para acompañar la jugada y remates definitivos de Falcao para resolver los entuertos. Remitido al contragolpe, aunque no le hizo ascos al balón en cuanto pudo, el equipo rojiblanco se expresó con un fútbol directo incontestable, con una voracidad inmune al desaliento, con unas bandas punzantes y un delantero universal. Resulta que el Tigre, que ya le hizo un triplete al Athletic en el duelo previo, no perdona. Con Koke más presente que nunca, puesto que quería el balón para darle forma a las jugadas, se inició un ataque que Filipe prolongó en la línea de fondo con un centro al segundo palo, donde llegó Falcao, que se tiró con todo para cazar al balón, escupido después por el larguero. No se rindió el ariete y a la siguiente jugada se llevó el premio. Fue Adrián el que le leyó el desmarque y le regaló un pase en profundidad, en tierra de nadie porque Cech, conforme con tener el larguero como techo, no salió del área. Y Falcao, que penaliza a la más mínima, le insinuó con la cintura lo contrario que hicieron los pies, por lo que picó el cuero con la zurda para cruzar el balón y estamparlo en el poste antes de que reposara en la red.

Al colombiano no le importa el duelo ni el rival, sino su hambre, su puntería

Sin respuesta del Chelsea, que en la Supercopa perdió la velocidad y los piropos, el Atlético insistió con éxito en su táctica. Fue en otra contra cuando le dieron el balón al Tigre en el área grande. Y, en un calco de lo que ocurriera en la final de la Liga Europa, el ariete se revolvió y envió con la zurda el cuero teledirigido a la escuadra. Otra obra para el museo, el segundo gol de la noche. Poco, sin embargo, para su avidez, reflejada antes de alcanzar el entreacto. Arda recorrió la banda tras un córner rival y le dio un caramelo a Falcao en el palo opuesto. Chut, gol y Falcao. Demasiado. Cuarto título europeo rojiblanco en dos años.

Palmarés internacional del Atlético

  • 1 Copa Intercontinental 1973-1974
  • 2 Supercopa de Europa 2010-2011 y 2012-2013
  • 1 Recopa de Europa 1961-1962
  • 2 Liga Europa 2009-2010 y 2011-2012

Decidido el vencedor, el Chelsea no se destensó, quizá porque entendió que la goleada de la hinchada rival y del propio Atlético era excesiva. Por lo que a falta de toque y huecos, tiró de un saque de esquina para que Cahill recogiera un rechazo e hiciera diana. Poca cosa para este Atlético, que antes ya le había puesto la guinda al duelo con otra red, también en una jugada de estrategia, también tras un barullo resuelto por Mario y definido por Miranda. Fue un triunfo del Atlético, que logra su segunda Supercopa tras la ganada al Inter hace dos cursos, y fue, sobre todo, la noche de una bestia del fútbol, de Falcao.

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