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Cisma total en la sincronizada

El presidente de la federación no aclara el despido de Anna Tarrés y se desmarca de las acusaciones contra ella Las nadadoras de élite la defienden

Ana Montero, Esther Jauma, Anna Vives y Gemma Mengual, en Barcelona
Ana Montero, Esther Jauma, Anna Vives y Gemma Mengual, en BarcelonaGIANLUCA BATTISTA

El equipo español de natación sincronizada, esa obra majestuosa que hace solo un decenio parecía improbable, se hunde en un remolino cada vez más sucio desde que el pasado 6 de septiembre el presidente de la federación, Fernando Carpena, resolvió despedir a la seleccionadora Anna Tarrés, la mujer que dirigió el proyecto desde su fundación, en 1992. La decisión puso fin a la carrera de la entrenadora más importante de la historia de la natación en España, pero hasta ayer el presidente no resolvió desvelar los motivos. En su comparecencia, programada en el CAR de San Cugat para presentar al nuevo equipo técnico, Carpena se mostró superficial y evasivo. Casi indiferente a pesar del estruendo generado por la aparición pública, la noche anterior, de una carta firmada por 15 exnadadoras que denuncian presuntos tratos vejatorios de Tarrés. La carta abierta advierte de que su finalidad es aclarar a la propia Tarrés los motivos de su despido: “Ahora llegó el momento de explicárselo”. 

La pretendida explicación consiste en detalles difamatorios, más o menos morbosos, supuestos exabruptos de la seleccionadora en su mayoría. La firman Paola Tirados, Cristina Violán, Ana Violán, Carla Violán, Laura López, Eva Zhdanova, Neus Seguí, Laia, Jordina Pallarols, Julia Casals Martínez, Itziar Aspe Lima, Lara Oyonarte da Rocha, Itahisa Robaina Dávila y dos nadadoras anónimas. Todas se retiraron entre 2003 y 2009. Este periódico intentó sin resultado ponerse en contacto con Paola Tirados y Cristina Violán. En su escrito no revelan por qué tardaron tantos años en denunciar hechos que consideran tan graves.

La actual capitana de la selección, Andrea Fuentes, salió al paso del escándalo aprovechando el acto de San Cugat para señalar que solo Paola Tirados, Cristina Violán y Laura López conocían a Tarrés. Las demás firmantes de la carta en la que se desacredita a la técnica eran nadadoras de segunda fila que practicaban el deporte fuera del equipo nacional. El gerente de la federación hasta 2008, Jesús González, mostró su asombro: “Diez de las nadadoras que firman esa carta son auténticas desconocidas. Nunca estuvieron bajo la dependencia de la federación. Nunca fueron seleccionadas para integrar el equipo nacional como dicen”.

Tan solo tres de las 15 firmantes de las denuncias se entrenaron con Tarrés

Lejos de limpiar la reputación de la entrenadora y del deporte que representa, Carpena extendió sospechas. “Vamos a ser cautelosos y respetuosos hacia aquello que afecta al ámbito privado de las personas”, declaró cuando le pidieron su opinión sobre la carta. El ámbito privado del que habló Carpena no es tal. La federación se nutre principalmente con los impuestos de los ciudadanos. El presupuesto de 2011 incluyó más de cuatro millones de euros de subvenciones del Estado. “En el seno del ámbito empresarial, las cosas se resuelven dentro”, insistió Carpena.

El presidente presentó a su nuevo equipo técnico, liderado por Ana Montero como directora, Esther Jaumà como nueva seleccionadora, Anna Vives como responsable de la cantera, y Gemma Mengual como asesora artística. Las cuatro se formaron nadando a las órdenes de Tarrés. La más célebre, Mengual, se posicionó contra la carta: “Yo he tenido una buena relación profesional y personal con Anna. Todos estos temas no tienen nada que ver con mi historia”.

Para justificar el cambio, Carpena adujo razones políticas que, aparentemente, hicieron referencia al componente principalmente catalán del grupo hasta ahora. “Queremos expandir e integrar”, declaró Carpena; “el equipo nacional debe ser un elemento clave, pero el resto de equipos también. Que el resto de España se sienta partícipe. Pretendemos otro concepto, más plural”.

Fuentes de la federación señalan que Carpena nunca perdonó a Tarrés por no respaldar abiertamente su candidatura durante las últimas elecciones federativas, que ganó ampliamente. El dirigente se mostró difuso sobre la destitución: “No obedece a una razón puntual concreta, sino que es un cúmulo de razones. A lo mejor es que los perfiles de las personas que había no encajaban en mi proyecto, que es el mío. Es una pista, pero no quiero dar pistas”.

Carpena se dirigió a las integrantes del equipo nacional, ganadoras de dos medallas olímpicas en Londres. “Se ha tomado una decisión y la comprendéis. Os pido que la compartáis”, solicitó a las chicas, sentadas frente a él; “enterremos cosas o... no. Cada uno que haga lo que quiera. Lo importante es el equipo”.

Carpena afirmó haber tenido conocimiento de la carta difamatoria el lunes “a las doce de la noche” y negó cualquier responsabilidad. “Yo no lo doy como cierto”, añadió, “pero tampoco quiero entrar en la polémica de si es cierto o no. Lo que hacéis es prejuzgar que yo conozco lo que pasó. Y yo no sé si esto va a acabar en los juzgados. Debo ser muy cauto”.

Anna Tarrés, que estudia acudir a la Justicia para restaurar su honor, prefirió no pronunciarse.

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