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“¡Saca al Mágico!”

David Vidal y Juan José recuerdan al genial delantero salvadoreño a los 30 años de su estreno en la Liga

Mágico Gonzalez, durante un partido con el Cádiz.Vídeo: Pablo Julia
Rafael Pineda

“¡Gallego, saca al Mágico!’, me decían desde la grada. Y Jorge no estaba ni en el banquillo. No lo convocaba porque no se entrenaba en toda la semana y se presentaba el sábado para ir a jugar. Qué figura”, recuerda David Vidal, el técnico que tuvo que lidiar durante nueve temporadas en el Cádiz con uno de los futbolistas más especiales que ha jugado en la Liga española. Ahora se acaban de cumplir 30 años del estreno del salvadoreño en la Liga. Fue en un duelo de Segunda División, en septiembre de 1982. El Cádiz lo acababa de fichar después del Mundial de España, torneo para el que El Salvador se había clasificado de forma histórica. Jorge Alberto González Barillas (San Salvador, 54 años) disputó los tres partidos que jugó su selección en la cita mundialista. En su país era ya un ídolo.

Tengo una tontería en el coco: no me gusta tomarme el fútbol como un trabajo" 'Mágico' González

“Yo era segundo entrenador y el secretario técnico, Camilo Liz Salgado, me dijo que qué me parecía el melenas de El Salvador. Le dije que era buenísimo. Lo fichamos”, recuerda Vidal. El cinco de septiembre de 1982 debutaba en un Cádiz-Murcia de Segunda División después de que el Cádiz pagara siete millones de pesetas al FAS, su equipo en El Salvador. Desde ese día, el Mago González pasó a ser el Mágico. “Fumaba y bebía, pero yo no me metía en su vida. Era un infeliz, un incauto, pero también una buena persona, nunca alzaba la voz. Lo que pasa es que de 30 días que tenía el mes se entrenaba 15. De repente, se pasaba ocho días sin pasarse por los entrenamientos. Cuando llegaba, le preguntaba dónde se había metido. Me decía que había tenido muchas cosas que hacer y que no podía entrenarse”, aclara Vidal, quien dirigió a Mágico desde 1982 a 1990, tres años como primer entrenador del Cádiz y cinco como segundo. “Al año de su llegada logramos el ascenso. Su técnica era impresionante, así como su regate y su disparo. Le recuerdo goles memorables al Barcelona, al Racing, al Valencia, pero…”, comenta Vidal, “no se cuidaba, lo íbamos a buscar y se escondía. Llevaba dos años sin ver a los padres y nos los trajimos desde El Salvador. Pasaron dos semanas y le dije que por qué no iba a verlos. Me contestó que no tenía tiempo. Ese día casi le meto mano”, sigue Vidal.

Todas las mañanas, un empleado del Cádiz lo buscaba para despertarlo y obligarlo a ir a entrenarse después de sus continuas juergas nocturnas. “Después de no entrenarse en toda la semana, se presentó el sábado y yo ya tenía el equipo hecho. Por supuesto no lo convoqué. Me esperó tras el entrenamiento. Me dijo que no tenía ni idea de fútbol y para demostrarlo se sacó un paquete de Winston y le dio como 15 pataditas sin dejarlo caer al suelo. ‘Ahí te quedas’, me dijo, y se fue. ¡Qué podía hacer yo! Era un ídolo para la afición”, rememora Vidal, una auténtica catarata a la hora de contar anécdotas de El Mágico. “Siempre llevaba mucho dinero en los bolsillos. Llegaba un crío y le daba 500 pesetas. Invitaba en los bares. Yo le decía que tenía que cuidar más el dinero y que debía pensar en el futuro. Me respondía que no me preocupara porque tenía ya pensado qué iba a hacer al abandonar el fútbol: sería conductor de autobuses en San Salvador. Y lo decía muy en serio. Era talento puro, con una técnica depurada, pero el fútbol también es estrategia, técnica, preparación física. Él solo quería jugar en ataque, regatear y tirar a gol”.

“He jugado al lado de internacionales y las cosas que le he visto al Mágico no se las he visto a nadie. Maradona llegó a decir que el Mágico era mejor técnicamente que él porque le daba con las dos piernas”, afirma Juan José, lateral internacional del Cádiz y del Real Madrid.

No se cuidaba, lo íbamos a buscar y se escondía" David Vidal

Mágico González jugó ocho temporadas y media en el Cádiz, más media en el Valladolid, donde nunca fue dos días seguidos a los entrenamientos. Y eso que el conjunto castellano le puso un psicólogo y un acupuntor a su servicio. En la temporada 83-84 logró su mejor registro goleador, al hacer 14 goles, pero el Cádiz se fue a Segunda. Desde 1985 hasta 1991 sí estuvo con el conjunto andaluz de forma ininterrumpida en la máxima categoría. En ese Cádiz que lo idolatró hasta límites cercanos al paroxismo y en donde vivió también algún que otro turbio asunto, como cuando fue objeto de juicio por una violación.

En 1984, en una entrevista al Diario de Cádiz, Mágico se expresaba en toda su dimensión: “Sé que soy un irresponsable y un mal profesional, y puede que esté desaprovechando la oportunidad de mi vida. Lo sé, pero tengo una tontería en el coco: no me gusta tomarme el fútbol como un trabajo. Si lo hiciera no sería yo. Sólo juego por divertirme”.

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